Concebir un hijo es un acto maravilloso en nuestras vidas. Sin embargo, no siempre puede ser tan fácilmente llevadero. Para hacérnoslo más sencillo, existen variedad de ejercicios y métodos para hacer que el peso del parto sea lo más sano y tolerable posible. Además algunas de estas técnicas son altamente beneficiosas tanto para nuestro cuerpo como para el del bebé. En concreto hablamos del nadar y la piscina durante el embarazo.
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La natación y la piscina durante el embarazo
Algunos deportes pueden todavía realizarse durante el embarazo y no suponen un riesgo para nuestro bebé. Uno de ellos es el nadar dirigido a la mujer embarazada. Este tipo de ejercicio acuático debe estar siempre recomendado por un médico y debemos informarnos notablemente antes de ir a la piscina por nuestra cuenta, ya que podríamos dañar la salud de nuestro pequeño si no tomamos las precauciones debidas.
El nadar es muy recomendable realizarlo desde los tres hasta los seis meses de estar embarazada. En los tres últimos meses de gestación no es tan positivo realizar este deporte, puesto que a través del agua de la piscina se pueden contraer infecciones perjudiciales para la criatura.
Realizaremos estos ejercicios en la piscina entre 30 y 50 minutos al día
También, a partir de los cinco meses de embarazo, el abdomen habrá aumentado notablemente y la embarazada podrá sentir un dolor, más o menos agudo, en las articulaciones de la cadera que podrá verse positivamente disminuido dentro del agua.
No es necesario saber nadar para poder realizar este deporte y el embarazo puede ser una muy buena excusa para atreverse a estar en la piscina. De ese modo podremos mantener y aumentar nuestra elasticidad, quemar unas pocas calorías que nos sobren y, además, pasar un rato muy agradable.
Si una vez hemos probado este ejercicio durante el embarazo y nos ha convencido, existen otras técnicas como la matronatación que ayudan a nuestro bebé a habituarse al agua como entorno y desarrollar al máximo sus capacidades físicas e intelectuales durante sus primeros meses de vida.
No obstante, con la matronatación nuestro bebé no aprenderá a nadar, ya que los humanos no podemos aprender a controlar nuestro cuerpo sincrónicamente dentro del agua hasta que no tenemos un mínimo de cuatro años de edad.
Los beneficios de la matronatación para nuestro bebé serán algo que deberemos tener en cuenta después del parto y de la experiencia que hayamos tenido durante el embarazo dentro del agua nosotras mismas.
Beneficios de la natación durante el embarazo
Muchos médicos y especialistas recomiendan esta práctica a mujeres en estado porque puede llegar a ayudarnos de muy diversas formas. Por ejemplo, como el agua amortiza nuestro peso corporal nos sentiremos más ligeras y sufriremos menos dolores de espalda y de caderas, como ya hemos dicho anteriormente, además de aligerar el peso y deshinchar nuestras rodillas, tobillos y pies. De este modo nos sentiremos más ágiles y ayudaremos a que la circulación de nuestro cuerpo sea más fluida.
Nadar boca arriba es muy positivo cuando nuestra barriga ya tiene unas medidas considerables
Si realizamos estos ejercicios, siempre supervisados por un experto, de una a dos veces a la semana nos sentiremos más tranquilas y podremos sobrellevar mejor el peso del embarazo, física como psicológicamente.
Este es además un deporte económico, de poco riesgo, quemaremos esos quilitos indeseados durante el embarazo sin perjudicar a nuestro bebé y que en verano puede ser también un alivio contra el calor.
Qué y cómo practicarla
Normalmente las actividades acuáticas para embarazadas están orientadas a aliviar los dolores corporales que podemos sufrir durante la gestación. No obstante, también nos ayudan a reforzar los músculos que son necesarios durante el parto, como los glúteos, los abductores y los abdominales.
El mejor ejercicio a realizar durante el embarazo es la natación de braza. Sin embargo, es muy importante que antes de realizarla sepamos controlar perfectamente la respiración y mantengamos una buena postura, con la espalda recta, con tal de no hacernos daño a nosotras mismas ni a nuestra criatura.
