Cada mañana es posible que te prometas ser un mejor padre o una mejor madre... pero el secreto para ser mejor no es serlo, es ser feliz. Si eres feliz siendo padre o madre, si eres feliz con tu vida y disfrutas del presente... entonces podrás ser la mejor versión de ti mismo para que tus hijos crezcan felices a tu lado.
Ser mejor padre o madre no significa que nunca cojas tu teléfono, que hagas comidas nutritivas todos los días, que nunca pierdas la paciencia ni que alces la voz... Es mucho más que todo esto y además que conseguir esto, es difícil. Un buen padre o una buena madre no es perfecto, comete fallos y aprende de ellos.
No es suficiente con ser mejor
No es suficiente "ser mejor". No es suficiente escuchar todos los libros sobre filosofías de crianza positiva y probar todas las recetas llenas de verduras para niños. No es suficiente eliminar todas las aplicaciones de redes sociales en nuestros teléfonos y practicar técnicas de respiración consciente cuando nuestros niños pequeños están teniendo una rabieta insoprotable. Nunca es suficiente
En lugar de centrarte en lo que no debes hacer o en lo que puedes hacer mejor, es mejor que te centres en lo que debes hacer para ser más feliz en la crianza de tus hijos... Porque si tú estás feliz, tus hijos también lo estarán y lo demás, vendrá solo.
Aprende a ser un padre feliz en lugar de querer ser solo mejor
No te pierdas estos consejos para que aprendas a ser un padre feliz en lugar de centrarte en ser un padre mejor:
- Elogia a tus hijos todos los días. Como cualquier padre o madre, es posible que pienses que tus hijos son los mejores humanos que han existido en el planeta. Pero, de alguna manera, te das cuenta de que te quejas más de tus hijos que el tiempo que pasas elogiándolos. Por eso, es necesario que tomes conciencia y comiences a verbalizar las experiencias positivas, así como los momentos frustrantes.
- Ponte en primer lugar. Cuando se tienen hijos por primera vez es bastante habitual ponerse el último... cuando salen de la fase de bebé puede que vuelvas a subir en tu escalera de prioridades... pero ponerte en la cima es bastante complicado. Aunque sepas que no te pondrás en la cima de tus prioridades, sí es buena idea que lo hagas de vez en cuando y que no te sientas culpable por ser egoísta y cuidarte. Una vez a la semana puedes escogerte a ti para ri al gimnasio, quedar con un amigo a tomar algo, bañarte en un baño relajarte mientras tomas una copa de vino, etc.
- Acepta que tus hijos son diferentes entre ellos y de ti. Tus hijos tienen su propia idiosincrasia y no puedes hacer que eso cambie. Acepta que son diferentes entre ellos y que nada tienen que ver contigo. Pueden existir ciertas similitudes, pero la realidad es que cada uno tendrá sus propios intereses y su propia personalidad, y debes aceptarles tal y como son.
- No planifiques cosas cuando aún queda mucho tiempo. Lo ideal es no mirar más allá de una semana vista. Puedes tener un calendario para poder apuntar los planes familiares semanales. Aunque te guste la planificación a largo plazo, con niños es mejor mirar de semana en semana.Sí, puedes planear las próximas vacaciones pero nunca se puede saber qué pasará desde hoy hasta que llegue ese día.
- Ten el derecho de decir que no. Algunas noches, puedes estar de mal humor y la tarea de acostar a dos niños revoltosos solo empeorará las cosas. Entonces, en lugar de tratar de salir adelante en esas noches (o, por el contrario, en esas mañanas preparándose para la escuela) solo para perder los estribos inevitablemente, simplemente le puedes decir a tu pareja que para el beneficio de todos, necesitas un descanso de unos minutos. Claro, puede ser molesto para tu pareja tener que hacerlo solo, pero no es permanente, y ciertamente puede tomar la misma libertad otra noche.
Y recuerda que para ser feliz... ¡es necesario ser flexible emocionalmente!