La piel del bebé resulta especialmente delicada. Es más fina que la de los adultos y presenta mayor debilidad en las diferentes capas. Todo ello la hace más vulnerable ante bacterias, los cambios de temperatura y los productos químicos (por ejemplo, algunas cremas, detergentes, colonias, champús, geles, etc.).
Esta irritación se manifiesta en forma de rojeces, granitos, llagas o eczemas. Todo ello resulta muy incómodo para el bebé y preocupante para los padres, ¿a qué se debe la irritación de la piel del bebé? ¿Qué podemos hacer nosotros para calmarla?
Por qué se irrita la piel del bebé
La piel del bebé presenta muchos pliegues (en las axilas, en los muslos, en la barriga, etc.), sobre todo si el bebé es más rellenito. En estos pliegues se acumula sudor, suciedad, restos de cremas u otros productos frecuentemente utilizados y humedad. Estos factores provocan que proliferen hongos, bacterias y virus. La piel se irrita y puede levantarse, inflamarse o escamarse. Diferentes zonas del cuerpo del bebé pueden sufrir irritación y es muy importante que conozcamos qué zonas son y cómo podemos tratarlo.
Si se le irrita la zona del pañal
Es muy común que se irrite la zona del pañal, sobre todo los órganos genitales y los muslos. Es muy común sobre todo en los primeros meses de vida. Esto se debe a que la urea de la orina del bebé se trasforma en amoniaco debido a las bacterias. Además, factores como el cambio de alimentación genera una orina más ácida que afecta a la piel del bebé. La diarrea y la dentición también generan cambios en la tolerancia de la piel y provoca irritación. Un exceso de humedad también genera irritación, no sólo en esta zona de cuerpo, sino en otros pliegues. A su vez, algunos medicamentos sobre todo los antibióticos por vía oral producen bacterias en la orina y provoca la aparición de hongos. En este último caso, su tratamiento es más duradero y específico, por lo que debemos consultar con el pediatra.
Para calmarlo es muy importante limpiar y secar bien la zona. Cuanto menos productos químicos apliquemos al bebé, mejor. Se recomienda limpiar la zona con una esponja suave y jabón ph neutro, que podemos encontrar fácilmente en supermercados o farmacias. Las toallitas son un buen recurso, sobre todo fuera de casa, pero no dejan de contener muchos productos químicos. Si tienes tiempo y paciencia, otra opción es elaborar nuestras propias toallitas caseras a base de agua hervida, jabón neutro, aceite de oliva virgen y vinagre de manzana (puedes encontrar en internet diferentes fórmulas de elaboración).
Después de usar la toallita, aplica una crema protectora a base de petrolato (vaselina) y de óxido blanco de zinc (esta es más pastosa pero muy eficaz). Asimismo, igual de importante es cambiar regularmente el pañal al bebé (entre 7 y 8 veces al día). Si es posible, intenta que estas partes del cuerpo estén al aire libre el mayor tiempo posible, sin pañal.
Si la piel se irrita por el sudor
La irritación en este caso se produce por una inmadurez de las glándulas sudoríparas del bebé. El sudor genera humedad y la humedad es un nido de bacterias en el cuerpo. Es importante controlar los cambios de temperatura: no abrigar en exceso al bebé, no exponerle a ambientes de excesivo calor, estar atentos al estado de la piel ante situaciones de fiebre, etc. Un remedio natural para esto puede ser bañar al bebé en agua tibia con bicarbonato y luego secarle suavemente con una toalla suave sin generar fricción.
Si el bebé tiene dermatitis seborreica
La dermatitis seborreica se produce por exceso de actividad de las glándulas sebáceas (se encargan de lubricar la piel y combatir los microbios). Es una inflamación de la piel. Sobre todo se inflama el cuero cabelludo, la cara, la nariz, las cejas y los párpados. Se manifiesta como una erupción roja, escamosa, picante.
En casos leves o moderados se puede aplicar aceite de almendras y un champú adecuado. En casos más graves, será necesario aplicar una crema esteroide.
Si el bebé padece dermatitis atópica
Es la afección de la piel más común en la infancia. La sufren el 20% de los niños en España. Consiste en una inflamación de la piel que aparece entre los dos y los dieciocho meses de vida. La piel se enrojece, se escama y se seca produciendo un fuerte picor. Puede alterar el sueño del bebé y en algunas ocasiones éste puede rascarse en exceso y provocarse heridas en la piel. Afecta a zonas de mayor sudoración y en el cuello, tobillos, rodillas y codos.
Las causas de la dermatitis atópica no están claras. Puede ser de origen hereditario, por una alergia, infección o por motivos psicológicos. Lo mejor es que sea el pediatra quien realice un análisis clínico para determinar la causa y el tratamiento.
Se suele administrar una crema a base de corticoides o crema antiinflamatoria. En algunos casos más graves, puede ser necesaria la administración de antibióticos. En casa, podemos reducir el contacto con el agua, usar jabones especiales con ph neutro que no contengan tantos químicos, asegurarse de secar bien la piel del niño, vestirlo con ropa 100% de algodón, al igual que la ropa de cama, hidratar la piel del bebé con crema especial para piel atópica, evitar bañar al bebé todos los días, echarle dos o tres gotitas de aceite corporal en el agua de la bañera pero evitar frotar su cuerpo directamente con aceite corporal. Además, existen en el mercado detergentes de ropa hipoalergénicos para pieles atópicas o sensibles. Asimismo, es muy importante el seguimiento médico de esta afección.
Si le pica un insecto
Debido a la vulnerabilidad de la piel del bebé, la picadura de un simple insecto común puede provocar ronchas y erupciones. Ante esto, se debe limpiar la zona de la picadura con una solución fisiológica y cubrirla con una gasa para evitar que el bebé se rasque.
Por tanto, una adecuada higiene corporal, evitar el exceso de humedad y prevenir el uso de productos con excesivos productos químicos, pueden mejorar el estado de la piel de tu bebé y evitar afecciones mayores.