Empezar una relación sentimental a veces no sólo significa preocuparte por otra persona, adaptarte a sus gustos, a sus horarios,... En ocasiones tu pareja trae asociadas a otras personas, algo que suele ocurrir con gente que ha tenido relaciones anteriormente y que ha tenido hijos. En la mayor parte de las ocasiones no resulta fácil lidiar con ellos, especialmente si son de corta edad o adolescentes.
Los hijos pueden llegar a ser un problema en la relación con tu pareja, por lo que es de lo más recomendable llevarse bien con ellos si quieres llegar a tener algún futuro. No hay motivos para tener conflictos continuados con los hijos de vuestra pareja, porque al fin y al cabo lo que todos queréis es que él/ella sea feliz. Además, en el caso de tener que escoger entre tú y sus vástagos te aseguro que llevas las de perder.
Cambia la mala situación con la hija de tu pareja
Hay que tener en cuenta, en primer momento, a qué tipo de hijo nos enfrentamos. No es igual intentar llevarse bien con uno niño de cuatro años que con una adolescente de 14, por poner un ejemplo. En este artículo nos vamos a centrar precisamente en cómo comportarse con la hija adolescente de tu pareja, uno de los casos más complicados.
Un comportamiento terco y egoísta
En ocasiones la hija de una persona que ha rehecho su vida lleva bien la situación y acepta con gusto al nuevo acompañante de su progenitor, pero en otras ocasiones se vuelve egoísta y terca. No hay que olvidar que es en la adolescencia, cuando deja de ser una niña para convertirse en adulta, cuando se dan los comportamientos más caprichosos. Si sus padres se han separado recientemente la cosa puede ir a más.
A eso se puede unir el hecho de que la niña resulte de lo más protectora y vea con recelo que otra persona llegue a la vida de alguno de sus padres. Esta situación se da especialmente cuando la separación de los progenitores ha sido reciente y eres la primera pareja que conoce. No está acostumbrada a ver a sus padres con otras personas, por lo que es normal que al principio le resulte un poco duro.
Las hijas será la prioridad sobre la nueva pareja
Si de primeras tu relación con la niña no resulta buena dale algo de margen. Hay casos en los que no se empieza con buen pie y las cosas mejoran hasta ser amigas. Pero no te equivoques, para alcanzar tan nivel de conexión se necesita tiempo. No puedes pretender su amiga desde el primer día, así que no lo intentes. Muéstrate como lo que eres.
Define cual es tu lugar
Uno de los principales conflictos que se dan entre los hijos de una persona y su nueva pareja es el temor de los primeros a que ésta venga a ocupar un lugar que no le pertenece. Lo habitual es pensar que se quiere convertir en su nuevo padre/madre, a modo de las madrastras malvadas que salen en los cuentos infantiles. Por ello es importante dejar claro desde el primer momento que no es así, que tú eres la pareja de su progenitor, pero que no vas a actuar como su madre o padre.
Tu relación es con su progenitor y al ser alguien importante en su vida es normal que coincidáis en determinados momentos. Sin embargo la responsabilidad de padre no es tuya, sino de la otra persona. No la regañes, ni la corrijas, ni intentes que se comporte de un modo determinado. Ese es trabajo de sus padres, no tuyo. Lo que sí puedes es dar tu opinión, a modo de consejero. Pero ten en cuenta que en ocasiones es recomendable esperar a que te pregunten antes de decir lo que piensas.
Si no has de actuar sobre la crianza de la hija tampoco está bien que trates de influir en lo que hace o piensa tu pareja respecto a sus hijos. Puede verse como un intento de dominarle y de intentar que haga lo que tu quieres. Dale espacio para que decida y sugiere si es que te pide consejo. Nunca enfrentes a un padre con su hija porque probablemente acabarán haciendo un frente común en el que tú te convertirás en el enemigo. Tienes las de perder.
Busca cosas que tengáis en común
Aunque la hija de tu pareja pueda llegar a pensarlo -por múltiples motivos y puede incluso que ninguno sea real- no eres su enemiga, así que busca aquello que tenéis en común y trata de encontrar cierta complicidad con ella. Interésate por lo que le gusta, pregunta a su progenitor e invítala a hacer algo que sabes que le apetecerá y que a ti también te guste.
Si los dos sois amantes del cine podéis improvisar una sesión para vosotros solos y aprovechar para conoceros con menos tensiones. Lo mismo se aplica a una tarde de compras, a ir a ver un partido de algún deporte del que ambos seáis aficionados o a disfrutar de un café con una buena conversación entre dos personas adultas. Hacer cosas juntos os dará una complicidad que os acercará a la amistad y, además, liberará tensiones.
En estos casos haz tuya la frase 'divide y vencerás'. Si tu pareja tiene varios hijos enfrentarte a todos juntos puede resultar de lo más costoso, sin olvidar que lo más probable es que ellos hagan piña y tú quedes en una posición inferior. Lo mejor es quedar de vez en cuando con ellos de manera individualizada, para tratarlos de igual a igual y no estar en inferioridad numérica.
No te olvides de tu pareja
Has de tener en cuenta que llevarte bien con la hija adolescente de tu pareja es importante, pero debes buscar el equilibrio necesario para que no dejes de lado a tu pareja por ella. Si te vuelcas demasiado en la niña puede sentir unos pequeños celos de esa nueva relación que ha surgido y que acaben por generar un conflicto entre vosotros.
Como toda relación la que puedas tener con la hija de tu pareja precisa de tiempo para que sea buena. No tenéis que convertiros en grandes amigos pero sí que sería interesante, en beneficio de todos, que fuera lo más cordial posible.