Dar el pecho o amamantar es otra de las dudas que les suelen surgir a las madres. ¿La leche materna proporciona todos las propiedades necesarias para el bebé? ¿Qué cantidad de leche debe tomar? Entre estas preguntas también está la del tiempo que se puede estar amamantando a nuestro bebé.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienza que a los seis meses o 180 días del bebé se empiece a dar a los lactantes una alimentación complementaria, además de leche materna: 2-3 veces al día entre los 6 y 8 meses de edad, y 3 veces al día más un refrigerio nutritivo de los 9 a los 11 meses. Entre los 12 y los 24 meses, deben darse a los bebés tres comidas al día y se les puede ofrecer otros dos refrigerios nutritivos.
Entre estos, los alimentos deben ser adecuados, es decir, que proporcionen suficiente energía, proteínas y micronutrientes para cubrir las necesidades nutricionales del niño en crecimiento. Los alimentos deben prepararse y administrarse de forma natural para evitar al máximo el riesgo de contaminación. Alimentar a un niño pequeño requiere una atención activa y estimulación para animarlo a comer.
Esta recomendación tiene su fundamento en que durante los seis primeros meses el desarrollo y la salud del bebé deben ser óptimos, por eso hay que alimentar a los lactantes exclusivamente con leche materna. Y es que la leche materna es el alimento idóneo para el crecimiento y el desarrollo sano del bebé; además, la lactancia natural forma parte del proceso reproductivo, y tiene importantes repercusiones para la salud de las madres. En definitiva, no se debe proporcionar al lactante ningún alimento ni bebida, tampoco agua, que no sea la leche materna hasta los cuatro o seis meses. Se puede, no obstante, dar gotas o jarabes si el médico lo receta.
Aún así, la OMS y otras organizaciones de la Salud recomiendan la lactancia materna hasta los 2 años de vida, pero también aclaran que, en algunos casos, este tiempo se puede prolongar de acuerdo al deseo de la madre o del hijo sin tener consecuencias negativas para ninguno de los dos.
Asimismo, la Asociación Española de Pediatría dice que ''el patrón de duración de lactancia en los humanos hasta hace menos de 100 años, ha sido de 3 a 4 años con variaciones entre el año y los 7 o más años. Todavía hay sociedades y culturas en las que la lactancia prolongada es lo normal. En la actualidad la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) recomiendan mantener la lactancia hasta los dos años o más, en todos los países del mundo''.
Beneficios de la lactancia
Y es que por mucho que se piense de manera generalizada que la lactancia natural después del primer año de vida ya no ofrece un aporte nutricional, se han realizado estudios en los que, incluso, la alimentación exclusiva de la leche materna hasta los dos años ha sido asociada a la reducción de enfermedades crónicas en la infancia y obesidad.
La razón de esto es que la leche materna tiene un contenido de grasa relativamente alto comparada con la mayoría de los alimentos complementarios. Esto hace que se sea en una gran fuente de energía y ácidos grasos esenciales, que hacen que se convierta en el alimento más completo.
De la misma manera, la leche materna es una fuente incomparable de defensas, así que si el niño sigue siendo amamantado seguirá beneficiándose de esas defensas hasta que su cuerpo termine de madurar, hasta los 4 o 6 años. Por ejemplo, dar el pecho hasta al menos los dos años protege ante la diabetes tipo 1.
Por falta de información se cree que a partir de cierta edad, la leche materna natural pierde sus características nutritivas. Esto es algo completamente falso, como se demostró en el estudio Grasa y contenido de Energía de leche materna humana extraída en la lactancia prolongada (Fat and Energy Contents of Expressed Human Breast Milk in Prolonged Lactation) que realizó la Academia Americana de Pediatras: ''La Leche humana extraída de madres que han estado lactando por mas de un año tiene cantidades de grasa y energía incrementadas, comparada con la leche extraída de mujeres que han estado lactando por periodos mas cortos. Durante la lactancia prolongada, la contribución de energía de la grasa de la leche materna a la dieta del infante, puede ser significativa, se puede leer en el artículo''.
A mayor duración de la lactancia, menor riesgo de obesidad y sobrepeso. Se ha demostrado una prevalencia de obesidad a los 5-6 años de edad del 4,5% en niños no amamantados, del 3,8% en los amamantados durante 2 meses, del 2,3% de 3 a 5 meses, del 1,7% los amamantados entre 6 y 12 meses y del 0,8% en aquellos con lactancias superiores al año de edad.
Dar el pecho también es beneficioso para la madre
Pero amamantar no es solo bueno para los hijos, también es bueno para la madre. El amamantar disminuye el riesgo de osteoporosis. También, reduce el riesgo de cáncer de mama y ovarios. Según los estudios realizados por cada 12 meses en los que se añade la duración media de lactancia materna se podrían evitar más de 50.000 casos de cáncer. Esto equivale a un 4,6% de disminución de riesgo para la mujer.
Ante todo esto llegamos a la conclusión que no hay un límite marcado para la duración de la lactancia materna. Tampoco existe la prueba de que dar el pecho de manera prolongada hasta los tres años o más pueda afectar a la alimentación o a la psicología del niño.
Así, esta decisión es solo y exclusivamente de la madre y el padre. Algunas madres descubren el placer que les proporciona dar el pecho a sus hijos, mientras otras se esfuerzan para encontrar el apoyo y el aliento para amamantar.
De hecho se cree que es a partir de los seis meses cuando la madre más disfruta de la lactancia, ya que el niño también se hace consciente de ello: el bebé interacciona más con la madre, le sonríe, le mira, estableciéndose una relación especial entre la madre y el hijo a la hora de dar el pecho.
De todas formas, no hay que alarmarse, pues si el niño comienza a comer fruta y cereales a partir de los cuatro o seis meses va a seguir teniendo una alimentación saludable, ya que estos también son unos alimentos con alto contenido en calorías y proteínas. Y es que muchas madres, debido al trabajo, no tienen otra solución que dar el biberón a sus hijos a partir de los cuatro meses.