Los deberes son esos temidos compañeros de aprendizaje de los pequeños, una tarea tediosa y aburrida que quieren evitar a toda costa. En bastantes ocasiones, los padres se encuentran envueltos en una lucha con su hijo para que éste se siente y haga los ejercicios que le han asignado en el colegio, una auténtica batalla campal en la que los gritos, lloros y pataletas se convierten en el arma del pequeño.
Ante estas situaciones hay progenitores que no saben como reaccionar y caen en errores como hacer los deberes del niño ellos mismos o entrar en una espiral de negatividad con las consecuencias que ello implica. Sin embargo, la negativa del pequeño a hacer los deberes suele tener una explicación detrás que, en la mayoría de los casos, se puede solucionar para que finalmente hacer la tarea no se haga tan cuesta arriba. A continuación, exponemos algunos consejos para conseguir que tu hijo realice sus obligaciones sin protestar más de la cuenta.
1. Preparase antes de hacer los deberes
Hay ocasiones en las que los padres pretenden que su hijo llegue a casa después de un largo día de colegio y de actividades extraescolares y se ponga a hacer los deberes rápidamente. Esto es un gran error, ya que el pequeño necesitará un tiempo de desconexión antes de poder centrar toda su atención en la tarea. Por ejemplo, se puede optar por merendar antes, pero no en un rato de 5 minutos sino durante un tiempo que le permite descansar.
La merienda, además, debe ser nutritiva para darle la energía suficiente para continuar con el día y evitando azúcar que pueda llevar al subidón de energía y su consiguiente bajón. Durante la merienda también hay que evitar la televisión o el ordenador, que se pueden sustituir por leer o simplemente pasar un rato jugando con tu hijo. Y, en caso de que veas al pequeño demasiado cansado, quizá un siesta de 30 minutos le haga recuperar el ánimo antes de sentarse ante el libro.
2. Hablar con el niño
Ante todo, en una relación entre progenitores e hijo debe existir una comunicación clara. Puedes preguntarle directamente porqué no quiere hacer los deberes y probablemente el niño te de la respuesta al momento. Quizá se trate de cansancio y tengas que revisar la agenda de tu hijo por tener demasiadas actividades programadas. Otra razón puede ser que se sienta intranquilo por algún problema en casa o en la escuela y hablarlo con un adulto puede ayudar a resolver malentendidos.
Además, a tu hijo seguro que le gusta que le preguntes sobre sus amigos, sus profesores o sus compañeros del colegio. Así podrá contarte las últimas novedades y seguro que su ánimo cambia y muestra más disposición a hacer los deberes.
3. Nunca entrar en una actitud negativa
Es normal que la madre o el padre del pequeño pierda los nervios ante una negativa constante de su hijo a hacer los deberes, y más si ésta va acompañada de gritos y lloros. Sin embargo, el adulto no debe caer en la tentación de corresponder con más gritos y castigos, pues esto tan solo conseguirá que el niño relacione los deberes con algo negativo. En estas ocasiones, lo mejor es que el padre se relaje durante unos minutos fuera de la habitación y vuelva con un ánimo más calmado y la paciencia necesaria.
Además, sustituyendo el refuerzo negativo por el positivo ofreciendo recompensas como jugar juntos después de realizar los deberes tendrá efectos mucho mejores. Y es que el pequeño sentirá como reconoces su esfuerzo.
4. Ayudar al pequeño cuando lo pida
Hay muchos padres que confunden el ayudar a su hijo con hacerles ellos mismos los deberes, algo que también se puede comprender cuando llevas 1 hora de lucha con el niño y éste continúa sin hacer la tarea. El adulto no debe estar a su lado vigilándole constantemente para que no suelte el lápiz un segundo, pero si debe estar pendiente de cuando su hijo necesite ayuda. Esto tampoco significa que cuando el pequeño llegue con una duda debas darle la respuesta directamente, sino que lo que tienes que hacer es guiarle para que él mismo encuentre la solución a su pregunta. Internet, una enciclopedia o su propio libro de texto serán las herramientas que el niño necesita para encontrar todo lo que busca.
5. La rutina lo es todo
Planificar con antelación los deberes es imprescindible para que el niño se organice y sienta que tiene todo bajo control. Esto incluye, por ejemplo, los horarios. El momento de hacer los deberes debe ser siempre el mismo todos los días -quizás después de merendar-, para que poco a poco se vaya creando un buen hábito de estudio. También es importante que el lugar de estudio sea siempre el mismo.
Se debe elegir una habitación libre de distracciones como la televisión o los juguetes, ya sea ésta la habitación del pequeño, un despacho o la cocina. La mesa de estudio también debe ser adecuada y con una buena iluminación. Si el niño está cómodo, no le costará tanto hacer los deberes.
6. Mantener una comunicación constante con el centro escolar
Hablar de forma rutinaria con el tutor del pequeño permite a los padres saber cómo va su hijo en el colegio y las posibles dificultades que pueda tener. A veces estas últimas desvelan un problema de falta de atención o dificultades de aprendizaje que dan respuesta al porqué al pequeño le cuesta tanto hacer los deberes. Además, también hay que comunicar al profesor aquellos casos en los que el niño se pueda sentir sobrecargado de tareas o cuando éstas son demasiado difíciles. Seguro que con diálogo entre ambas partes se llega a una solución satisfactoria para el pequeño.
Errores que nunca deben cometer los padres
Mantener una actitud positiva cuando un hijo se niega a hacer los deberes es algo que en la mayoría de las ocasiones parece imposible. Sin embargo, hay que armarse de paciencia y hacer lo que sea mejor para el pequeño. En lo que nunca debe caerse es en errores tales como:
- Quejarse de la cantidad de deberes que tiene el niño : esa es una actitud que probablemente adopte el pequeño, pero los padres, como adultos responsables, no deben hacerlo. Simplemente deben afrontar que esas son sus obligaciones y apoyar al niño para que las lleve a cabo. Además, quejarse del profesor ante el pequeño es una forma de desprestigiar al profesor y al colegio a ojos del niño.
- No prestarles atención al 100%: cuando el niño pide ayuda a su madre o padre, éste debe concentrarse totalmente en él. Esto significa dejar de prestar atención de forma momentánea al resto de cosas que están haciendo y, sobre todo, dejar a un lado el teléfono móvil.
- Mostrar un mayor interés por las notas que por el progreso del pequeño: las calificaciones son importantes, pero el progreso personal de un niño lo es más. Éste no debe sentir que sacar buenas notas es lo único que alegra a sus padres, ya que los efectos pueden ser altamente negativos. Además, siempre hay que evitar cualquier comparación con hermanos, primos, amigos o vecinos. Y es que el colegio no es ninguna competición y el niño jamás debe sentirlo como tal.
- Exigir más de lo que el pequeño realmente puede dar: hay que tener en cuenta que un niño no tiene la misma capacidad de un adulto. No se le puede pedir que realice tareas complicadas para su edad en el mismo tiempo que podrían hacerlo sus padres. Es importante hacerle comprender que está haciendo un esfuerzo muy valioso y nunca meterles prisa.