Según la Organización Mundial de la Salud, se evitan entre dos y tres millones de muertes al año sólo por difteria, tétanos, tos ferina y sarampión gracias a las vacunas, que son básicamente el mayor avance contra las enfermedades en la historia de la humanidad.
Sin embargo, en la mayor parte del mundo, la inmunización no es algo obligatorio: puede rechazarse por creencias propias o bien por ignorancia. En España, el movimiento antivacunas es minoritario con respecto al de los países anglosajones, pero igualmente peligroso. Pero, ¿qué lleva a unos padres a no querer inmunizar a sus hijos? Los expertos opinan que es una cuestión de relativización : a medida que la enfermedad va desapareciendo y deja de conocerse, el temor a los efectos secundarios se hace mayor que el temor a la dolencia en sí.
Pero no vacunar a un menor no solo le puede perjudicar a él, sino a quienes le rodean, ya que se debilita la inmunización de grupo, lo que facilita el llegar a causar una epidemia. Félix Goñi, director de la Unidad de Biofísica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad del País Vasco (UPV), se pronuncia al respecto: " Si yo no vacuno a mi hijo en una sociedad de personas vacunadas, casi con toda seguridad no le va a pasar nada, ya que hay una probabilidad muy baja de que alguien le contagie. Es lo que se conoce como inmunidad de rebaño. Claro que puede ocurrir que una infección, que al niño vacunado le produzca una enfermedad leve y pasajera, al no vacunado le provoque una grave. La idea de que las vacunas son peligrosas es ridícula y tiene su origen en la ignorancia ".
Los movimientos antivacunas alimentan las falacias y las creencias erróneas alrededor de estos efectos secundarios, exagerándolos y falseándolos, poniendo en duda la efectividad de la vacunación. Sus portavoces proclaman luchar por "lo natural" en esta guerra contra "lo químico", en un mundo liderado por las farmacéuticas y los Gobiernos que favorecen el miedo a las enfermedades para controlar a la población.
Quizás uno de los impulsores más importantes de este movimiento es el médico británico Andrew Wakelfield, que aseguró en 1998 que la vacuna para el sarampión, las paperas y la rubeola causaban autismo, algo que no ha sido científicamente comprobado.
Los Gobiernos se pronuncian en pro de la salud
En España, encontramos la LIGA para libertad de vacunación, un movimiento liderado por Xavier Uriarte y Juan Manuel Marín Olmos, que defienden el "seguir el proceso natural de la enfermedad". Al final, esto es algo que cada uno debe decidir, pero muchos Gobiernos han decidido tomar parte en el asunto. Por ejemplo, en Australia, quitan beneficios sociales a aquellas familias que optan por no vacunarse (lo que supone en total unos 1.700 euros por niño, que ahora se pagan a las familias en plazos tras comprobar que el pequeño ha recibido todas las vacunas prescritas). En algunos estados de Estados Unidos, tampoco permiten escolarizar a los niños si no están inmunizados, con el objetivo de prevenir brotes infecciosos en centros educativos.
Por supuesto, este debate es exclusivo del primer mundo, ya que en los países en desarrollo no pueden permitirse el lujo de jugar con la salud. Es absurdo que, mientras en estos países dan la bienvenida a las campañas de vacunación masiva como una vía para mejorar la cadalidad de vida, hay quienes tienen la posibilidad al alcance de la mano y lo rechazan debido a esa moralidad "antivacunas". Esto puede propiciar al desarrollo de enfermedades que ya estaban más que controladas, como el sarampión, que puede provocar ceguera, encefalitis y hasta la muerte. Recordemos que las vacunas han acabado con enfermedades como la viruela y han hecho que la poliomielitis haya desaparecido de Occidente y esté a punto de erradicarse.
En Bekia Padres puedes descargar un calendario de vacunación a partir de la fecha de nacimiento de tu bebé, y con él no olvidar las vacunas que tu hijo necesita.