Como padre o madre, es necesario que en la crianza ayudes a tus hijos a pensar de forma positiva sobre la competencia o la competitividad. Una competencia saludable ayudará a tus hijos a prepararse para la vida, por lo que es importante que no ese convierta en algo tóxico si no más bien todo lo contrario.
La competencia saludable
Una competencia saludable ayuda a los niños a ver que la competencia no se trata solo de ganar y perder. Tienes que asegurarte de que tus hijos sepan que la competencia se trata realmente de establecer una meta y luego cumplirla. En otras palabras, en lugar de centrarte en ganar, deberás concentrarte en lo que él tiene sobre el control, como mejorar en su rendimiento en un deporte que le guste. Al final de la competencia, importará menos el resultado general y, en cambio, si logró o no lo que se propuso hacer.
Es importante que los padres estén a su lado para apoyar a los hijos a través de los desafíos. También debe reforzar regularmente el mensaje de que está bien perder siempre que estén trabajando duro, poniendo todo su empeño y aprendiendo de la experiencia. De hecho, algunos entrenadores indican que la mayor lección que los niños aprenderán de la competencia es que el mayor competidor son ellos mismos. En otras palabras, los niños no solo necesitan aprender a creer en sí mismos y en sus habilidades, sino que también deben descubrir que su identidad no está ligada a ganar o perder, si no en sus propios esfuerzos.
Aquí hay algunas estrategias para sacar el máximo provecho de las situaciones competitivas.
Reconocer diferentes tipos de objetivos
Claramente, hay algunas situaciones competitivas donde el objetivo principal es ganar. Si bien esto está bien en algunas situaciones, también hay un perdedor. Si ganar es el único objetivo en el que se enfoca un niño, está obligado a crear un ambiente tóxico.
Recuerda, nadie tiene control sobre el resultado de un juego. Como resultado, es mejor que los niños tengan otros objetivos además de ganar, como un objetivo basado en el desempeño personal. Tal vez aún pierdan el juego, pero verán que su nivel de habilidad mejora de alguna manera.
Promover rasgos personales en lugar de resultados
Ya sea que estén practicando un deporte, bailando o en un concurso de ciencias, habrá momentos en la vida de un niño en los que deben competir con los demás. En estas situaciones, retira el enfoque de ganar y, en cambio, concéntrate en las cosas que sí se pueden controlar, como su esfuerzo. Luego, independientemente del resultado, ayuda a tus hijos a ver lo que hicieron bien.
El fracaso es parto del éxito
Por extraño que parezca al principio, permitir que un niño falle es uno de los aspectos más importantes de la competencia. Cuando a un niño se le permite fallar, descubren que pueden recuperarse de eso, aprender de ello y seguir adelante. Fallar, o perder una competencia, no tiene que definirlos como personas... es aprendizaje.
Desafortunadamente, muchos niños de hoy tienen miedo al fracaso. Tal vez temen que otros los acosen o se burlen de ellos, o quizás teman decepcionar a sus padres. Cualquiera que sea la razón, el miedo puede evitar que los niños prueben cosas que son difíciles. Cuando esto sucede, esto puede reducir sus oportunidades de crecimiento, así como las oportunidades de éxito.
Una cosa que los padres pueden hacer es compartir sus experiencias con el fracaso y lo que aprendieron de esas experiencias. El objetivo es permitir que los niños tengan la oportunidad de experimentar un fracaso y aprender de él. De esta manera, cuando experimentan desafíos o fallas, simplemente lo verán como una forma de vida y podrán seguir adelante de una manera saludable.