Una de las preocupaciones más frecuentes de los y las estudiantes de grados universitarios, es que durante su carrera no han aprendido lo suficiente. Es normal encontrarse tras la graduación con la idea de que no sabes hacer nada, que te han faltado horas de prácticas, o que lo estudiado en una asignatura u otra es conocimiento desfasado. Sin embargo, ¿es eso cierto o una mera cuestión de percepción?
En verdad, la universidad es un ámbito de conocimiento, aunque cada vez menos. Es normal que esperemos que los estudios de grado (antes eran de diplomatura o licenciatura) se nos capacite para desempeñar una labor profesional. Al igual que en el colegio decíamos aquello de "¿Y para qué sirve aprender a hacer derivadas? ¿En qué me va a resultar útil en la vida el análisis sintáctico?", pues en la carrera pensamos que mucho de lo que aprendemos no nos va a valer para el empleo. Nada más lejos de la realidad. La universidad, como decíamos, es un sitio para aprender una disciplina, y eso implica todo el nivel teórico : los orígenes de un área de conocimiento, la historia y su evolución, la crítica al mismo, sus implicaciones, su relación con otras áreas, y también algo de conocimiento práctico. Si el aprendizaje sólo fuera práctico, no necesitaríamos universidades, y todo el conocimiento se iría perdiendo. Además, si no tenemos una base teórica fuerte y consolidada, no podríamos avanzar nunca la práctica.
Las competencias que adquirimos
La universidad no sólo nos enseña contenidos, sino que en ella desarrollamos muchas competencias, más de las que pensamos que somos capaces de llevar a cabo. La principal de ellas es que nos capacita para adquirir nuevos conocimientos en nuestra disciplina con mucho menor esfuerzo. Al fin y al cabo, si pensamos en la Economía, la Psicología, la Medicina, el Trabajo Social, la Ingeniería Industrial, la Pedagogía, la Biología, la Historia, etc., ¿no nos damos cuenta de la gran cantidad de conocimiento que hay en cada una? No podemos aprenderlo todo, además, a medida que pasan los años todas esas áreas van avanzando y se descubren cosas nuevas, ¡no podemos pretender saberlo todo! Aprendemos bastante, y lo más general, para que luego en nuestra práctica profesional podamos centrarnos en los específico con una buena base.
Pensemos en un ejemplo: una de las ramas o alguna asignatura de nuestra carrera. Por ejemplo, en Psicología puedes haber estudiado todo lo que es la Psicología de los Recursos Humanos y cómo es el funcionamiento en general de una empresa: el liderazgo, el clima organizacional, la satisfacción laboral, el síndrome de burnout o el mobbing. Sin embargo, al terminar la carrera te encuentras con que necesitas aprender cómo aplicar las nuevas tecnologías para mejorar la comunicación dentro de la empresa y hacer un seguimiento de cómo este nuevo sistema mejora algunos aspectos del clima laboral. ¿De verdad crees que no eres capaz de aprender a realizar eso con todo lo que has aprendido en la carrera?
O si has aprendido aspectos de neuropsicología, pero luego te especializas en el diagnóstico de demencias y te encuentras con que hay metodologías que nunca habías oído hablar de ellas. Compara lo rápido que aprendes sobre este método y lo fácil que lo entiendes, comparado con si te hubieran dado un manual de diagnóstico de demencias en neuropsicología en el primer o segundo curso de grado.
Por otro lado, has aprendido a estudiar de manera autónoma, has trabajado en equipo, has tenido que integrarte en entornos desconocidos para ti cuando has hecho las prácticas profesionales, has aprendido a usar nuevos programas de ordenador, a consultar bibliografía, a leer literatura científica, a relacionar conceptos abstractos, a tener curiosidad por aprender, a redactar trabajos, incluso has sido capaz de aprobar asignaturas con una metodología caótica.
La universidad no te enseña todo lo que hay, sino que te enseña a aprender y a desenvolverte. No todos los profesores y profesoras serán perfectos, pero la mayoría aportado algo a tus conocimientos y capacidades. En el entorno laboral, por suerte o por desgracia, tampoco te vas a encontrar con una metodología ordenada, unos horarios y unos recursos fáciles de gestionar, pero sabrás adaptarte a ello. Disfruta de tu etapa universitaria y recuerda que todo lo que creas que te ha quedado pendiente de aprender, está en los libros. Y eres muy capaz de superarte en todo lo que necesites.