Los niños pueden tener una mente saludable si se les enseña a tenerla correctamente. Los niños son como libros en blanco y necesitan la ayuda de sus padres para poder aprender a tener un tipo de pensamiento saludable que les permita vivir de forma positiva en su vida. En este sentido, los padres tienen un papel fundamental porque son los responsables de que los niños sean capaces de pensar de forma crítica, responsable y positiva al mismo tiempo. ¿Es posible conseguir esto?
A continuación te vamos a dar una serie de consejos que te permitirán saber cómo ayudar a tus hijos a construir una mente saludable que le acompañará toda la vida.
Fomentar la resolución de problemas
Puede ser tentador solucionar los problemas de tu hijo por él. Pero si eres de los padres que microgestionan sus actividades y le rescatan ante las primeras señales de lucha no le estarás haciendo ningún favor. Si le dices que sus tareas escolares son demasiado complicadas o si expresas tu preocupación porque no podrá acabar sus taras a tiempo, deberás preguntarle cosas como: "¿Qué puedes hacer al respecto?"
Demuestra a tu hijo que tiene opciones para poder responder al problema. Habla sobre las muchas formas diferentes de resolver un solo problema. Será su decisión el que escoja una solución acorde a sus circunstancias personales.
Los niños que tienen buenas habilidades para resolver problemas se sienten capacitados para abordar los problemas de frente. Cada problema que encuentra tu hijo es una oportunidad para que él se mejore a sí mismo.
Enseñar a tener un buen lenguaje interno
Es importante que los niños aprendan a hablar hacia sí mismos con compasión. Después de todo, un niño que se dice "tonto" cuando comete un error no se esforzará por mejorar en el futuro. Cuando tu hijo diga cosas que son exageradamente negativas como por ejemplo: "Nunca seré bueno en matemáticas" tendrás que ayudarte a ver que sus pensamientos no son necesariamente verdaderos. Puedes hacerle una pregunta como: "¿Cuál sería otra manera de ver esa situación?" Con un poco de ayuda por tu parte podrías recordarle cómo con la práctica puede mejorar.
La clave es evitar decir lo que quieres que piense. Si le tranquilizas: "Oh, cariño, algún día serás un gran matemático", no aprenderá a cambiar su forma de pensar. Entonces, si bien es saludable brindar apoyo y tranquilidad, el objetivo general debe ser ayudar a tu hijo a aprender cómo motivarse a sí mismo.
Entrena a tu hijo
Habrá momentos en que tu hijo necesite lecciones de humildad y otros momentos en los que podría necesitar mejorar los modales. Cada error que comete o el problema que encuentra es una oportunidad para que le enseñes y aprenda a mejorar. La enseñanza puede ser decirle cosas como : "Por favor, inténtalo otra vez" o "me doy cuenta de que tienes dificultades para prepararte a tiempo por las mañanas para ir a la escuela, ¿qué puedes hacer para arreglar esto?"
Evita la tentación de rescatar a tu hijo o evitar que cometa errores. Las experiencias fallidas SIEMRE pueden convertirse en oportunidades para el crecimiento personal.
Que no se pierda la motivación
Habrá momentos en que los niños no estén motivados para cambiar. En esos casos, algunos incentivos adicionales pueden ser justo lo que tu hijo necesita para mejorar. Si tu hijo no está motivado para hacer sus tareas o podría preocuparse menos por ellas, haz que sus privilegios estén supeditados a realizar el trabajo. Deja que juegue videojuegos después de completar la tarea. O bien, juega un juego de mesa en familia tan pronto como termine las tareas. Sin embargo, no es necesario que continúes ofreciendo incentivos a tu hijo por todo lo que hace para siempre. Una vez que desarrolle mejores hábitos, puedes reducir la frecuencia de las recompensas que está utilizando.
Capacitación
La superación personal no tiene que tratarse de ser la persona más inteligente, más atractiva o más atlética, simplemente por vanidad. En cambio, tu hijo puede aprender a superarse a sí mismo para que pueda hacer una diferencia en el mundo. Es importante que los niños sepan que sus metas pueden ser más grandes. Saber que pueden dar un buen uso a sus habilidades, talentos y trabajo duro les da un sentido de pertenencia y propósito.
Si la meta de tu hijo es obtener una nota sobresaliente en ciencias, habla con él sobre cómo podría usar sus habilidades científicas para marcar una diferencia en el mundo inventando un producto que podría ayudar a las personas o hacer algo que podría ayudar al medio ambiente. Demuestra a tu hijo que puede tener una diferencia en su vida y hacerla diferente a la de otras personas siendo más amable, generoso o servicial con otros. Puedes hacer que participes en proyectos de servicio comunitario o que trabaje conjuntamente con otros parea realizar servicios de bondad.
Persistencia
Además de todo lo citado anteriormente, también es necesario capacitar a los niños en persistencia, para que se den cuenta de que sus habilidades pueden ser mejoradas con práctica y buena voluntad. Tendrás que estar a su lado para enseñarle las cosas que más importan y sobre todo para que sepan que eres su guía en su camino.
Tú eres parte de la búsqueda de superación personal de tu hijo. Tendrás que proporcionales orientación en su camino y consuelo siempre que sea necesario. Debes asegurarte de que las metas que emplea tu hijo son saludables y sobre todo, alcanzables a corto o largo plazo. Si tu hijo comienza a tomar medidas drásticas de dieta o ejercicio, intervén y aborda la situación. O, si comienza a estudiar tan duro que no duerme lo suficiente por las noches, intervén y ayúdale a ver cómo sus hábitos le hacen peor de lo que piensa que debería estar.
Es imprescindible que seas un buen ejemplo para tus hijos. Habla sobre las formas en que trabajas activamente en tu superación personal y así podrás inspirar a tu hijo a hacer lo mismo ahora y en el futuro. Una vez que tengas esto presente, ¡tu hijo será capaz de tener una mente mucho más saludable y de vivir una vida plena y satisfactoria!