Cuando somos padres nadie nos da una guía sobre cómo tenemos que criar y educar a nuestros hijos y, normalmente, lo hacemos siempre como vimos a nuestros padres hacerlo en nuestra infancia. Por norma general intentamos que nuestros hijos sean perfectos pero ¿Hay alguien perfecto en este mundo?
El ideal de ser la familia perfecta en muchas ocasiones nos hace ser padres exigentes, sin respetar las aptitudes de nuestros pequeños y esto puede desencadenar en una frustración e inseguridad de los más pequeños de la familia. Cada persona es un mundo y, nosotros como padres, tenemos que aprender a criar a nuestros hijos en un ambiente de felicidad y alegría, siempre intentando sacar lo mejor de ellos.
Los primeros años de vida de las personas son los que van a conformar la personalidad, la manera de ver las cosas y en eso tienen un papel muy importante los padres. Por norma general, las personas actuamos por imitación y en este caso los niños imitan a sus padres. Ellos son sus referentes en la vida, los admiran y quieren ser como ellos. Es por ello que de padres felices salen niños felices pero ¿Cómo puedo hacer que mi hijo alcance la felicidad?
Padres felices: Hijos felices
A veces por nuestro ritmo de vida, estrés y manera de pensar no prestamos demasiada atención a cómo estamos ejerciendo de padres. Aunque tengamos poco tiempo para dedicar a nuestros pequeños lo importante está en inculcarle el valor de la felicidad pero ¿Cómo puedo hacer que mi hijo se eduque en la felicidad?
1. Optimismo
La vida es difícil para todas las personas. Todos tenemos problemas en nuestro día a día, pero la clave es cómo afrontamos estos problemas. Si enseñamos a nuestros pequeños que los problemas son algo bueno porque puede enseñarnos a aprender y a ser mejores personas, estaremos haciéndoles un gran favor. En el momento en el que nuestro pequeño se enfrente a una situación difícil siempre va a hacerlo con una mentalidad positiva y sacando lo bueno de ello.
2. Exigencia
Cada persona tiene unas cualidades que las diferencian del resto. Todos tenemos nuestros puntos débiles y nuestros puntos fuertes. En ocasiones, queremos que nuestros hijos sean perfectos y les exigimos mejorar esos puntos débiles, lo cual puede hacerles sentir inseguros de si mismos y con un autoestima baja. Lo ideal es que siempre reforcemos aquellas cosas que los pequeños hacen bien, premiándolos y animándolos a que sigan haciendo lo que más les gusta. De este modo conseguiremos que nuestros hijos alcancen la felicidad.
3. Jugar
Los niños, como niños que son, necesitan moverse, correr, jugar. Es por ello que tenemos que dejarles su tiempo de ocio para que se diviertan. Con esto no queremos decir que su vida sea un constante juego. A los niños tenemos que ir dándoles responsabilidades, adecuadas a su edad y a su forma de ser, pero también dejarlos que se diviertan y se relajen. Esto nos va a servir para que aprendan a valorar el momento de relax porque si les dejamos todo el tiempo de ocio no van a apreciar lo que ello significa.
4. Tiempo de calidad
Por el ritmo de vida que llevamos y las responsabilidades laborales no pasamos con nuestro hijos el tiempo que nos gustaría. Lo importante es que el tiempo que pasemos con nuestros hijos sea tiempo de calidad. Tenemos que mostrarnos alegres, felices para que ellos capten esa actitud ante la vida. Esa es la manera más sencilla en la que los niños van a alcanzar la felicidad.
Es muy importante que los padres muestren siempre una sonrisa, un gesto alegre, palabras positivas ante la vida para que sus hijos aprendan cómo tienen que gestionar sus emociones y su manera de ver la vida.