Cuando no se habla de un problema, da la sensación de que este no existiera y nosotros somos los únicos que lo sufrimos. Esto suele suceder con muchos de los cambios que las mujeres sufren en su cuerpo durante el embarazo, así como posteriormente; parece que, al ser algo exclusivo de mujeres, es vergonzoso o escatológico, o incluso desagradable. Pero no es así. Es más: al callarnos que el parto tiene unas consecuencias en el cuerpo femenino, lo único que estamos propiciando es que las mujeres sientan que eso solo lo han sufrido ellas y, por ende, se sientan incluso mal.
Un claro ejemplo es el de la incontinencia urinaria tras el parto. Es algo de lo que no se habla, pero que no solo puede pasar, sino que suele pasar. No debemos olvidar que nuestro cuerpo sufre una gran cantidad de cambios durante todo el proceso del embarazo, así como el parto; todo esto supone un trauma mucho más grande de lo que podamos imaginar en un primer momento. E incluso puede llevar a que una mujer que hasta ese momento había podido orinar perfectamente, ahora padezca cierta incontinencia. Pero ni esto es raro ni es algo con lo que vaya a tener que cargar toda su vida, ni mucho menos. Es simplemente una consecuencia del parto que, con tiempo, acabará eliminándose casi en el cien por cien de los casos.
La incontinencia urinaria tras el parto afecta a un total del treinta por ciento de las mujeres. Según los últimos estudios que se han realizado, las mujeres que dan a luz por parto vaginal son las que más probabilidades tienen de tener perdidas de orina en un futuro. Esto no implica que el parto vaginal sea peor, ni mucho menos; y es que solo se da en los casos en los que este parto no se trata de la forma conveniente. Si sucede esto, las mujeres tendrán incontinencia a la hora de orinar porque sus músculos y ligamentos no estarán funcionando correctamente, y eso hará que la orina se escape de forma involuntaria.
No es algo poco habitual, y no es un problema a largo plazo
Al parecer, una de las razones por las cuales se puede dar esta incontinencia al orinar es porque el feto sea demasiado grande en comparación con la pelvis de la mujer, o porque los médicos usen espátulas y fórceps para sacar al bebé. Estos instrumentos, que a veces son necesarios, también pueden dañar el interior de la vagina si no se utilizan en condiciones. La única forma de mitigar este posible daño es con una atención médica adecuada, tanto antes como durante y después del parto.
Aunque no solo el hecho de que sea un parto vaginal es un factor de riesgo, sino que también lo es el estado físico de la mujer. Si esta tiene una edad más avanzada, o sufre obesidad, o fuma, esta incontinencia podría ser incluso peor. Con lo cual siempre es importante, a nivel personal, asegurar que la salud funciona correctamente. De otra forma, orinar podría acabar siendo todo un problema en un futuro, porque los escapes podrían ser constantes.
La incontinencia tras el parto se suele producir porque el suelo pélvico ha sido dañado, con lo cual sería importante también reforzarlo dentro de lo posible. Para eso, lo único que hay que hacer son los conocidos ejercicios de Kegel; consisten en ir relajando y contrayendo el músculo del suelo pélvico, y deben realizarse varias veces al día. Así, poco a poco, se irá fortaleciendo el suelo pélvico y se propiciará que no aparezcan pérdidas al orinar. Estos ejercicios pueden realizarse tanto antes de estar embarazada como durante el proceso, así como tras el parto. ¡Así podrás tanto evitar esta incontinencia como hacer que desaparezca!