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Las fases del duelo en niños
Las fases del duelo en niños

PERDER A UN SER QUERIDO

Las fases del duelo en niños

La muerte no es gestionada de la misma manera cuando somos adultos o si somos niños, y dependiendo de su edad pasará por diferentes fases de duelo.

La muerte de un ser querido siempre es duro para todos, tanto para niños como para adultos. Para superar este doloroso episodio pasamos por el duelo. ¿Qué es? El duelo es un proceso psicológico de separación que vive una persona cuando se muere un ser querido hasta su recuperación. Durante este proceso vamos pasando por una serie de fases en las que poco a poco iremos explorando nuestras emociones hasta que nos sintamos de nuevo bien.

Los niños viven el duelo de una manera distinta a los adultos, lo que puede llegar a confundir a veces a sus cuidadores. Por eso, para ayudar a un niño que ha sufrido una pérdida primero tenemos que conocer como los niños viven la muerte en función de su edad porque la reacción que tenga dependerá del momento evolutivo en el que suceda.

1. En la primera infancia

Entre los 1-3 años los niños que quedan huérfanos son conscientes de que su figura de apego ya no se encuentra. Si son bebés llorarán continuamente ante la ausencia de la madre, cuando queden en manos de desconocidos. serán difíciles de consolar y estarán en continua vigilancia por si hubiese algún detalle que les indicase donde está su madre o padre.

Antes de los 3 años de edad los niños no comprenden el concepto de muerte pero son conscientes de que no se encuentra el ser querido, lo vivencian como un abandono por parte de esa persona y su seguridad puede llegar a estar amenazada.

El desarrollo del duelo depende de la edad que tenga el niño o niñaEl desarrollo del duelo depende de la edad que tenga el niño o niña

2. De 4 a 7 años de edad

En esta fase evolutiva el niño huérfano empieza a comprender el concepto de muerte pero desde una perspectiva más "mágica", de manera que piensan que la muerte tiene un punto reversible, que de alguna manera podrán ver a esa persona de nuevo, por ejemplo, en forma de ángel. Las emociones más típicas que suelen mostrar son:

- Confusión y perplejidad: es común que pregunten dónde está el ser querido o cuándo viene.

- Conductas regresivas: si el niño no ha quedado huérfano completamente se apegarán al otro cuidador.

Volverán comportamientos que tendrían que haber sido ya superados, por ejemplo, pueden volver a hacerse pis en la cama, chuparse el dedo o volverse muy dependientes.

- Alternan entre la indiferencia y la rabia: a veces puede parecer que la muerte no les ha afectado, cosa que preocupa enormemente a los adultos. Pueden hacer preguntas poco adecuadas o sin venir al cuento y después estar mucho tiempo sin mencionar nada sobre el tema, también intercalan momentos en los que expresan su rabia golpeando objetos o personas, con irritabilidad, llantos, con pesadillas recurrentes, portándose mal, con travesuras... Lo mejor es que le dejéis expresar la ira con mucha actividad física, mediante el deporte o pegando cojines por ejemplo.

- Tomar al padre superviviente como modelo. A partir de la muerte de la otra persona el superviviente pasa a ser el principal referente del niño. Quiere decir que cualquier cosa que diga o haga será potencialmente imitada por el niño. Es vital entonces que los niños vean que expresar el dolor y la tristeza no es malo, si no todo lo contrario, eso si, tiene que ver que la expresamos de una forma sana, no mediante comportamientos violentos. Lo peor que puede aquí hacer el adulto es "congelar" sus sentimientos dejándolos para la soledad. Está bien mostrarse fuerte, pero no es incompatible con expresar las emociones. Si lo hacemos nuestro hijo nos percibirá como una persona más cercana y aprenderá que expresar las emociones es bueno y sano. Incluso le estaremos animando a que ellos hagan lo mismo y hablen del tema con nosotros, es una forma que tendremos de ayudarle a sobrellevar la pérdida. Si nos reprimimos el niño tenderá hacerlo en el futuro, llevándolo a un gran sufrimiento interno.

- Aparecen nuevos lazos afectivos. El niño huérfano de un padre o dos establecerá de nuevo y poco a poco nuevos lazos con otros adultos, seguramente buscarán persona que se parezcan a sus progenitores. Sin embargo, a veces podemos encontrárnoslos buscando de nuevo al ser amado por casa o hablando con él, como si fuese un amigo imaginario. Es normal y tenemos que darle tiempo. Podemos ayudarle dándole un objeto que hubiese pertenecido a esa persona, como un anillo o colgante, a modo de que el niño sienta qeu aun tiene un vínculo con esa persona.

3. De 7 hasta los 10 años

A esas edades los niños empiezan a comprender el verdadero significado de la muerte. Empiezan a distinguir la fantasía de la realidad y pueden comprender que la muerte es irreversible, por ello, los síntomas que viven pueden ser peores:

No debemos esconder la verdad sobre la muerte a los niñosNo debemos esconder la verdad sobre la muerte a los niños

- Sentimientos de culpabilidad. A menudo los niños a partir de los 8 años pueden pensar que sn culpables de la muerte de sus padres, comentarios del estilo: "me vas a matar de un disgusto" pueden hacer que los niños se replanteen si no habrán tenido algo que ver ellos.

- Negar la muerte. Otras veces los niños pueden mostrarse indiferentes, como que no les ha afectado la muerte de la persona. Pueden seguir jugando como si nada hubiese pasado. Los otros adultos no les hará gracia este comportamiento y pueden enfadarse, sin embargo, deben de recordar que la negación solo es un reflejo del gran dolor que están sufriendo y no se lo pueden tomar a lo personal. Lo ideal sería hablar con ellos y decirles algo así como: "Eres muy valiente y te admiro mucho, es normal que no te guste mostrar tu tristeza a todos, y que quieras estar a solas, pero quiero que sepas que pase lo que pase puedes contarme que tal te encuentras, para que te sientas mejor."

- Representan el rol del muerto. Es común en niños pre y púberes que empiecen a desempeñar el rol de la persona que ha muerto. Por ejemplo, un caso típico es cuando muere la madre de una púber y esta empieza a desesmpeñar las tareas qeu antes realizaba su progenitora (tareas de casa, cuidar más a sus hermanos pequeños, etc). Es como una forma de perpetuar su presencia.

Apoyo emocional

La mejor manera de ayudar a un niño en plena fase del duelo es ser honesto y hablar con ellos de la muerte, sin disfrazarla y con franqueza, cuanto antes mejor. Nunca debemos retrasar la noticia deliberadamente, solo le haremos sufrir más y sentirá que no puede confiar en nosotros porque ya le hemos estado mintiendo anteriormente. Por otro lado, debes mantenerte siempre a su lado, preparado para darle apoyo emocional en cuanto lo necesite. Déjale claro que estarás a su lado para cuando quiera hablar y expresar sus sentimientos, que eso le va a aliviar, pero no lo presiones. Por último, deja que participe en la ceremonia y el ritual, le ayudará a despedirse de la persona querida y ser consciente de su muerte.

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