Sobre la lactancia materna existen infinidad de mitos y falsas creencias, que poco o nada tienen que ver con lo que es la realidad. Afirmaciones sin base que incluso pueden llegar a afectar a futuras madres, que pueden llegar a sentir que no serán capaces de amamantar a sus hijos. En otros muchos casos, estas falsas creencias provocan la interrupción prematura de la lactancia materna, lo que, sin duda, resulta realmente negativo para el bebé.
Por este motivo, queremos derribar alguna de esas falsas creencias sobre la lactancia materna.
1. El tamaño del pecho o la forma del pezón, condicionan la lactancia materna
Muchas personas creen (erróneamente) que las mujeres que tienen en pecho grande, son las que más facilidad tienen para amamantar a sus bebés. Por el contrario, las mujeres que tienen poco pecho o las que tienen el pezón invertido, tendrán muy complicado poder alimentar a sus hijos con leche materna.
Este mito es completamente falso, además de hiriente tanto para las mujeres de mucho pecho, como para las que tienen poco. Cualquier mujer está preparada naturalmente para alimentar a sus hijos. La producción de leche materna no tiene nada que ver con el tamaño del pecho, por lo tanto, todos los cuerpos femeninos están (en principio) perfectamente preparados para alimentar a sus crías.
Es decir, todas las mujeres poseen glándulas mamarias dotadas por naturaleza para producir leche, además de las hormonas que intervienen en dicha producción. Por lo tanto, no te preocupes por el tamaño o forma de tu pecho, ya que tu fisionomía no tiene porqué impedir que alimentes a tu bebé.
2. La cesárea es incompatible con la lactancia
Las mujeres que se tienen que someter a una cesárea, necesitan un tiempo de recuperación mayor que las mujeres que tienen un parto natural, algo lógico ya que se trata de una intervención quirúrgica. Sin embargo, esto no supone ningún impedimento para establecer una lactancia materna exitosa.
Hoy en día, la mayoría de hospitales fomentan el, piel con piel, siempre que no existan riesgos ni para el bebé ni para la madre. Por lo que es posible que se establezca la lactancia durante las primeras horas del nacimiento. No obstante, es fundamental la constancia, la paciencia y respetar la demanda. Independientemente de que el bebé pueda colocarse al pecho nada más nacer, o pasadas unas horas e incluso días.
Por lo tanto, las madres que pasan por una cesárea, también pueden lograr establecer una lactancia materna exitosa.
3. La lactancia debe regularse con un horario
En ningún caso el alimento del recién nacido debe regularse, ni con horarios, ni con tiempos, ni de ninguna manera. La lactancia materna debe ser a demanda, es decir, el bebé reclamará su alimento siempre que lo necesite, ya sea cada 5 minutos o cada 2 horas. Esta es la única manera de asegurarte de que tu bebé está bien alimentado, ya que cada pequeño tiene unas necesidades nutricionales diferentes.
Tampoco debes olvidar que además de ser su alimento, el bebé encuentra en el pecho la tranquilidad, la seguridad y el confort que necesita. El pecho no es solo una fuente de leche, sino el lugar donde tu hijo más seguro y a gusto se encuentra. Por lo tanto, cada vez que llore, colócate a tu bebé al pecho y él mismo podrá satisfacer sus necesidades.
4. Debes comer el más para producir más leche
Ni debes comer más, ni debes aumentar el consumo de ningún alimento en concreto como la leche. Cualquier madre que esté alimentando a su bebé, debe llevar una dieta sana, variada y equilibrada. El organismo tiene sus propios mecanismos para producir la leche que el bebé necesita, que además es tan inteligente, que va cambiando la composición del alimento a medida que cambian las necesidades nutricionales del bebé.
Alimentarte bien es fundamental para que tu cuerpo pueda producir la leche que tu bebé necesita, así que solo tienes que asegurarte de tomar alimentos ricos en vitaminas, fibras, minerales y nutrientes de todos los grupos. Lo que si debes tomar en cantidad es agua, ya que es el elemento clave para la producción de leche.
También debes tener cuidado con algunos alimentos que pueden producir gases y otros problemas al bebé. Evita tomar en exceso alimentos como el ajo, el brócoli o legumbres que suelen ser causantes de exceso de gases, ya que pueden afectar también al recién nacido. Elimina de tu dieta las bebidas gaseosas y excitantes, como el café, los refrescos, el té o el chocolate, porque pueden producir irritabilidad en tu bebé.
5. Si tomas medicamentos debes suspender la lactancia materna
Esto no es tan rotundo como parece, es decir, depende del medicamento que debas tomar. Algunos fármacos son completamente inofensivos para el bebé, porque el porcentaje que se transmite a la leche materna es tan ínfimo que apenas puede dañar al pequeño. No obstante, antes de tomar cualquier medicamento, debes hablar con tu médico para asegurarte de que es compatible con la lactancia materna. Aunque se trate de un medicamento a base de elementos naturales.
Recuerda que la lactancia materna es el mejor alimento existente para tu bebé, no dejes que falsas creencias te arruinen este momento tan especial.