Maltratar a un hijo es un hecho totalmente denunciable a la vez que deleznable que ningún padre debe hacer jamás en su vida. Sin embargo y aunque mucha gente lo ignore, se puede dar el caso al revés, que el propio hijo maltrate a sus propios padres. Cada vez son más los hijos los que levantan la mano a sus padres sin tener ni un mínimo respeto. Acto seguido te hablamos de los motivos por los que un niño es capaz de pegar a sus propios padres cuando se enfada o entra en un estado iracundo.
Motivos por los que un niño pega a sus padres
No es algo excepcional el ver a un niño pequeño tener una gran rabieta y como consecuencia de la misma el empujar a su propio padre y darle un manotazo. Ante ello, los padres no saben cómo actuar y decirle a su hijo que es una conducta que no se puede volver a repetir. La mayoría de estudios señalan que ello se puede deber a la falta de autoridad de los padres, que no saben inculcarles a sus propios hijos el respeto necesario. La educación que reciben estos niños es demasiado permisiva y apenas tienen normas o reglas que seguir. Se trata de niños tiranos y que se equiparan en todo momento al papel del padre en la familia. Ante ello es bastante normal que se trate de niños que no muestran ningún tipo de respeto por sus padres y que no tienen ningún tipo de problema de levantar la mano cuando no están de acuerdo con algo.
Cómo hay que actuar si un hijo agrede a sus padres
El problema más grave de dicha conducta es que los niños que pegan a sus padres desde que son pequeños, suelen continuar con dicha conducta con el paso de los años. Si quieres evitar esto, es esencial el que sigas una serie de pautas que te indicamos a continuación:
- Lo primero que tienen que hacer los padres es establecer una serie de normas que los hijos deben respetar. No se puede dejar que puedan actuar a sus anchas y que hagan todo lo que quieran.
- Si se enfadan y cogen una rabieta no debes dialogar con ellos en un ningún momento. Hay que dejar que se tranquilicen antes de sentarse con ello y hacerles entender que su conducta no es la más adecuada.
- En ningún momento hay que gritar al niño ni pegarle ya que ellos imitan todo lo que ven y también se volverán violentos y agresivos. Hay que respirar hondo y mantener la calma en todo momento aunque el niño esté en un estado iracundo.
- Hay que fortalecer en todo momento el vínculo entre padres e hijos. En muchas ocasiones la distancia entre ambos suele ser el motivo por el que el niño reacciona de una manera tan agresiva. El apego entre ambos es fundamental para que el hijo muestre un respeto a su padre.
- Hay que saber controlar la impulsividad que pueda tener el pequeño. Los padres deben establecer una serie de consecuencias en el caso de que el pequeño no haya actuado como debería. Puedes sentarte con tu hijo y darle una serie de pautas para que sepa autocontrolarse y evitar de esta manera manifestar su ira contra ti.
- A día de hoy una de las causas por las que los niños no tienen respeto por nada y menos por sus padres, se debe a que no empatizan. Desde que son pequeños hay que educarles en el valor de la empatía y enseñarles que hay que ponerse en el lugar del otro para saber cómo se sienten y saber lo que está bien de lo que está mal.