Los exámenes son un tema que crean controversia tanto entre estudiantes como entre profesores. Para unos son una pesadilla causante de un estrés innecesario y para otros una manera de evaluar de forma imparcial los conocimientos adquiridos durante el aprendizaje de diferentes temas por los estudiantes.
Es necesario dejar claro que lo más importante en la educación no son los exámenes, sino la educación en sí misma. El objetivo siempre es aprender y si se aprende los exámenes se convierten en un trámite secundario, por el que hay que pasar, es cierto, pero si el proceso de aprendizaje es correcto los exámenes no suponen ninguna dificultad para los estudiantes.
Al pensar en los exámenes, en su preparación y en la educación no debemos confundir nunca el proceso con la meta. El objetivo de la educación es que las personas sean pensantes y reflexivas, que se esfuercen por lograr la excelencia en todo momento. Este objetivo se evalúa con los exámenes, por este motivo deben realizarse después de un proceso educativo. Es decir, para una educación adecuada, primero es importante recibir una enseñanza completa y después realizar los exámenes para asentar los conocimientos adquiridos.
La verdad es que los exámenes no sólo son inevitables, sino que también tienen una gran variedad de propósitos, como vamos a ver.
Razones por las que los exámenes son buenos para ti
Los exámenes te dan una razón por la que luchar
Por muy catastrófico que suene, lo cierto es que si no hubiera exámenes pocos estudiantes se esforzarían en aprender. Todo el mundo necesitamos objetivos que nos hagan apuntar a lo más alto, a trabajar más y a soñar a lo grande. Los exámenes nos ayudan a frenar nuestro instinto natural a la procrastinación, es decir, a posponer las cosas indefinidamente. Los exámenes nos proporcionan unos plazos inamovibles que nos ayudarán a desarrollar nuestras capacidades organizativas para cumplir los objetivos marcados por el sistema educativo, en este caso.
Los exámenes ponen a prueba tu comprensión de un tema
La mayoría de alumnos piensan que para aprobar un examen es suficiente con memorizar datos, fechas y cifras, y soltarlo todo en el examen para olvidarlo inmediatamente después. Pero la verdad es que hay que tener una cierta comprensión del tema para poder escribir un ensayo convincente y bien estructurado bajo presión. Por tanto, aunque se tenga la sensación de que no se aprende, en realidad durante el proceso de aprendizaje y preparación de un examen se han adquirido conocimientos y éstos permanecerán en nuestra mente.
Los exámenes estimulan tu cerebro
Tenemos tan interiorizado el concepto de "examen" que la misma palabra hace que las neuronas de nuestro cerebro se activen. Conocer una fecha límite o la fecha misma del examen proporciona un incentivo para que la mente absorba más información y de una manera más eficaz, es decir, a un ritmo más rápido de lo normal.
Los exámenes te enseñan a gestionar el tiempo
La planificación para la temporada de exámenes es crucial y requiere de la creación de un horario estricto que establezca periodos de tiempo que garanticen el estudio exhaustivo de cada tema. Sin duda, esta gestión del tiempo será un recurso que utilizaremos durante toda nuestra vida, tanto en el ámbito profesional como personal.
Los exámenes te enseñan a manejar el estrés
Saber que los resultados dependen de la capacidad para desenvolverse bajo presión es suficiente para hacer que la mayoría de los estudiantes se desesperen. Los alumnos comienzan a comprender que la vida es difícil gracias a los exámenes, y aprender a superar esta ansiedad generada por las pruebas académicas y obtener buenas notas como recompensa de ese esfuerzo es una habilidad esencial para tener éxito en la vida.
Los exámenes te enseñan a expresar pensamientos de manera coherente
Poder escribir de manera clara y concisa es esencial si se quiere sobresalir en el mundo en el que vivimos. Las limitaciones de tiempo nos obligan a ordenar rápidamente nuestros pensamientos y a plasmarlos en el papel de una manera lógica.
Los exámenes te dan la oportunidad de brillar
En vez de pensar en los exámenes como un trámite molesto y negativo, intenta cambiar tu perspectiva para verlos como lo que son realmente: una plataforma para destacar. Ten en cuenta que si has trabajado duro durante el curso no tienes ningún motivo para dudar de tus buenos resultados, así que disfruta de tu proceso de aprendizaje y haz el mejor examen que puedas porque sin duda ese camino te será muy útil para conseguir un futuro de éxito.