El abuso sexual infantil es una de las más devastadoras formas de agresión a un niño o una niña, y sus consecuencias precisan la intervención a muy diferentes niveles (médico, psicológico, legal, social, familiar, etc), que ayuden a la víctima a superar ese terrible episodio.
Por ello, desde nuestra experiencia en psicología clínica infantil queremos ayudar a los padres, y a la sociedad en general, a conocer mejor estas situaciones para identificarlas lo antes posible y actuar de la manera que mejor ayude al niño que es víctima de esta violencia.
Señales de alarma de un posible caso de abuso infantil
El niño puede variar repentinamente su comportamiento, o presentar algunas conductas extrañas para su edad o su forma de ser normal, como las siguientes:
Cambio en su comportamiento habitual
Este es el aspecto más llamativo, empiezan a comportarse de una manera diferente a como lo hacían antes. Ese niño sociable y hablador de repente comienza a aislarse, está continuamente en las nubes, embotado, le empieza a costar mucho relacionarse con los demás, hay una vergüenza excesiva... Y no solo debemos fijarnos en cómo se comporta en casa o en su tiempo libre, también en la escuela. ¿Han bajado sus notas últimamente? ¿Lo vemos menos motivado? ¿Con un rendimiento más bajo sin motivo aparente?
Pseudomadurez
Muchos empiezan a distanciarse de otros niños de su edad, si les preguntas te dirán que los problemas de los demás les parecen una tontería, que hay temas más importantes que tratar. Parece que ya no se divierten con sus amigos de siempre. Han perdido el interés por lo que antes les gustaba.
Síntomas físicos
Ansiedad, insomnio, pesadillas, tensión... Además, en general son más vulnerables a los estímulos del medio (por ejemplo se asustan si oyen un ruido un poco más alto de lo normal). Muestran problemas con la alimentación como una pérdida o un exceso repentino del apetito y problemas para tragar la comida si son muy pequeños.
Desarrollan miedos y fobias sin explicación
Lo hacen a determinados lugares o personas sin una explicación aparente. No quiere estar solo en algunos sitios o con determinadas personas, pero no te dice por qué.
Mayor interés por la sexualidad de manera repentina
Puede que se forme un interés repentino en la sexualidad, en los órganos sexuales, tiende a iniciar temas de conversación con temática sexual, muestra comportamientos o lenguaje sexual propios de un adulto. A veces también aparece una hipersexualidad que se desplaza a otros ámbitos. Por ejemplo, es muy común que niños que hayan sido abusados empiecen a abusar de otros más pequeños o sobre los que tiene "cierto poder", pueden convertirse en abusadores potenciales. Esto no es una regla de tres pero sí que hay un porcentaje lo suficientemente importante como para tenerlo en cuenta.
Si es pequeño:
Dibuja, juega o escribe situaciones atemorizantes o sexuales. Los adultos nos expresamos sobre todo a través del lenguaje. En el caso de los niños, al no tener al 100% desarrollado el lenguaje utilizan el dibujo o el juego para liberar ansiedad y tensión, es una manera más que tienen para expresar lo que sienten por dentro. Se han descubierto a través de estos medios muchos abusos que en un principio el niño no confesaba.
En adolescentes puede darse:
Abuso de alcohol u otras drogas, autolesiones, aislamiento, síntomas depresivos, ingesta excesiva o rechazo de comida. Por último, en relación a los demás miedo a la intimidad o por el contrario promiscuidad sexual repentina es sospecha de abuso sexual.
Es importante que todas están señales se interpreten de manera conjunta y no centrarnos solo en unas pocas. Una vez que ponemos etiquetas a las personas es difícil modificarlas y más si hablamos de las etiquetas "victima" y "abusador" porque pueden cambiar la vida de una persona para siempre.
¿Qué deben de hacer los padres/profesores ante un posible abuso?
Si sospechas de un posible abuso sexual debes intervenir inmediatamente, tanto si es un caso cercano como si no:
- Propiciar confianza al menor y escucharle : es importante que el niño sepa que tiene una persona de confianza con la que puede contar. Antes de confesar un abuso los niños suelen sondear a los adultos para ver como reaccionan. Por ejemplo, les cuenta solo una parte y luego se retractan si los padres responden mal o se alarman, o cuenta lo que le ha pasado a "un amigo"... Seguramente se sienten culpables o tienen miedo a las consecuencias (miedo del abusador, a que le tachen de mentiroso, que se rompa la familia si es un familiar de primer grado...).
- En principio, creerle : no hay que dudar de su palabra, tenemos que confiar en él al menos al principio, puede que el niño diga la verdad o haya mentido, pero eso es algo que ya se descubrirá más adelante.
- Asegurarle de que no va a ocurrir nada, que el abuso no se va a repetir y que no habrá represalias: así aseguraremos que el niño no se retracte y que no niegue el abuso porque piense que era mejor la situación anterior. Además se despertará la confianza en el niño, se sentirá a gusto porque sabe que hay una base segura que le protege. Los niños abusados sufrirán menos si al menos cuentan con un adulto cercano que les crea, les de seguridad y los apoye.
- Que quede claro quién es el responsable : el niño no tiene la culpa de nada, toda la culpa es del abusador. También puedes asumir tú parte de la responsabilidad, por ejemplo por no creerle al principio o si dudaste de él, explícale porque lo hiciste y pídele perdón.
- Dale toda la información que te pida sobre sexo, desarrollo sexual y salud sexual. Muchas veces pueden formar ideas equivocadas en relación a la sexualidad tras una experiencia de este tipo, creándose una manera patológica de relacionarse con los demás. No debemos convertir el sexo en un tema tabú.
Qué no hacer en caso de abuso sexual
Por lo contrario nunca debemos:
- Expresar alarma o nerviosismo delante del niño. Muchas personas al enterarse se dejan llevar por el pánico y en vez de tranquilizar al niño lo que hacen es asustarlo más, el niño pensará que es algo peor de lo que pensaba y puede llevar a que se retracte ó que le cause un trauma mayor del que le causaría si no se diera esa situación de ansiedad por parte de la persona, los niños incluso pueden transformarlo mediante la fantasía y crear algo todavía peor.
- Tratarlo de forma diferente. Este tipo de cosas los niños las notan enseguida. Nada de sobreprotegerle o darle regalos sin venir a cuento. Esto solo frenará su autonomía y tendrá más dificultades para desarrollarse en un futuro.
- No pedirle consentimiento al desvelar el abuso : Infórmale siempre de a quién le vas a contar lo del abuso y porque (algún maestro pero no a los otros niños, la policía...). Por otro lado, añadir que no es bueno que los padres obliguen al niño a contar la experiencia a personas que son innecesarias porque no contribuirá a mejorar su estado.
Por último, no saques tu el tema, espera a que sea el niño el que poco a poco se abra a ti. Tampoco es bueno obligar al niño a olvidar el hecho, diciéndole que evite pensar en ello, en el tratamiento los niños tienen que recordar y explicar lo que han sentido para mejorar la recuperación.