El periodo de adaptación es un proceso por el cual el niño se adapta a la guardería o escuela infantil, dejando su entorno familiar en el tiempo que se encuentra en la escuela. Es un cambio muy grande en la vida del niño y en la de los padres, por lo que es importante que se lleve a cabo de manera paulatina, con el apoyo de las familias en todo momento, trabajando de una forma coordinada con el centro.
¿Por qué es importante el periodo de adaptación en la etapa de educación infantil
Este proceso es de vital importancia para la futura sociabilización del niño, ya que es el primer contacto social fuera de su ambiente familiar. La escuela infantil es un entorno nuevo y desconocido para él, en el que no se siente seguro y se le saca de su estructura familiar.
Gracias a este proceso el niño va superando dicha separación hasta llegar de manera voluntaria a la aceptación y la adaptación de la misma, creando vínculos y relaciones sociales fuera de su ámbito familiar. Algunos de los beneficios por los cuales este proceso toma gran relevancia en la educación son:
- Favorece la confianza entre educador y niño, ayudándole de esta manera a minimizar los efectos del desapego.
- Ayuda a disminuir el posible sentimiento de abandono que sufre el niño, así como los problemas que esto puede acarrear.
- Facilita el control progresivo de la ansiedad provocada por la separación de sus vínculos de apego.
- Mejora la gestión de la frustración ante futuras adaptaciones a situaciones y lugares desconocidos.
- Facilita la creación de futuras relaciones sociales y la adquisición de habilidades sociales y empatía.
¿Cuánto suele durar el periodo de adaptación?
Normalmente este proceso dura unas dos semanas aproximadamente, pero es un tiempo estimado, ya que este proceso es personalizado, cada niño y cada familia tienen un ritmo diferente y unas necesidades específicas que deben de ser atendidas de manera individual. Algunas de las variantes de las cuales depende la duración del periodo de adaptación son:
- La edad del niño y su grado de madurez: tanto su desarrollo físico como psicológico, social y emocional.
- Su carácter y su personalidad, así como su gestión de las emociones y actuación ante la frustración.
- La actitud de los padres ante la separación: si se muestras nerviosos, calmados, asustados, etc.
- El grado de superprotección que la familia tenga sobre el niño y la autonomía que tenga este.
- La confianza que los padres tengan con el centro, con las educadoras o educadores, etc.
¿Cómo puede reaccionar mi hijo ante este proceso?
Es normal que el niño muestre ciertas reacciones ante el periodo de adaptación, no hay que olvidarse que es un cambio muy grande en su vida social, familiar y personal. Por este motivo debemos comprenderle, respetarle, ayudarle y acompañarle durante esta etapa. Algunas de las manifestaciones más comunes que suelen padecer son:
- Alteraciones en los ciclos de sueño que afecten tanto a la cantidad como a la calidad de este, por ejemplo: Insomnio (dificultad para conciliarlo el sueño), parasomnia (despertarse continuamente), hipersomnia (sensación constante de sueño e incapacidad de descansar correctamente).
- Alteraciones en la alimentación, ya sea tanto pérdida de apetito como el aumento de este, retroceso en algunos aspectos, vómitos, etc.
- Falta de confianza hacia las educadoras, hacia el resto de niños de la guardería, etc.
- Ansiedad ante la separación con los familiares y de las figuras de apego.
- Miedo ante los extraños, en este caso a las educadoras, niños del centro, etc.
- Actitudes y comportamientos agresivos, tanto con las educadoras y con los compañeros de guardería, como con los padres por permitir el ''abandono'' que el niño percibe.
- Negación a la hora de llevar a cabo las tareas propuestas por las educadoras.
- Llanto continuo, tristeza, miedo, etc.
- Retroceso en los procesos que ya tenía superados, como por ejemplo: Volverse a hacer pis encima, no querer dormir solo, querer la teta o el biberón, etc.
- Negación a ser atendidos por los cuidadores del centro o cualquier persona que no sean sus vínculos de apego, ya sea por miedo o por desconfianza.
- Actitudes de aislamiento, es decir, no querer relacionarse con los demás niños, la educadora, etc.
¿Cómo debería ser un periodo de adaptación?
Como hemos dicho antes, cada familia y cada niño son distintos y las necesidades varían dependiendo de varios factores, por lo tanto no existe el periodo de adaptación perfecto, si no que los profesionales de la educación deben amoldarlo a cada caso. No obstante, desde Bekia planteamos un posible periodo de adaptación, para que podáis leer un ejemplo y haceros una idea:
Durante los primeros días cada niño o niña, estará acompañado por un familiar durante aproximadamente una hora, ya sea por el padre, la madre, el abuelo, etc. (a poder ser, siempre la misma persona) .
