Los niños viven en auténtica y plena felicidad cada día, peor cuando crecen parece que la felicidad en lugar de un camino se convierte en una meta... y aquí comienzan todos los problemas. Los hijos jóvenes comienzan a darse cuenta que la vida les exige muchas cosas y recuerdan con anhelo cuando no tenían preocupaciones... pero no es bueno centrarse en esos sentimientos. Es posible que hayan olvidado que es un momento confuso de autodescubrimiento y de asumir riesgos.
¿Por qué la felicidad no puede ser una meta?
La felicidad es fácil de lograr si una persona simplemente elige no preocuparse demasiado por las cosas... dejar que fluyan las cosas. Pero los adultos jóvenes están preocupados y con razón. Se están adaptando a su independencia, tratando de hacer nuevos amigos y prosperar académicamente. Tienen que elegir una especialización y, finalmente, encontrar un trabajo. En lugar de sentirse felices y emocionados, pueden sentirse abrumados y estresados todo el tiempo.
Los padres de hoy tienden a enfatizar demasiado la "felicidad" sin ayudar a sus hijos a entender lo que significa ser feliz. Antes de los años 60 y 70, nadie dijo que la felicidad era una prioridad máxima. En cambio, los padres dirían que lo que querían para sus hijos adultos jóvenes era independencia, seguridad económica, un trabajo que les guste y una buena familia.
En la actualidad, si le preguntas a un padre qué quiere para sus hijos, lo más habitual es que te respondan que quieren que sean felices. ¿Pero qué significa ser feliz? Nadie está feliz todo el tiempo. La felicidad va y viene. Para entender la felicidad, a veces tienes que ser infeliz y experimentar la decepción. Así es como enseñas resiliencia. Aprendes que puedes estar infeliz o decepcionado pero que con el tiempo volverás a ser feliz de nuevo.
Felicidad comparativa
Las redes sociales añaden otra capa de presión a los adultos jóvenes. Ven a sus amigos publicando increíbles fotos y narraciones sobre su experiencia y sus vivencias diarias. Los adultos jóvenes pueden comparar sus vidas con sus compañeros y pensar: "Todos los demás se están divirtiendo mucho más que yo", "sus vidas son mucho más interesantes que la mía". Las redes sociales han creado nuevas oportunidades para que los adultos jóvenes comparen sus vidas con las de otras personas. No solo saben a dónde va todo el mundo, lo ven en las fotos y saben inmediatamente si no han sido incluidos... algo que también les puede hacer sentir mal.
El impacto de las redes sociales en los adultos jóvenes puede distraer, deprimir y producir ansiedad. Es posible que algunos adultos jóvenes prefieran quedarse en pijamas en su habitación del dormitorio en lugar de ir a fiestas y verse envueltos en interacciones sociales estresantes... y también es aceptable.
La preocupación de los padres por sus hijos jóvenes
Quizá los padres se preocupen demasiado por sus hijos adultos jóvenes porque quieren que tengan una vida buena. Aunque estar todo el tiempo preocupado por los hijos agota y no es beneficioso ni para los padres ni para los hijos.
Es importante que los padres separen su propia felicidad de la felicidad de sus hijos. Los adultos jóvenes necesitan tener la oportunidad de vivir sus propias vidas, encontrar sus propios caminos y trabajar a través de sus propias luchas.
Ayudando a los jóvenes adultos a adaptarse
Los padres no pueden evitar querer que su hijo sea feliz y, a la inversa, se sienten terribles si piensan que su hijo está sufriendo. Pero solo porque un adulto joven esté pasando por un momento difícil o no esté contento con su experiencia presente, no significa que esté sufriendo. Lo opuesto a la felicidad es la miseria o la desesperación, no es la decepción.
Los padres necesitan darle a sus hijos la oportunidad de calmarse y resolver los problemas por sí mismos en lugar de saltar para arreglar las cosas, porque esto no les ayudará en nada. Mantén la comunicación abierta siempre con tus hijos y ayúdales a pensar en las soluciones en lugar de en los problemas. Recuérdales que está bien estar triste o frustrado a veces, incluso enfadado. recuérdales que lo que ven en redes sociales no es la realidad de lo que sucede... todos tenemos momentos tristes en la vida.