Ser padre es complicado pero si además tienes hijos y no tienes pareja, puede que te sientas bastante solo/a en la vida. El cansancio se multiplica y tus emociones de soledad puede que se intensifiquen en algunas ocasiones. Incluso puede ser más difícil si estás solo/a porque además tienes que hacer frente a la pérdida de tu pareja. Las emociones pueden jugarte una mala pasada, pero además de pensar en tus hijos también debes pensar en ti, ¿cómo conseguirlo?
Acepta ayuda
Y si tienes que pedirla, ¡pídela! Si hay algún momento en cualquier circunstancias el día que alguien te puede echar una mano, no la desaproveches. Cualquier ayuda es buena para ti y puede proporcionarte un alivio tanto mental como emocional. Quitarte una pequeña carga hará que tus nervios se calmen y que tus hijos lo agradezcan.
Recuerda que si debes pedir ayuda porque realmente la necesitas, no debes sentirte mal por eso. La ayuda a veces es necesaria y en estos casos, se puede volver hasta vital el tenerla. Recuerda que no siempre eres tú quien puede tirar con todas las cosas de una familia, si es necesario que requieras la ayuda de otros, piensa en quién y cómo puede ayudarte y pídelo. Eso sí, deberás estar dispuesto/a a dar algo a cambio. El tiempo de otras personas es muy valioso, igual que lo es el tuyo propio.
Escucha a tus hijos
Cuando no tienes una pareja en quien apoyarte en los momentos más complicados, es necesario que te des cuenta de que es imprescindible que fomentes la relación con tus hijos. (Si tuvieras pareja, también por supuesto). Pero tú necesitas a tus hijos y tus hijos te necesitan a ti más que el comer. En este sentido, fomenta una relación saludable entre vosotros y anima a tus pequeños a hablar contigo de cualquier cosa que tengan en la cabeza. Eso sí, tendrás que escucharles de verdad y dejar cualquier distracción que puedan impedir esto.
Hablad también de emociones, cuando hayan desacuerdos llegad a acuerdos consolidados donde todos ganen... Es imprescindible que tus hijos se sientan escuchados y comprendidos a tu lado. Tú eres su hogar, estés donde estés y tengan ellos la edad que tengan.
Prioriza
El éxito en la vida se basa en aprender a priorizar, saber poner en lo alto de la lista lo que realmente importa. Cuando tienes hijos, ellos, siempre estarán en el segundo puesto. Sí, has leído bien: en el segundo puesto. En el primero puesto estás tú y tu cuidado personal y emocional. ¿Por qué? Porque para criar a niños felices, se necesitas estar bien con uno mismo primero.
No puedes permitirte ciertas cosas y eso es normal. Tienes que saber cuáles son las necesidades y cuáles los deseos. Una vez que tengas esto claro tendrás que priorizar lo más importante que podéis tener (o pagar) en familia. Quizá necesitas vender cosas que no. necesitas para pagar otras más importantes.
Tiempo de calidad
Nunca hay suficiente tiempo. Cuando se trata de estar con tus hijos es necesario que el tiempo que pasas con ello sea de calidad, no solo la cantidad importa. En lugar de creer que 'estás' con tus hijos mientras ves las noticias, apaga la televisión y pasa más tiempo jugando con ellos.
Disciplina con consistencia
Quizá sientas culpa en muchas ocasiones cuando disciplinas a tus hijos porque no quieres ser el 'malo' de la película. En realidad, no consiste en ser 'bueno' o 'malo', consiste en ser buen padre o buena madre. En este sentido, aunque sea demasiado fácil ser permisivo con tus hijos para evitar problemas o discusiones con ellos, la disciplina es esencial para que se eduquen como personas responsables y tengan un buen comportamiento a corto y largo plazo.
Tendrás que establecer límites claros, e informar a tus hijos de lo que esperas con ellos en cada momento. Tendrás que ser coherente con las normas y las consecuencias. Tus hijos necesitan este tipo de disciplina para saber que a tu lado se sentirán seguros y protegidos todo el tiempo, que tienes la estabilidad. Suficiente para poder ejercer el control en la familia.