La infección de oídos es una de las enfermedades más frecuentes en los niños. La infección de oídos es una inflamación del oído que comúnmente está originada por una bacteria. Debido al dolor que produce lo mejor es tratarlo lo más rápidamente posible para además impedir su aparición en un futuro.
Tres de cada seis niños suele sufrir inflamación de oídos en su infancia. Esto es debido a que los bebés y niños más pequeños suelen tener las trompas de Eustaquio más cortas y en posición horizontal. A medida que vayan creciendo las trompas triplicarán su longitud y adquirirán una posición vertical, lo que permitirá drenar los líquidos con mayor facilidad.
¿Qué produce las infecciones de oído?
Por lo general, la infección de oído suele estar causada por una bacteria que se introduce en la trompa de Eustaquio y queda atrapado.
Estas infecciones se manifestarán por la noche causando dolor en los oídos y en muchas ocasiones fiebre. Si además el niño tiene una acumulación de fluido en el oído, como pus, estaremos hablando de una inflamación de oído grave.
La infección de oído suele aparecer, por lo general, después de una infección de garganta, un resfriado o un catarro. Si alguna de estas enfermedades se debe a un virus, este puede alojarse en el oído ya que puede sentirse atraído al ser un lugar oscuro y húmedo, propicio para el desarrollo de las bacterias.
Según como se presente la infección de podrá hablar de tres tipos de infección :
Infección aguda: Aquella en la que partes del oído se inflaman y encontramos líquido en el tímpano. Esto produce dolor y fiebre en el niño.
Infección con efusión: Se produce cuando la infección ya ha pasado pero el niño sigue presentando líquido detrás del tímpano. En estos casos es importante que el médico elimine el líquido para que no se vuelva a producir la infección.
Infección crónica: En este caso la infección se presenta en un prologado periodo de tiempo, apareciendo una y otra vez.
Síntomas de la infección de oído
Los síntomas más comunes de las infecciones de oído son:
- El dolor y creación de líquido en las orejas.
- Llanto debido al dolor que le produce la infección.
- Cuello rígido.
- Vértigo y pérdida de equilibrio.
- Fiebre alta.
- No siente ganas de comer.
- Dificultad para dormir.
- Vómitos o diarrea, producido por la bacteria.
Si los padres notan algunos de estos síntomas en sus niños lo mejor es llevarlos inmediatamente al pediatra, ya que posiblemente les administren antibióticos. Una vez en el pediatra este le hará una observación en la que observará con el otoscopio si el tímpano está inflamado.
Tratamiento de las infecciones de oído
En la mayoría de las ocasiones, el pediatra recetará a nuestros pequeños antibióticos, como por ejemplo amoxicilina. Lo normal es que se recete durante un periodo de entre siete a diez días.
Cuando el dolor es muy fuerte el médico recetará analgésicos, ibuprofeno o gotas para los oídos que ayuden a aliviar la fiebre y el dolor.
Si el médico receta algún antibiótico a nuestro hijo, es importante estar seguro de que debe tomar tal y como sea recetado y con la cantidad y el tiempo indicado por el médico. Ya que, si el niño deja de tomar el antibiótico antes de tiempo, la infección puede volver. Una vez termine de tomar el antibiótico se deberá de volver al médico para que verifique si nuestro hijo está fuera de peligro de cualquier infección. Si el líquido del oído no desaparece a las tres semanas deberemos de volver a acudir al médico.
Hay que tener en cuenta que los antibióticos no suelen hacer efecto hasta las primeras 24 horas, y menos en niños graves con fiebre alta y fatiga. Ante eso, el pediatra también puede recetar para nuestro hijo alguna dosis de paracetamol o ibuprofeno para bajar la fiebre.
Es importante recordar que a los niños no se les debe de dar aspirina, debido al alto grado de riesgo de padecer el Síndrome de Reye.
También puede ocurrir que, si la infección no es grave, nuestro pediatra puede no mandar ninguna medicación a nuestro hijo. Esto es debido a que algunas infecciones, las menos graves, de oído mejoran por sí solas, sin necesidad de tomar ningún antibiótico.
Otras de las cosas que podemos hacer para aliviar los síntomas de la infección de oído son suspender la leche y sus derivados mientras nuestro hijo este enfermo, poner sobre la oreja infectada una bolsa de agua caliente o un cojín que esté caliente, esto conseguirá calmarle el dolor. Por último, es importante mantener la habitación húmeda, ya que un ambiente seco puede irritar las mucosas de la nariz y la garganta.
¿Cómo puedo evitar las infecciones de oído a mí hijo?
Las infecciones de oído no son contagiosas, el inconveniente son los problemas respiratorios que acompañan a esta infección. De ahí, la importancia de mantener el entorno y las manos limpias cuando vayamos a dar de comer a nuestro hijo, a cambiarlo o a preparar la comida.
Una de las prevenciones más importantes es mantener a nuestro hijo al día con el programa de vacunación. Ya que estas ayudan a prevenir muchas enfermedades, que pueden conllevar a una infección de oído, como la gripe.
También podemos proteger a nuestro hijo de estar expuesto ante el humo del tabaco. Se ha demostrado que los niños cuyos padres que fuman tienen más posibilidades de tener infecciones de oído. Esto es debido a que el sistema inmunológico de los niños no está del todo formado por lo que cualquier exposición a un agente tóxico es dañino para su sistema.