Los problemas de visión también pueden darse en los niños pequeños y es importante detectarlos de forma precoz para poder dar una solución. A menudo los niños no son conscientes de su problema en la vista porque no tienen tantas referencias como los adultos para saber qué es "ver bien". Por ello, los padres deben ser los encargados de detectar estos problemas en la visión de sus hijos. Los profesores, que tantas horas pasan junto a ellos en el colegio en tareas en las que la vista es fundamental, también pueden ser los indicados para referir a los padres sus sospechas s obre si un niño tiene algún tipo de problema en la vista.
Tipos de trastornos de la visión
En primer lugar deberíamos saber qué tipos de problemas de visión son los más frecuentes en los niños.
- La ambliopía :
Se basa en que en uno de los ojos, de apariencia normal, no funciona correctamente. También se le conoce como ojo vago. Puede darse como consecuencia del estrabismo o porque se de un error de enfoque entre los dos ojos. Si no se trata, el niño puede perder la visión del ojo afectado por completo, porque el cerebro termina por ignorar la información aportada por ese ojo.
- El estrabismo :
Consiste en una alineación incorrecta de los ojos. También se le denomina bizquera. En este caso, es fácil de detectar el problema porque se hace visible de forma aparente.
- Errores de refracción :
Si se dan, el ojo no refracta la luz de forma correcta. La luz que entra en el ojo sigue una dirección errónea que hace que se perciban mal las imágenes. Existen distintos tipos: Miopía, según la cual se ven mal los objetos que están lejos.; hipermetropía, en la que se ven con dificultad los objetos que están cerca, y astigmatismo, que povoca visión borrosa de los objetos, independientemente de su situación.
Existe otra serie de problemas de visión menos frecuentes pero más graves que requieren de una intervención inmediata, que puede ser mediante cirugía, como:
- La retinopatía del prematuro, característica de los bebés prematuros.
- Las cataratas neonatales.
- El retinoblastoma, un tumor maligno que aparece en los primeros años de vida. Podemos detectarlo porque las pupilas se vuelven de color blanco.
- El glaucoma congénito, que puede ser de origen hereditario.
Tratamiento de los problemas de visión
La intervención en los problemas de la vista es básica para asegurar una buena salud de su visión e impedir que el problema se cronifique o se agrave. Actualmente, la variedad de gafas existentes permiten que los niños las lleven de una forma más cómoda desde edades muy tempranas. Existen monturas de plástico, indicadas para niños menores de dos años, gafas con bisagras de resorte, más duraderas y lentes de policarbonato, muy resistentes a los impactos. Además, sus diferentes modelos hacen que los niños las lleven de forma mucho más agradable que hace algunos años. Serán los profesionales de la vista, como los oftalmólogos, optómetras y ópticos los que aporten la información necesaria sobre la forma más adecuada de intervenir.
El sistema nacional de salud prevé una serie de revisiones de la vista en los niños, tanto al nacimiento, especialmente si son niños de alto riesgo, como durante los primeros años de vida en diversas revisiones periódicas. Sin embargo, es posible detectar estos problemas desde el hogar o desde el colegio, de cara a intervenir de una forma más precoz.
Cuándo sospechar que nuestro hijo tiene problemas de visión
Os aportamos algunas de las señales de alarma que pueden indicarnos que nuestros hijos o alumnos tienen problemas de visión:
- Que se de cualquier tipo de anomalía o cambio en la estructura de uno o ambos ojos: un alineamiento extraño o movimientos anómalos, que se modifique el color de la pupila, etc.
- Que el niño se frote los ojos de forma frecuente.
- Que a menudo tenga los ojos enrojecidos o con lagrimeo.
- Que tenga dolor o molestias en los ojos.
- Que frecuentemente se maree.
- Que el niño o el bebé tenga dificultad a la hora de seguir los objetos con la mirada.
- Que tengan dificultad para mantener la mirada en los primeros meses de vida.
- Que tenga dificultad a la hora de ver objetos que están lejos.
- Que en el colegio no vea bien aquello que se escribe en la pizarra.
- Que en casa se siente demasiado cerca del televisor o de la pantalla del ordenador.
- Que en el colegio o en casa tenga dificultad para leer o que se acerque demasiado a las letras.
- Que tenga especial dificultad para ver en situaciones de oscuridad o poca luz.
- Que presente dificultad para distinguir, reconocer o aprender los colores.
Como hemos dicho, lo más probable es que los niños pequeños no sean conscientes de su problema de visión. Con los niños más mayores debemos ser más cautos. Aunque el hecho de llevar gafas esté perfectamente normalizado, puede resultar un problema o algo desagradable para los niños. Es posible que los niños más mayores sí sean conscientes de su problema y que intenten ocultarlo para no tener que ponerse gafas, especialmente en el colegio. Sea cual sea el caso, debemos ser sensibles a estas señales de alerta de cara a intervenir lo antes posible.