Vivimos en un mundo donde, por fin, la diversidad está comenzando a ser aceptada. Un mundo en el que el colectivo LGTBIQ+ cada vez tiene menos problemas a la hora de tener una vida normativa, sin que les ataquen por lo que son. Aunque, por desgracia, también hay sitios en los que esta normatividad no existe, en los que el colectivo LGTBIQ+ todavía tiene que sufrir una gran discriminación simplemente por ser como son.
Para evitar que esto suceda, lo más importante es la educación. Y, sobre todo, la educación a los niños, puesto que estos serán los siguientes representantes de nuestra sociedad. Los niños, en algunos años, serán los adultos que gestionen nuestra sociedad, y es por eso que hay que hacer especial hincapié en que sean ellos los que valoren la diversidad LGTBIQ+ como algo positivo, que es lo importante.
Sin esta educación en la diversidad, es imposible que la situación cambie, y es imposible que haya realmente igualdad dentro del colectivo LGTBIQ+. Por mucho que se diga que la sexualidad y la diversidad sexual no es cosa de niños, no se puede estar más equivocado; precisamente, es especialmente importante educar en la diversidad a los más jóvenes, para que adquieran estos valores desde pequeños.
La educación: una herramienta básica
Sin una educación en condiciones, los niños serían totalmente incapaces de desarrollarse en sociedad. Porque es la educación precisamente lo que les hace transformarse en personas con unos valores determinados, que realmente cuadren con la sociedad que se pretende conseguir.
Si lo que estamos buscando es una sociedad donde el colectivo LGTBIQ+ no solo sea aceptado, sino que también sea comprendido como tal. Aceptar que hay diversas identidades sexuales, así como diversos gustos sexuales, hace que los niños sean mucho más libres. Porque no solo implica aceptar al resto sin tapujos, sino que también implica que se acepten ellos mismos. Si un niño sabe que la transexualidad es algo completamente normal, y que no es algo que le sucede únicamente a él, seguramente será capaz de hablar de ello mucho antes. Podrá transmitírselo a sus padres, y estos sabrán entenderle; además, no se sentirá rechazado por la sociedad, con lo cual será feliz consigo mismo.
Precisamente en eso mismo consiste la diversidad, en aceptar que todas las personas tienen rasgos que les hacen únicos. Y que esos rasgos no son nada negativo, sino que son toda nuestra riqueza. El colectivo LGTBIQ+ lleva mucho tiempo viéndose rechazado y acosado únicamente por ser de determinada forma; la homosexualidad se acepta ahora algo más, pero poco se habla todavía de la bisexualidad, de la transexualidad y de la intersexualidad, entre otras. Para conseguir que todo se normalice, la base es la educación.
Hay quien piensa ( erróneamente ) que mediante la educación, los niños se "transformarán" en parte del colectivo LGTBIQ+, como si esto fuera una forma de imponer una identidad sexual o algo así. Pero ni mucho menos. Los niños que sean heterosexuales continuarán siéndolo pese a que el colectivo LGTBIQ+ les dé charlas de concienciación; lo único que cambiará es que comenzarán a aceptar a los miembros de este colectivo con total naturalidad. Y en el caso de los niños que ya sean homosexuales, bisexuales o transexuales, por ejemplo, se sentirán mucho más comprendidos y aceptados. Serán más felices. Sabrán que no están "enfermos" ni mucho menos.
Por eso es importante la educación, porque solo aporta cosas positivas a los más pequeños. La igualdad solo se conseguirá cuando todos los miembros de la sociedad comprendan que la diversidad es positiva, y esto solo puede aprenderse mediante la educación. Así que no apartéis a vuestros hijos de este tipo de conocimiento, ¡porque vivirán mucho más felices sabiéndolo todo!