Esto le permitirá conocer los espacios de la escuela, así como a sus compañeros y educadores desde la seguridad que la compañía del familiar provoca en él, a la vez que gana confianza en sí mismo y en el nuevo entorno, para establecer nuevas relaciones sociales.
A medida que el niño gana en confianza y se sienta más seguro y familiarizado con el entorno de la guardería, se irá disminuyendo paulatinamente la presencia de su figura de apego. Todas estas decisiones irán guidas por un acuerdo del centro con la familia de manera individualizada y por criterios profesionales, siempre teniendo presente el respeto a los ritmos de cada niño.
¿Cómo deben actuar los padres antes este proceso?
Para mejorar la adaptación de nuestro hijo a este proceso de adaptación y a la incorporación a la guardería sin que sea una etapa dolorosa para ambos, es importante que los padres tengamos una serie de cosas en cuenta y sigamos ciertos consejos. por lo tanto, los padre debemos:
- Preparar de manera psicológica al niño desde casa antes de la incorporación a la guardería, explicándole la situación de manera calmada y expresándolo como algo positivo.
- Tener paciencia y esperar a que nuestro hijo se adapte, ya que si le presionamos, metemos prisa o juzgamos por sus actuaciones, estaremos retrasando y dificultando la correcta adaptación.
- Actuar con seguridad, sin miedo de dejarles, confiando en las educadoras y estableciendo una relación cordial, ya que nuestros hijos confiaran en ellas si nosotros mostramos confianza.
- Mostrar respeto hacia sus sentimientos, no juzgarle, ridiculizarles o recriminarle su actitud.
- Es conveniente que durante el proceso se le vaya a recoger a la misma hora y personas con las que tenga un vínculo de apego, como pueden ser: los padres, los abuelos, etc. Además de intentar que siempre sea la misma persona la que le acompañe y recoja.
- No mentirles, tenemos que ser sinceros con ellos y explicarles todo de forma calmada, diciéndoles lo que va a suceder en cada momento y el motivo por el cual sucede.
- A la hora de llegada o de recogida, es importante no dramatizar ni alarmarnos si nuestro hijo llora. En estos casos hay que actuar con seguridad y transmitiéndole calma.
- Durante este proceso, es importante evitar que nuestro hijo sufra otros cambios importantes en su vida, como puede ser la retirada de pañal, la incorporación de sólidos, comenzar a dormir solos, etc.
- Permitir que el niño lleve a la guardería un juguete o un objeto con el que tenga un vínculo especial, a lo que también llamamos objetos transicionales, de esta manera se sentirá más seguro y confiado en el nuevo entorno.
¿Cómo deben actuar las escuelas infantiles?
Ya hemos visto como deben actuar los padres, y al igual que ellos, la guardería debe de tener en cuenta varios aspectos, que ayudaran a establecer las bases de las cuales deben partir para facilitar la adaptación:
- Realizar una reunión con todos los padres y explicar de que se tratará el periodo de adaptación, así como la importancia de este y su procedimiento en base a los criterios del centro.
- Llevar a cabo una entrevista de manera individualizada con cada familia, recogiendo de esta manera la información necesaria, estableciendo las funciones de cada parte en este proceso y acordando las pautas que seguiremos.
- Una vez empezado el periodo de adaptación, se mantendrá un contacto regular con las familias.
- Se abrían las puertas del centro para que en cualquier momento los familiares puedan acudir, acompañar a su hijo en el proceso y solventar dudas, miedos, etc.
Además de realizar estos pasos con el fin de amoldar dicho proceso a cada familia, deberán:
- Crear un vínculo afectivo entre la educadora y el niño, así como mantener los lazos afectivos con sus familiares.
- Evitar momentos de silencio prolongados, ya que crea en el niño tensión, inseguridad e incluso ansiedad.
- Dejar que el niño tome la iniciativa de interactuar con la educadora cuando esté preparado y considere que es el momento.
- Fomentar la participación de todos los niños, proponiendo actividades motivadoras y basadas en su interés. De esta forma se conseguirá que el niño perciba la guardería como algo ameno y positivo.
- Tener en cuenta que el niño es el protagonista de este proceso y hay que respetar sus ritmos y decisiones, así como adecuar cada situación a su nivel de desarrollo global.
- Mantener una actitud de espera, de disponibilidad, de respeto y acompañamiento tanto al niño como a su familia.