La meditación guiada es una idea estupenda para trabajar con niños ya que tiene multitud de beneficios que les ayudará a entender mejor el mundo y el entorno. Los niños que meditan comprenderán mejor su mundo interior y también el mundo exterior, se sentirán más conectados con el entorno y disfrutarán de un mejor aprendizaje y habilidades sociales.
La meditación guiada es la mejor opción en los niños porque así puedes seguir la meditación paso a paso sin liarse. También les proporciona herramientas para comprender mejor esta estrategia de relajación y conocimiento interior.
Meditación guiada paso a paso
1- Hazlo tú primero
¿Alguna vez has intentado aprender inglés de alguien que no habla inglés? ¿Has aprendido a conducir un coche de alguien que no sabe conducir un coche? No, ¡porque no tiene sentido! Ocurre lo mismo para la meditación para niños. Si quieres enseñarle a tu hijo a meditar, primero tendrás que hacerlo tú mismo.
Elige una forma de meditación para los niños que creas que funcionaría mejor y familiarízate con ella. Sigue la meditación guiada a través de YouTube o cualquier plataforma que desees. Las mejores para los niños son la visualización, la atención plena y la meditación para relajar el cuerpo.
2- Expón a tu hijo a la práctica
Al exponer a su hijo a la práctica sin que él lo sepa, tu intención aumentará su curiosidad. Esto hace que sea más fácil convencerle después de meditar porque ya tendrá unos conocimientos previos sobre ello y no le causará demasiada incertidumbre.
Para conseguirlo tendrás que meditar en presencia de tu hijo; puedes ponerte tapones en los oídos y meditar aunque estén cerca. Cuando te hablen o te toquen mientras estés meditando, sigue meditando hasta que se alejen.
Cuando termines, puedes explicarles lo que estabas haciendo y por qué estabas haciéndolo y después pídeles que lo hagáis juntos.
3- Meditad juntos
Cuando tu hijo ya tenga interés en la meditación podréis hacerlo juntos. Tendrás que guiarle a través de una meditación que ya hayas seguido antes y que hayas aprendido los pasos correspondientes. Es necesario que sea una experiencia divertida y agradable para ambos, solo así se podrá mantener la esencia de la meditación. Si ves que tu hijo se agobia o que no quiere continuar, no sigas en la meditación, para la actividad hasta otro momento que sea más propicio hacerlo.
4- Deja que tu hijo se exprese solo
Puedes tener muchas ideas sobre tus sentimientos y pensamientos a través de la meditación. Tu hijo también experimentará estas cosas y podrá querer expresártelo. Pregunta a tu hijo después de la meditación qué es lo que ha experimentado y qué cosas son las que has sentido. Permite que se desahogue si hay cosas que le molestan.
5- Sé consistente
Si meditáis frecuentemente podréis crear un hábito que os beneficiará a ambos. Para que tu hijo se sienta motivado con la meditación puedes recompensarle después de cada sesión. Haz que sea una experiencia divertida en lugar de una 'obligación'. Si ves que tienes que presionarle para que medite, entonces es mejor que le dejes estar. Nunca le presiones para meditar juntos.
6- Mantén la calma
De nuevo, no lo presiones y no esperes nada. Desea que tu hijo haga meditación para niños solo para que pueda beneficiarse a largo plazo. Pero no puedes decidir por tu hijo si lo quiere o no hacer. Tendrás que aprender primero antes de hacerlo con tu hijo. Lee libros o artículos sobre meditación dedicado a los niños y cuando tengas toda la información podrás hacerlo con tu hijo.
A partir de ahora ya no hay excusa... ¡podréis meditar en familia y pasarlo en grande mientras calmáis el cuerpo y la mente! Los niños aprenderán a estar en calma, algo fundamental para su desarrollo vital.