Nadar boca arriba, sobre nuestra espalda, es muy positivo cuando nuestra barriga ya tiene unas medidas considerables, puesto que nos ayuda a repartir el peso por todo nuestro cuerpo y, sobre todo, a aliviar los posibles dolores de espalda y caderas que podamos estar sufriendo. Además esta última técnica nos sirve para descansar una vez realizados otros ejercicios en la piscina y para relajarnos psicológicamente.
Sufriremos menos dolores de espalda y de caderas
No obstante, este tipo de ejercicio en el agua requiere de mayor coordinación y es más complicado, ya que supone un mayor esfuerzo muscular y mejora así nuestra respiración al ser un ejercicio de tipo cardiovascular. Debe, por lo tanto, realizarse con medida y ser muy precavidas con tal de no lastimarnos físicamente.
El único ejercicio de natación que los profesionales descartan es la natación en mariposa, pero es totalmente recomendable ponerse en manos de un experto a la hora de realizar cualquier ejercicio físico dentro del agua durante el embarazo.
Ventajas e inconvenientes
Las ventajas que hemos nombrado anteriormente no son solamente físicas, sino también psicológicas. El hecho de estar divirtiéndonos dentro del agua, en contacto con otras madres y realizado un ejercicio físico hace que nos sintamos menos preocupadas y más relajadas.
Como todo deporte puede tener inconvenientes y límites que es mejor no cruzar. Por ejemplo, no deberías realizar la natación durante los tres primeros meses de embarazo, puesto que es cuando el riesgo de aborto está más latente. Así como no debe realizarse de cara al último trimestre de la gestación, porque podría debilitar el tapón mucoso que es el que protege al niño de las infecciones exteriores a las cuales puede estar expuesta la madre.
El contacto con el agua durante los tres últimos meses del embarazo podría ser un gran inconveniente
Normalmente, la natación no suele ser un deporte que produzca grandes lesiones. Sin embargo, como todo deporte, te hace correr ese riesgo. Podríamos sufrir un calambre y eso sería muy peligroso si no tuviésemos un profesional supervisándonos, el cual podría auxiliarnos lo antes posible. Por lo tanto, no realizaremos la natación ni la matronatación sin la supervisión de un profesional, ya que no queremos poner en riesgo nuestra salud ni la de nuestro pequeño. También, si realizamos un ejercicio demasiado duro o en exceso podemos llegar a sufrir dolores en las articulaciones o problemas mayores.
Consejos y sugerencias
Aunque es un deporte divertido y que nos hace sentir mucho más ligeras, no debemos olvidar la gran responsabilidad del embarazo y los peligros físicos que él conlleva. Por lo tanto, no cruzaremos nuestros límites del esfuerzo y realizaremos siempre el deporte de una forma moderada.
Debemos realizar todos los ejercicios lentamente, recordándonos que tenemos una personita dentro de nosotras y que cualquier esfuerzo innecesario podría lastimarnos a ambos. Por lo tanto, nunca llegaremos al agotamiento físico. Realizaremos estos ejercicios en la piscina entre 30 y 50 minutos al día y no más de dos veces por semana.
Un chequeo médico y ginecológico es fundamental antes de realizar cualquier tipo de ejercicio durante el embarazo. Este mismo chequeo nos lo haremos después del parto y también se lo haremos a nuestro bebé si queremos realizar la matronatación.
Deja de realizar la natación de inmediato si te encuentras mareada, con la visión borrosa, si tu pulso aumenta o disminuye de repente o si te encuentras mal de cualquier otra manera e informa a tu entrenador al instante con tal de ser atendida lo antes posible.
Y, sobre todo, disfruta de tu experiencia en la piscina durante el embarazo porque será un momento de gran conexión entre tú y tu bebé ya desde antes de dar a luz y que, además, puedes seguir disfrutando una vez haya nacido con la matronatación.