La economía de fichas también se conoce como la tabla de puntos, se trata de una técnica de modificación de conducta que nace en la psicología, y es utilizada por muchos profesionales terapeutas, educadores, pedagogos, etc. Es una alternativa al castigo mucho más efectiva a largo plazo, y se usa especialmente con niños porque su modo de ponerlo en práctica es parecido a un juego, y se puede utilizar en niños de a partir de 4 años.
Su función es, de manera general, crear nuevas conductas positivas en ellos, de manera que cada vez que realizan el comportamiento que deseamos van ganando puntos que pueden canjear por premios. Por ejemplo: cada vez que nuestro hijo acabe de hacer todos los deberes, le damos 2 puntos, y cuando consiga acumular 6 puntos, le daremos un privilegio o un premio. No se trata de una técnica complicada, y los padres pueden ponerla en marcha en su propia casa con sus hijos, pero la clave para que funcione es hacerlo de forma meticulosa y constante.
Las bases de la economía de fichas: ¿Qué buscamos y cómo?
La economía de fichas se basa en una forma de aprendizaje que tenemos las personas llamada condicionamiento operante. Esto consiste, de forma básica y general, en que si siempre que realizamos una acción o conducta ésta es seguida de una consecuencia positiva, tendemos a repetirla. Cuando repetimos mucho una conducta creamos un hábito, que será más difícil de eliminar de nuestra rutina. Lo que queremos con esta técnica es crear hábitos positivos en los niños más efectiva que utilizando el castigo.
Cómo ponerlo en marcha
El único material que necesitan los padres para poner en marcha el programa de economía de fichas es una cartulina grande para dibujar una tabla donde se vayan colocando los puntos que el niño va ganando. Vamos a explicarlo con un ejemplo que luego se podrá adaptar a cada caso. Imaginemos que unos padres tienen un hijo al que le cuesta mucho comer los días que no hay lo que a él le gusta. Además, es un poco revoltoso y cuando termina de jugar con sus juguetes, no quiere recogerlos, y cuando le mandan hacerlo empieza a patalear y a llorar. En este caso, los padres deberían hacer una tabla que tuviera siete columnas: una por cada día de la semana, y dos filas: una donde escribirán cada conducta que quieren cambiar.
Para indicar el comportamiento que quieren cambiar, debe de ser siempre algo concreto, que el niño comprenda perfectamente y no dé lugar a malos entendidos, siempre en positivo. Así, escribiríamos "Me termino todo el plato de comida aunque no me guste", "Cuando termine de jugar guardaré todos los juguetes que he usado en su sitio". Tendríamos entonces una tabla de 2x7, y la colocaríamos en algún lugar de la casa. Los puntos pueden ponerse en forma de pegatinas de colores, pintándolos con un rotulador, o incluso con imanes de la nevera, lo que nosotros elijamos.
Por su conducto obtendrán puntos
Es muy importante pactar entre los padres primero cómo podrá canjear el hijo los puntos, es decir, qué premios o privilegios ganará a cambio de qué número de puntos, y dependiendo de la edad del niño, es buena idea negociarlos con él. Ese sistema de precios se escribirá también en una hoja aparte, y debe quedar como algo inamovible, así que hay que pensar en premios realistas y no excesivos.
Siempre se usarán premios, nunca un castigo. Tampoco le daremos como recompensa algo que le hayamos quitado, porque estaríamos mezclándolo con el castigo, y lo que queremos es sustituirlo. Esto no quiere decir que los padres deban gastarse dinero en educar a sus hijos, el premio puede ser de muchos tipos, por ejemplo, como decíamos antes, el día que el niño decida canjear los puntos podrá elegir, por 6 puntos totales, el postre de la cena.
También puede ser que el próximo fin de semana elegirá una película para ver todos juntos, o el parque al que quiera ir, comprar un paquete de cromos, ir a andar en bicicleta, cantarle esa canción que le gusta... todo lo que se nos ocurra. También hay que adaptarlo a la edad de los niños, por ejemplo, si son más mayores, haríamos una tabla con un formato menos infantil y los premios puede ser, por ejemplo, si alcanza los 50 puntos puede comprar algo especial, como un videojuego.
Cómo ir eliminando el programa si ésta ha funcionado
Si el niño ha conseguido crear el hábito de realizar ese comportamiento que queríamos enseñarle, deberemos eliminar el programa poco a poco, nunca de forma brusca. ¿Cómo lo hacemos? Pues retándole a ir subiendo de nivel en el juego. Ahora, para ganarse los 2 puntos, deberá realizar la conducta 3 veces seguidas. A medida que vayamos teniendo éxito con estas demoras en el premio, podremos ir aumentándolo hasta que lo eliminemos completamente, pero para ello deberemos indicarle que ha ganado, que es todo un campeón y que de vez en cuando, va a seguir ganando premios porque es un niño muy bueno.
¿Es la economía de fichas una técnica útil?
La economía de fichas es un procedimiento exitoso para incluir nuevas conductas positivas, o eliminar otras negativas, siempre que lo hagamos siguiendo las siguientes pautas:
- Debemos tener paciencia y ser constantes.
- Siempre, sin excepción, que el hijo realice la conducta deberá otorgársele sus puntos ganados, y que él lo vea. Hay que hacerlo nada más termine de hacer la tarea, y no dejarlo para después.
- Siempre que lo cumpla, además de darle los puntos, se le elogiará por lo bien que lo ha hecho.
- Si en un momento, sobre todo ocurre al principio, el niño no cumple su tarea, no se le reñirá. Con calma, se le indica que hoy no ha ganado los puntos, y que mañana tiene otra oportunidad de ganarlos.
- Si no ha realizado la tarea, no se le darán puntos, aunque se porte bien en otras áreas. Si realiza una sí y otra no, se le dará los correspondientes y ninguno más.
Esta técnica es más fácil de aplicar por los padres si la intención es trabajar unas tareas concretas en un niño que, por lo general, no presenta mala conducta. En cambio, si es el caso de hijos cuyo comportamiento es muy disruptivo, y resulta muy complicado enseñarle a comportarse correctamente, es recomendable acudir a un psicólogo para que ayude a los padres en esa difícil tarea.