Como padres tenemos la obligación de dar una buena educación a nuestros hijos para que en el futuro sean personas responsables, morales y en definitiva, útiles para la sociedad. Hoy en día vemos a muchos padres malcriar a los pequeños, eso no les hace bien a ninguno de los dos. En primer lugar serán un quebradero de cabeza para sus cuidadores y en segundo lugar crearemos niños mimados que tardarán mucho en madurar (en el mejor de los casos).
Hay errores típicos que los padres comenten en la educación sin ser conscientes. Es muy fácil que ocurra y no nos imaginamos las consecuencias negativas que pueden llegar a tener.
1. Ponerle límites
Es tal vez la más importante. Tiene que aprender que hay unas normas que tiene que respetar. Desgraciadamente los niños siempre van tanteando hasta donde pueden llegar con un adulto. Si siempre se salen con la suya vamos a malcriar a nuestros hijos, podemos volverlos maleducados e incluso violentos.
2. Enséñale lo que es el esfuerzo
Tiene que aprender que no es el centro del universo y que si quiere algo tiene que esforzarse por ello, que no lo va a tener gratis. Es fundamental que lo aprenda porque si no acabará pensando que todo el mundo tiene que estar a su disposición y que puede obtener las cosas sin esforzarse. No se trata de que no le regales nunca nada fuera de fechas importantes (como su cumpleaños o navidad) pero si lo haces que sea por algún mérito, algo que ha hecho bien y de lo que se sienta orgulloso. Por ejemplo por haberte ayudado en algo, por una aprobado en esa asignatura que tanto le cuesta, etc.
3.Que aprenda que toda acción tiene su consecuencia
¿Cómo si no va a aprender lo que debe y no debe de hacer? Si se porta mal y no hay una consecuencia por su acción, ¿qué le impedirá repetirlo de nuevo en el futuro? si ya se ha librado una vez... puede que cuele también en la segunda ¿no? Es la manera más fácil de malcriar a un niño y volverlo mimado.
4. No alternes los mimos con las amenazas de dejarle solo
Nunca amenaces a tu hijo con dejarle solo en un sitio por muy enfadado que estés. Es muy común que cuando un niño mimado se acostumbra a hacer lo que quiere los padres como último recurso les amenace de esa forma. Los niños no pueden sentir que sus padres les abandonarían a la primera de cambio porque es con ellos con los que establece los primeros lazos de apego y confianza, son la principal fuente de seguridad que tienen.
Aunque nosotros sepamos que son amenazas vacías que nunca se llevarán a cabo (para que se comporte como nosotros queremos) para el niño supone dolor. Solo conseguiréis que el niño se vuelva más absorbente, mimado y dependiente de los padres porque despertaremos su desconfianza. Aunque a corto plazo pueda funcionar a largo plazo es contraproducente. Además puede llegar un momento en el que el niño se plante y se quede en el sitio. De manera que los padres tendrán que volver a por él. Así también estamos mostrando que no cumplimos las amenazas y finalmente se pierde credibilidad.
5. No cedas a las rabietas
Las rabietas son difíciles de gestionar, pero es posible. Si los niños consigue lo que quiere con ellas, solo conseguiremos reforzar conductas negativas. Buscamos una educación basada en el refuerzo positivo, atender a su "buen comportamiento", no al malo.
6. Evita mentirle
Muchas veces para evitarle sufrimiento tendemos a mentir al niño, es una forma de sobreprotegerle. Estás anulando la confianza de tus hijos en tu palabra, la persona en la que más confía. Es mejor que des una respuesta ajustada a su entendimiento. Por ejemplo, al explicarle la muerte de un familiar tampoco necesitas dar una larga explicación de lo que es la muerte. Lo importante es conseguir que te entienda, pero no mentirle con algo que tarde o temprano acabará descubriendo. No es una buena estrategia de educación precisamente.
7. No menosprecies sus sentimientos
Con esto me refiero a que nunca le quites importancia a sus sentimientos o decirle que realmente "no se siente así". Por ejemplo: "¿Cómo vas a tener miedo a la oscuridad? ¡Menuda tontería! ¡Si ya eres muy mayor!". "¿Estas triste? ¡No te preocupes! ¡Enseguida se te pasa!".
La labor de los padres es apoyar a sus hijos en situaciones difíciles. Ayudarles a crecer y hacerse más fuertes, enseñarles a enfrentarse a sus emociones y cómo gestionarlas. Por eso, nunca debemos negarlas. Ellos, igual que nosotros, no se olvidan de que están enfadados o tristes. Negarles lo que sienten no tiene nada de beneficioso para ellos, solo para nosotros.
8. No castigues al niño cuando se enfade
No podemos castigar al niño por liberar su enfado. Ellos no tienen las capacidades cognitivas totalmente desarrolladas como los adultos. La única manera de liberar la frustración es con gritos y lloros. Deja que se exprese así hasta que se le acabe pasando. Enséñale una manera asertiva de resolver los problemas . "Sé que estás enfadado pero no puedes hacer esto".
Además, si el niño te ha desobedecido o se comporta mal no lo generalices. ¿El niño se ha portado así solo en un momento concreto? ¿normalmente se porta bien? Entonces no generalicemos, un fallo no tiene que ser catastrófico.
9. Recuerda que lo que funcionó con tu primer hijo no tiene porque funcionar con el segundo
No hay una única talla para los hijos. En el comportamiento del niño influye su personalidad, su concentración, su manera de aprender, su forma de expresar y recibir afecto... Incluso los padres varían su forma de comportarse a lo largo del tiempo. No nos comportamos igual con el primer hijo que con el segundo, ni el segundo con el tercero. Las situaciones que hemos vivido, el ambiente laboral, la rutina que tenemos...Todo influye.
10. No esperes que tu hijo se porte bien si tú no das ejemplo
Los niños aprenden rápidamente por imitación, son como esponjas. La forma en cómo te enfrentas al mundo, tus miedos, como tratas a los demás... Si quieres que tu hijo sea educado, amable y respetuoso con el mundo empieza siéndolo tú.
¿Estoy mimando demasiado a mi bebé?
Por último, recuerda que nunca se mima demasiado a un bebé (por lo menos hasta el primer medio año de vida): hay algunas investigaciones que demuestran que los bebés que más cuidados y afectos recibieron durante los primeros seis meses más independientes se mostraron cuando empezaron a caminar. ¿Por qué lloran los bebés? Es su forma de demandar atención. Si se ignoran se frustrarán y van a crear una imagen insegura del mundo que les rodea. Hazle ver que está protegido y cuidado. Dale confianza en sí mismo.