Con la llegada de un nuevo miembro a la familia las rutinas, horarios y costumbres se trastocan y cambian radicalmente. Todo es diferente, todo es nuevo. Normalmente las madres se adaptan más rápido a la nueva situación que los padres, es normal, lleva un tiempo reorganizar de nuevo la vida familiar. Sin embargo, hay veces que el padre no se acaba de adaptar a los cambios y puede sentirse desplazado y desubicado durante un tiempo.
Durante los primeros meses después de la llegada de un bebé se forma entre la madre y el pequeño un vínculo especial y único. Toda la atención de la madre recae sobre el pequeño, todo gira alrededor de él, desde las actividades más nimias hasta los temas de conversación. Por eso, los hombres que quizá estaban acostumbrados a que todas las preocupaciones y atenciones de la mujer recayesen sobre él pueden volverse celosos e inseguros de sus propios hijos. No es que piensen que su mujer vaya a dejar de quererles por la llegada del bebé, pero pueden sentirse desplazados, como que no se les tiene en cuenta. Todo esto también dependerá del comportamiento que la mujer tenga respecto a él.
A veces es cierto que con la llegada del bebé la madre se obsesiona tanto por querer hacerlo todo bien que no delega responsabilidades, y a pesar de estar agotada, acapara ella todos los cuidados. El resultado es una madre exhausta y de mal humor, y un padre descolocado, que no sabe cuál es su nuevo papel ni como colaborar.
¿Cuándo es más propenso que el padre sienta celos del hijo?
Cuando el padre es inseguro y tiene baja autoestima. Los hombres con este perfil pueden sentir que la mujer va a dejar de quererles con el tiempo. Pueden sentirse ignorados e inútiles. Tras un parto, el cuerpo femenino todavía es una bomba de hormonas, por eso, los cambios de humor, la irritabilidad, la falta de sueño, cansancio continuo y el agobio que la madre puede sentir, harán que la pareja piense que se está cansando de él.
Más común es cuando la pareja de la madre no es el padre biológico del niño. En estos casos la mujer tiene que ir con pies de plomo porque será más probable que el hombre se sienta en un segundo plano. Es importante que ella le haga entender que lo necesita en todo momento para el cuidado del bebé.
Por otro lado, si la paternidad fue algo que pilló por sorpresa, el padre es más proclive a sentir celos del bebé, en el sentido de que asocian al pequeño con el fin del ocio, el sexo y todo tipo de actividades gratificantes. Es más común en hombres algo inmaduros o un poco egoístas (pero esto no significa que sean malas personas). Hay que estar pendientes del pequeño las 24 horas del día esté dormido o despierto, también se vuelve el centro de todas las conversaciones entre ambos.
Ocurre también que el padre de repente se encuentra pasando un sábado en el supermercado comprando pañales. Y es que ser consciente de cuánto ha cambiado su vida en tan poco tiempo es un golpe duro para ellos. Muchos suelen refugiarse en el trabajo alargando sus horarios y haciendo horas extras, pueden decir que es porque necesitan más dinero ahora que son tres, pero la otra realidad es que están abrumados.
¿Qué debe hacer la pareja para resolver la situación?
Tanto el padre como la madre pueden hacer mucho para encontrar una solución:
1- Comunicación ante todo.
Tenéis que hablar el uno con el otro y expresar con toda sinceridad vuestros sentimientos, siendo muy concretos y claros sobre que es lo que os parece mal del comportamiento de la otra persona, pero sin juzgarle a él directamente, solo su conducta. No es lo mismo decir "Ayer hiciste esto, te comportaste de una manera egoísta" (algo concreto que no tiene porque repetirse) a "Eres un egoísta" (característica de personalidad que es más difícil de cambiar). Es importante que os expreséis pero con todo el respeto del mundo, sin ofender a la otra persona.
2- Tener más detalles cariñosos el uno con el otro.
Ahora más que nunca es cuando tu pareja más necesita que le des cariño, que le digas cuanto le quieres, aunque ya no compartáis tantos momentos juntos como antes. Ofrecerte a hacer cosas por el otro, darle una pequeña sorpresa o simplemente un beso antes de salir de casa. Esos pequeños detalles acaban marcando la diferencia.
3- Buscad momentos para vosotros.
Es o sí, si el tiempo y el dinero os lo permiten. De vez en cuando haced un plan juntos, aunque solo sean un par de horas.
4- No descuidéis el sexo.
Suena fácil ¿verdad? Pues para nada. Después del parto y sobre todo durante las primeras semanas, la mujer no suele estar especialmente receptiva, más bien lo contrario, las demandas del bebé y el cansancio acumulado convierten al sexo en ese gran desconocido. En este sentido los hombres no deben presionar a las parejas, tienen que aceptar que la situación ha cambiado y el sexo también. Pero eso tampoco significa que tenga que desaparecer, si no que tenéis que encontrar otros momentos en los que ambos estéis más propensos y de mejor humor.
5- Si eres la madre, intenta que tu pareja participe en los cuidados del bebé.
Los hombres suelen sentir celos del bebé pero a veces también de la madre porque se sienten excluidos de la relación. Es un sentimiento ambiguo. Pídele ayuda, delega responsabilidades, no quieras hacerlo todo tu sola. De esta manera, harás partícipe al padre en la dinámica familiar y además tu cuerpo y mente te lo agradecerá.
6- Si eres el padre haz un esfuerzo por involucrarte en los cuidados del niño.
Si no te ves capaz al menos encárgate de la casa, cuando un bebé llega a una casa siempre hay algo que se puede hacer: limpiar, poner la lavadora, hacer la comida... ¡fuera las excusas! Infórmate, lee libros o artículos sobre la paternidad y demuéstrale a tu pareja lo mucho que sabes del tema. También puedes hablar con otros padres sobre cómo se las arreglan ellos para el cuidado de los pequeños. Compartir experiencias entre padres es muy enriquecedor y podrás desahogarte con otros que se encuentran en tu misma situación.
7-Acudid a un profesional.
Si veis que la situación os está desbordando acudid a un psicólogo o a otro tipo de profesional que os pueda asesorar. Un gran porcentaje de parejas acaban separándose al año del nacimiento del primer hijo. Es una etapa muy delicada que no debemos dejar pasar.