La placenta es absolutamente necesaria para crear vida en el embarazo. La placenta proporciona los nutrientes y el oxígeno necesario a tu bebé para que se desarrolle sano y fuerte. Una vez que el bebé nace, la placenta se expulsa del cuerpo porque no la necesitarás más. La placenta es el único órgano desechable y cuando no se necesita, se deshecha.
Una vez que termina el embarazo, éste órgano vital para tu bebé ya no es necesario. En la gran mayoría de ocasiones, la placenta se deshecha después del examen de la placenta. Aunque cada vez son más las mujeres que escogen hacer cosas con sus placentas porque es un órgano que ha ayudado a dar vida a su bebé y tiene un valor simbólico especial para muchas mujeres.
Qué hacer con la placenta
Algunas de las cosas que se suelen hacer con la placenta después del parto son las siguientes que te comentamos.
Estampar la placenta
Se basa en hacer estampados con la placenta y puede quedar bastante bonito. Se puede hacer con más o menos detalles, dependiendo del resultado que quieras conseguir. Puedes utilizar un papel normal o incluso plasmarlo en un lienzo.
Escoger la tinta es importante. Algunas familias quieren hacerlo de forma natural y que la propia sangre sea la tinta. Hay quienes utilizan bayas trituradas, aunque si quieres desechar la placenta una vez que acabes el proyecto de arte, entonces puedes usar pintura o tinta.
Plantar un árbol
Si quieres celebrar el nacimiento de tu bebé de una forma especial, puedes hacerlo plantando un árbol. La placenta es un fertilizante increíblemente fuerte gracias a todos los nutrientes que guarda en su interior. Lo ideal es plantar la placenta y darle tiempo para que se descomponga. Esto puede tardar como un año. Después, pasado este tipo ya puedes plantar tu árbol. Recuerda no plantar el árbol de inmediato porque entonces es probable que se muera debido a la composición química del suelo.
Encapsular la placenta
Una de las cosas que se ha vuelto popular es encapsular e ingerir la placenta. Esto se hace al vapor/cocción y luego se muele la placenta y se coloca en cápsulas para ingerirla. El por qué detrás de esto se suele afirmar que ayuda a reducir el riesgo de depresión posparto. Si bien no hay buenos estudios que apoyen esta postura, se están realizando estudios en la actualidad.
Ingerir la placenta no es nada nuevo, y no es inherentemente peligroso si solo se habla de una mujer que ingiere su propia placenta... Pero no deberían hacerlo otras personas. Igualmente, si quieres hacer esto, habla primero con tu médico.
¿Comerla?
Hay quienes prefieren comer su propia placenta. Se cocina, se come cruda, se deshidrata o se buscan otras maneras alternativas para poder ingerirla. Existen muchas recetas para comer la placenta, aunque sus beneficios no están demostrados.
Guardarla
Quizá las opciones anteriores no te convencen pero quieres tener la placenta como recuerdo de tu embarazo. En este caso puedes guardarla, por ejemplo, si te quieres mudar antes de plantarla. Es posible que no sepas qué hacer pero no quieres deshacerte de ella. En este caso lo ideal es congelar la placenta. La puedes meter en un pequeño recipiente de plástico y pon el nombre del bebé en la parte superior del recipiente. Después añade una bolsa de plástico transparente con cremallera para evitar fugas cuando quieras descongelarla.
¡No hacer nada!
Otra opción que hace la gran mayoría de las mujeres es no hacer nada con su placenta. Esto puede incluir dejarla en el hospital y que la utilicen para investigación, enviarla a los desechos médicos del hospital... o simplemente no saber qué pasará con ella una vez que abandona tu cuerpo y las enfermeras se la llevan de la sala de partos.