Los niños superdotados pueden tener problemas de conducta social y emocional. Estos niños sobresalen en muchos aspectos y también pueden presentar características que afecten a su desarrollo social y emocional. Es necesario comprender a los niños superdotados para saber cómo esto puede influir en su comportamiento.
Problemas de un desarrollo asincrónico
Los talentos intelectuales avanzados no siempre van acompañados de buenas habilidades sociales y emocionales. Cuando las habilidades se desarrollan a diferentes velocidades en el desarrollo de un niño, es cuando se denomina un desarrollo asincrónico. En algunos casos, estos niños pueden tener problemas cuando su inteligencia no corresponde con sus otras habilidades también necesarias para un buen desarrollo integral.
Los niños superdotados pueden comprender intelectualmente conceptos abstractos, pero pueden ser incapaces de tratar esos conceptos emocionalmente, lo que lleva a preocupaciones intensas sobre la muerte, el futuro, el sexo y otros problemas avanzados.
El desarrollo físico de los niños superdotados puede llevar a una incapacidad para completar una tarea que son capaces de vislumbrar intelectualmente. Esto puede llevar a una frustración extrema a causa del perfeccionismo que suelen presentar este tipo de niños.
Además, puede participar en conversaciones de adultos sobre temas como el calentamiento global o el hambre en el mundo en un minuto y el próximo minuto llorar porque un hermano le cogió uno de sus juguetes preferidos. Esto puede confundir a los adultos y causar una reacción exagerada al comportamiento apropiado para su edad.
Problemas a causa de sus capacidad verbal y de razonamiento avanzado
Mientras que los niños superdotados son capaces de leer, hablar e incluso razonar por encima del nivel normal de su edad, esas habilidades no siempre se pueden utilizar de manera positiva.
Los niños superdotados pueden ser argumentativos y / o manipuladores. Los padres y otros adultos deben recordar que, aunque se debe dar crédito por argumentos lógicos y convincentes, un niño sigue siendo un niño y requiere una disciplina apropiada en todos los casos, sin importar la inteligencia que tenga. Los niños que ven que pueden manipular a los adultos pueden sentirse muy inseguros.
El vocabulario sofisticado y los sentidos del humor avanzados pueden hacer que los niños superdotados sean incomprendidos, lo que puede hacer que se sientan inferiores y rechazados por sus iguales, acabando en un aislamiento social que puede perjudicar su autoestima y la confianza en sí mismos.
Problemas que surgen del perfeccionismo y las sensibilidades emocionales
En ocasiones cuando un niño es superdotado los adultos tienen expectativas irreales en ellos y se olvidan que realmente son niños. Aunque es cierto que los niños con estas características suelen ser perfeccionistas, es necesario potenciar la importancia del esfuerzo y no tanto el de los resultados.
Los niños superdotados también pueden tener una una imaginación hiperactiva. Estos problemas pueden causar problemas de comportamiento, como por ejemplo tener miedo al fracaso, que parezca tímido, tener una sensibilidad intensa a las críticas, tener un sentido demasiado desarrollado de lo correcto y preocuparse por cosas que no pueden controlar como las guerras, la injusticia o la hambruna, entre otros. Todo esto puede hacer que los niños se vuelvan introvertidos y retraídos socialmente e incluso, sufrir una depresión existencial.
Los niños pueden sentirse incomprendidos socialmente y esto hacer que se aíslen o que tengan una mala conducta. En este sentido, resultará fundamental que los niños superdotados puedan tener la oportunidad de trabajar la Inteligencia Emocional y el entendimiento de sus propias emociones en todas las circunstancias de la vida. Necesitará una vida estructurada y sobre todo, una educación que esté acorde a sus capacidades intelectuales para no sentirse incomprendido por su capacidad de razonamiento. Si en la escuela no puede recibir este tipo de educación complementaria será necesario buscar otras alternativas o vías para que el niño pueda desarrollarse no solo emocionalmente si no también intelectualmente acorde a sus necesidades especiales.