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Cómo mejorar la atención en clase
Cómo mejorar la atención en clase

ATENCIÓN

Cómo mejorar la atención en clase

Que los alumnos mantengan el interés durante las lecciones es imprescindible para una educación exitosa y, aunque no siempre se lograr mantenerlo, estas pautas pueden ayudar a conseguirlo.

Que los pequeños presten atención cuando están en clase es esencial para que su educación sea completa y exitosa. Sin embargo, lo más normal es que un niño tan solo mantenga esa atención durante ciertos periodos, un tiempo que varía según los factores externos e internos del alumno. Hoy en día es habitual encontrarse en las aulas con niños que de un momento a otro dejan de prestar atención a lo que el profesor o la profesora porque se aburren y simplemente se despistan o empiezan a alborotar al resto de sus compañeros.

Sin embargo, la solución no es la de regañar al niño y hacerle ver que su conducta es errónea, ya que el límite de la capacidad de atención es algo inherente al ser humano. Lo que sí se puede hacer es seguir una serie de pautas y ejercicios que pueden ayudar al pequeño a aumentar su tiempo de atención en clase.

ambién es imprescindible que la clase no se base solamente en el profesor hablandoTambién es imprescindible que la clase no se base solamente en el profesor hablando

Comenzar la clase reclamando la atención

El inicio de la primera clase es esencial, ya que es cuando la capacidad de atención del pequeño es más alta. Esto se conoce como curva de atención, un gráfico en el cual se representa el nivel de atención a lo largo del tiempo. En ella se indica que el primer punto de la curva se inicia en un nivel elevado para ascender un poco más en los minutos siguientes y, finalmente, descender de forma continúa. Finalmente, la curva vuelve a ascender un poco, pero nunca hasta el nivel del principio.

Esta representación de la atención sugiere, por lo tanto, que es en el inicio de la clase cuando el pequeño está mostrando un mayor interés y eso hay que aprovecharlo.

Una forma de hacerlo es contando cuáles son las novedades del temario que se va a explicar, los puntos más importantes o los datos más curiosos. De esta forma, si el alumno entiende que se le está contando algo nuevo estará más atento. Por el contrario, una rutina que está muy extendida en las aulas es comenzar corrigiendo los deberes del día anterior.

Esto es un error y no logrará llamar la atención del pequeño ni picar a su curiosidad y, por lo tanto, perderá rápidamente el interés. Otra opción para tener un inicio de clase exitoso es seguir siempre una rutina para reclamar la atención. Por ejemplo, el saludo del profesor o profesora al llegar y un reclamo como palmadas o la palabra 'silencio' para que el aula quede tranquila y se haya logrado atraer la atención de todos los niños. De esta forma se habrá logrado el ambiente idóneo para comenzar una clase.

Gestionar los tiempos de clase

Siguiendo la idea de la curva de la atención, el nivel de interés del pequeño va descendiendo con el tiempo, por lo que se hace imprescindible gestionar la lección a explicar según ese modelo gráfico. Una idea es comenzar con las partes más importantes del tema y dejar para la mitad -momento en el que el punto de atención es más bajo- aquellos menos importantes. Finalmente, puede terminarse la clase con preguntas o actividades que ayudarán a fijar mejor los conocimientos aprovechando que en los últimos momentos el nivel de interés vuelve a alzarse.

También es imprescindible que la clase no se base solamente en el profesor hablando, sino que hacer cambios de dinámicas cada 15-20 minutos ayuda a que los pequeños continúen con su interés en la clase. Por ejemplo, se pueden intercalar los discursos con lectura en voz alta por parte de los niños o actividades y preguntas. Y, en el caso del maestro, cuando hable tendrá que hacer modulaciones en la voz para que la lección no se haga monótona y atraiga la atención de los niños con pequeños cambios y variaciones, ya que la clave del éxito es sorprender.

Ayuda de factores externos

En circunstancias en las que el profesor hablando es el único punto de atención que tienen los niños, difícilmente éstos podrán mantener la atención durante el tiempo deseado. Es imprescindible que el maestro también se apoye en otros elementos visuales que permita al niño variar el objeto de atención. Una opción es la tradicional pizarra, donde el profesor puede ir apuntando los elementos con mayor importancia, o una pantalla con proyector en la que vaya pasando diapositivas o poniendo videos que ejemplifiquen lo que está contando.

Eso sí, hay que cuidarse de que el propio niño no tenga distracciones en su mesa o pupitre. Esto se puede conseguir si al inicio de la clase el profesor pide a sus alumnos que retiren todo aquello que no sea imprescindible para la clase. Y es que hasta un estuche puede hacer que el niño pierda la atención en lo que se está contando.

El profesor no debe ser el protagonista de la claseEl profesor no debe ser el protagonista de la clase

Interacciones con los alumnos

El profesor no debe ser el protagonista de la clase, sino los alumnos. Es importante que ellos también sientan que forman parte activa en las lecciones participando a través de preguntas y actividades en voz alta. Por otra parte, el maestro tampoco debe recitar la lección mirando al infinito o con su atención en un libro o en la pizarra, sino que debe mirar a sus alumnos e interactuar con ellos a través de chistes, bromas y metáforas o con el uso de ejemplos que los pequeños puedan conocer. Eso sí, cuando el profesor se dirija a los alumnos siempre debe ser de forma positiva.

Por ejemplo, es un error muy frecuente que el maestro se dirija a aquel niño que haya perdido la atención y esté centrando su curiosidad en otra cosa o alborotando al esto de la clase para hacerle una llamada de atención. Sin embargo, es todo lo contrario lo que hay que hacer: evitar al niño que esté molestando y elogiar a todos aquellos que sí estén prestando atención a sus palabras. Es decir, se trata de usar el refuerzo positivo.

No toda la importancia está en el aula, la rutina en casa es clave

Muchos de los comportamientos de los pequeños cuando están en clase es un reflejo de lo que suelen hacer en casa. Los profesores no tienen como responsabilidad el educar al pequeño en comportamientos básico, sino que de ello se deben encargar los progenitores.

En este caso no sólo se trata de comportamientos básicos de buena educación como no interrumpir o tirar cosas al suelo, sino de establecer una rutina de estudio en el hogar para que desde pequeños se vayan acostumbrando ya adquieran el hábito del estudio. Asegurarse de que los niños realizan ejercicio de forma rutinaria o que tomen un desayuno apropiado antes de ir a clase también son otros factores a los que los padres deben prestar atención.

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