Hace un tiempo, os explicamos qué era el método Baby-Led Weaning. Por si no lo recordáis, es un método con el que vuestros bebés pueden pasar directamente de la lactancia, o del biberón, a comer alimentos sólidos. Estos alimentos deben estar preparados de una forma específica para que puedan ser consumidos por los más pequeños; aparte de esto, el Baby-Led Weaning o BLW es un método que hace que la vida de los padres sea mucho más cómoda, al menos por regla general.
Y es que os permite olvidaros de todos esos purés, ya sean caseros o preparados, sin los que antes creíais que no podíais siquiera vivir. Ahora no solo es que podréis, sino que lo haréis a las mil maravillas. Como ya os explicamos, hay unas cuantas claves que seguir para que el BLW funcione a la perfección, y entre ellas, una de las más importantes es que debe ser el bebé el que coja el alimento y lo introduzca en su boca por sí mismo. Dejad esto claro a todos vuestros familiares y amigos, así como en la guardería: nadie debe introducir comida en la boca del bebé. Debe ser él el que decida qué alimentos comer y en qué momento.
Junto con el miedo a que el pequeño pase hambre, otro de los grandes miedos de los padres es que se llegue a atragantar con alguna comida. Da miedo ver cómo, de repente, el bebé pasa de tomar el pecho o el biberón a ir introduciendo alimentos sólidos. No obstante, el riesgo real de atragantamiento con el Baby-Led Weaning es bastante reducido, tal y como vais a ver.
Los riesgos del Baby-Led Weaning
El riesgo del BLW realmente no es que el bebé se atragante, sino que los padres tengan tanto miedo que no le dejen ser libre a la hora de comer. Seamos realistas: el bebé puede atragantarse con brócoli, con patata cocida, con un puré o incluso con un objeto que encuentre en el suelo. Mil cosas pueden pasar, y no se puede vivir con ese miedo constante a que el bebé se llegue a atragantar, porque esa no es forma de vivir.
Ese miedo probablemente nunca desaparezca, puesto que, a fin de cuentas, es algo innato en cualquier padre y cualquier madre. Es lógico que se tenga miedo, es comprensible, y no pasa nada por tener miedo. Lo que no debemos permitir es que sea ese temor el que nos condicione y nos haga cambiar nuestras decisiones. Recordad: el bebé puede atragantarse con purés de la misma forma que puede atragantarse con el método BLW, así que no temáis, y optad por lo que prefiráis y mejor os venga. Si queréis probar este método de alimentación, que no sea el miedo el que os atenace.
No fuerces al bebé a comer si no quiere lo que le has dado
Saber llevar a cabo la maniobra Heimlich no es algo que deban hacer solo los padres que se deciden por probar el método BLW, sino que todos los padres (todas las personas) deberían conocerla bien, puesto que puede salvar una vida en cualquier momento.
Algunos consejos extra que os ayudarán
Además de saber realizar la maniobra Heimlich, también podéis tener en cuenta algunos consejos que os ayudarán mucho a la hora de evitar que vuestro bebé se llegue a atragantar. Lo primero, y fundamental: permaneced a su lado siempre, en todo momento, mientras que esté comiendo. No os despistéis, no salgáis de la habitación, porque un descuido puntual puede acabar muy mal en estos casos. Recordad que el método BLW requiere un esfuerzo considerable por parte de los padres, sobre todo en un primer momento; y es que no solo es un método bastante "sucio" (descubriréis rápido que a vuestros hijos les gusta jugar con la comida), sino también sacrificado. Pero tendréis vuestra recompensa.
Si vuestro hijo está llorando, no lo sentéis a comer, ni lo obliguéis a comer entre sollozos. Al llorar, puede aspirar el alimento sin darse cuenta y puede que acabe atragantándose con el alimento en cuestión. Lo mismo sucede si notáis que tiene sueño; puede llegar a quedarse comido mientras duerme, y eso podría hacer que se atragantara sin que vosotros pudierais evitarlo. No pasa nada si llora y no quiere comer a su hora, o si tiene mucho sueño; puede comer un poco más tarde. Os alterará la rutina, sí, pero son bebés: eso es lo que hacen.
Si el bebé no tiene ganas de comer, no le forcéis a comer. Puede que no tenga hambre, que no le guste especialmente ese alimento (eso también os pasa a vosotros, recordad), o que ya esté saciado al completo. ¡Y no pasa nada! No hay que forzarle, porque los niños son más sabios de lo que nosotros creemos. Probad con otros alimentos, o dejad que coma menos ese día, pero jamás tratéis de forzarle. En el método BLW, como ya hemos señalado, lo suyo es que sea el niño el que se vaya marcando a sí mismo.
Como consejo: no uséis tronas reclinables, optad por sillas más rectas para que el bebé coma. Eso sí, el bebé debe saber mantenerse recto por sí mismo para comer alimentos sólidos; si no, significa que todavía no está preparado.
Puede que alguna vez os pase, que vuestro bebé se atragante con la comida. Respirad, contad hasta tres para ver si es capaz de solucionarlo por sí mismo (es lo que suele pasar, por regla general) y, si veis que no es capaz, realizadle la maniobra Heimlich. Si esto no funciona, llamad al 112. De todas formas, debéis saber que esos casos son los menos, por no decir que son inexistentes.