Si eres una mujer o un hombre que ha decidido quedarse en casa al cuidado de los hijos y del hogar, quizá hayan días en los que sientas que el cansancio y el agotamiento pueden contigo. Es normal, aunque trabajar 8 horas fuera del hogar es cansado y aguantar a los jefes más, en realidad estar en casa y llevarlo todo es más cansando aunque no lo parezca.
Quedarte en casa no tiene que significar olvidar tus habilidades
Si decides quedarte en casa al cuidado de tus hijos, una buena idea si notas que empiezas a agobiarte con las rutinas diarias, es encontrar cosas nuevas que haces, mejorar habilidades, aprender idiomas o cualquier otro aspecto que te motive. De esta manera si algún día decides volver a trabajar, no será tan complicado porque habrás estado cuidando tus habilidades. Por si fuese poco, también puedes ayudar al presupuesto familiar si haces por ejemplo, servicios que puedas rentabilizar.
Puedes encontrar un trabajo a tiempo parcial desde casa para poder compaginar algunos ingresos con el cuidado de tus hijos, así el presupuesto familiar no se vería tan resentido. Del mismo modo, no tendrías que tener un vacío demasiado grande en tu currículum.
No todo sucede cómo creías que iba a pasar
Cuando estás en casa no hay nadie dictando cómo será tu día. A diferencia de la vida laboral, donde sabes que te levantarás, irás a trabajar , realizarás tus tareas y luego volverás a casa, la vida hogareña a veces puede ser impredecible.
Es cierto que puedes hacer planes para hacer cosas, pero los niños tienen una forma furtiva de cambiarlas. Tu nuevo mantra será ir con la corriente diaria. Este cambio de ritmo puede tardar un poco en hacer que te acostumbres, pero trata de no desanimarte cuando las cosas no salen según lo planeado.
Es posible que también te encuentres con mucha monotonía por quedarte en casa (limpiar, comprar, lavar, cuidar a los niños, la comida y vuelta a empezar)... y además apenas tienes tiempo para sentarte. Nadie te ayuda a tener un respiro así que tendrás que pensar más en ti y buscar pequeños momentos diarios que sean tu respiro.
Una red de soporte para ti
Cuando estás en el trabajo, tu sistema de apoyo consiste en los compañeros, familiares y otras madres trabajadoras que te respaldan. Cuando estás en tu casa, también es necesario tener a personas que estén en tu misma situación para que te echen una mano de vez en cuando.
Puedes encontrar otras mamás y papás que están en casa a menudo. Habrá momentos en que es buena idea tener alternativas para dejar a tu hijo un rato para poder ir al médico sola si lo necesitas. Además, querrás que tus hijos jueguen con otros niños. Se necesita una aldea para formar una familia y este nuevo sistema de apoyo te ayudará a hacer la transición más fácil a tu nuevo estilo de vida.
Ten expectativas con tu pareja
Es posible que tu pareja no sepa cómo es estar en casa con los niños todo el día. ¿Qué esperas que logre todos los días? Compara tus expectativas con las suyas para asegurarte de que coincidan. ¿Por qué es esto importante? Ya no estás ayudando financieramente a mantener a la familia (o al menos no tanto como lo hace una madre trabajadora a tiempo completo).
Por lo tanto, puedes comenzar a sentir que necesitas mantener a la familia apaciguando las expectativas que establezca tu pareja, ya que ellas son las que apoyan a todos. Este es un importante cambio de rol que no se puede ignorar. Si no se cumplen las expectativas, desde cualquier lado de la mesa, ambos se sentirán frustrados y tal vez resentidos.
No quieres que tu pareja piense que te estás aprovechado de la situación y tampoco quieres romperte la espalda por tenerlo todo impecable o impoluto cada día. Hablar claramente sobre las expectativas que tenéis cada uno y cuál es el rol que adoptaréis tanto a nivel laboral como familiar.