Muchos padres tienden a volcar sus frustraciones de juventud en sus hijos, aquella carrera que no se pudo estudiar, aquel deporte para el que no se tenían aptitudes, esas aficiones para las que no había tiempo o dinero. Cualquier padre quiere lo mejor para sus hijos, pero en muchas ocasiones, ese nivel de exigencia puede conllevar más consecuencias negativas que positivas.
Especialmente cuando se trata de sus notas en la escuela, ya que, en ningún caso, se debería etiquetar a los hijos por un número en un examen escolar. Ese número, esas notas al final de un trimestre o al final del curso, no determinan la inteligencia, ni la dedicación, ni las habilidades de tus hijos. Las notas a lo largo de un curso, pueden variar por infinidad de motivos y cuanto más alto esperes que sea ese número, mayor puede ser la decepción si tu hijo no llega a casa con las notas que esperabas.
Las notas no son lo primero
En los boletines de notas aparecen números, una cifra obtenida por una media de varias notas obtenidas a lo largo de un periodo de tiempo. Quizá en algún momento del curso tu hijo ha pasado por dificultades, que han podido afectar a la nota final. Pero también es posible que esas sean las notas que tu hijo puede lograr con todo su esfuerzo, aunque para ti no sea una nota aceptable.
Porque quizá, las expectativas que has marcado en tu hijo no son reales, o no tienen en cuenta las capacidades de tu hijo y, por lo tanto, siempre te van a decepcionar. Pero eso no significa que tu hijo no sea inteligente, o no tanto como a ti te gustaría. Por lo tanto, en lugar de valorar esa última nota que marca un curso completo, valora el esfuerzo que ha dedicado durante muchas horas y muchos días para que sus notas fuesen lo mejor posible. Porque para la mayoría de los niños, sacar mejores o peores notas solo sirve para que sus padres estén contentos.
Es posible que tu hijo no sea el mejor en matemáticas, o que no se le den bien los idiomas. Pero es que tampoco tiene la obligación de serlo, porque la vida no consiste en ser el mejor, ni quedar por encima de los demás niños. Seguramente tu hijo será más hábil para otras cosas, y esas son las cosas que tienes que descubrir y potenciar, porque ahí será donde pueda destacar tu pequeño.
Las etiquetas excluyen, no incluyen
Hoy en día que tanto se lucha por lograr la inclusión de las personas con diversidad funcional, no debemos olvidar que todas las personas, todos los niños, son diferentes. No es necesario tener una discapacidad para que un niño sufra la exclusión por culpa de una etiqueta. Si las notas de tu hijo son demasiado bajas, según tu criterio, no etiquetes a tu hijo como un vago, como poco inteligente, ni lo compares con otros niños o con sus hermanos.
Por otra parte, podrías llegar a influenciar negativamente en el comportamiento del niño. Ya que, si sus padres le dicen que es un vago, que no se esfuerza lo suficiente o que es tonto, el niño puede llegar a asumir ese papel. ¿Para qué va a trabajar más o estudiar más tiempo para mejorar sus notas? Quizá su padre o su madre nunca estarán contentos y para el niño es más fácil asumir que no es un buen estudiante.
Al fin y al cabo, etiquetar a los niños solo sirve para excluirlos, para dividirlos según sus capacidades.
Las notas no marcan las capacidades del niño
Las asignaturas que se aprenden en la escuela son importantes, pero no son lo más importante. Los valores que se enseñan en casa, la inteligencia emocional, la empatía, la solidaridad, son las cosas que realmente van a ayudar a tu hijo a ser un adulto responsable. Ayuda a tu hijo a potenciar sus habilidades, enséñale herramientas para gestionar el tiempo, para organizar las prioridades y distribuir sus tareas.
En lugar de castigar al niño por traer unas notas muy bajas, intenta comprender por qué son calificaciones más bajas de lo que tú esperabas, de lo que se esperaba del niño. Quizá tu hijo necesita que trabajes con él, que le dediques tiempo para realizar algunas tareas que no le resultan fáciles.
Muéstrate cercano para que tu hijo pueda hablar contigo y pedirte ayuda sin miedo.
Porque tu hijo nunca debe ver en ti un enemigo, pero si recibe negatividad y agresividad cuando llega con sus notas a casa, difícilmente podrá contar contigo para mejorar sus calificaciones en el futuro. Lo más importante es lograr que el niño se esfuerce, que luche por dar la mejor versión de sí mismo sin competir con nadie más. Esa será la mejor lección que podrás ofrecerle, las herramientas necesarias para que por sí mismo, sea capaz de ofrecer lo mejor de su personalidad.