Estar embarazada es una de las etapas más bonitas de cada mujer y es que el notar como una vida crece dentro de nosotras es algo único que solo las mujeres son capaces de comprender. No obstante, a cualquier mujer embaraza hay una cosa que temen pero que esperan con ansia que es el parto de nuestro bebé. Es por esto por lo que es normal el querer informarse sobre cómo este se desarrollará, debido a esto desde Bekia te vamos a explicar en qué consiste el parto más común que se da en embarazadas que es el parto fisiológico o natural.
Qué es un parto fisiológico
Un parto fisiológico o natural es un parto que se inicia de forma espontánea desde que se inicia hasta el final cuando el bebé ya ha llegado al mundo. En este parto el bebé sale vaginalmente con la cabeza hacia abajo siendo lo primero que sale. Se da en torno a la semana 37 a la 42 de gestación y este parto ocurre cuando todo el embarazo y el parto ha fluido en las condiciones idóneas y no hay peligro ni para la madre ni para el bebé.
En estos casos, la Organización Mundial de la Salud recomienda que se intervenga lo más mínimo para garantizar la seguridad de la madre y del bebé ya que sino podría sufrir problemas colaterales. Hay que recordar que un parto vaginal no siempre es un parto natural o fisiológico ya que si se utilizan algunos instrumentos para conseguir sacar al bebé ya no estaríamos hablando de un parto natural.
Fases de un parto fisiológico
Periodo de pródromos o preparto
Antes de que llegue el momento del parto, es frecuente que la embaraza comience a notar unas leves e irregulares contracciones que desaparecen o se aminoran al cambiar de posición, estas contracciones se llaman Contracciones de Braxton Hicks y no son contracciones de parto, pero sirven para preparar al cuerpo para cuando llegue el momento.
Este es uno de los motivos principales por el que una mujer piensa que está de parto, sin embargo, esto no es así ya que tu cuerpo con estas contracciones no empieza a dilatar. Esta fase puede durar horas e incluso días, pero ya avecinan que el gran momento está muy cerca.
Comienzo del parto
Los síntomas que tiene una embarazada en el momento en el que se pone de parto son los siguientes:
- Tiene el cuello del útero borrado al menos en un cincuenta porciento.
- La embarazada estará dilatada por lo menos unos tres o cuatro centímetros.
- Y experimenta contracciones regulares, intensas y frecuentes (unas dos o tres cada diez minutos).
Solo cuando estas condiciones se han presentado es cuando podemos empezar a preparar la mochila para el hospital porque estaremos de parto, lo mejor será vestirse y prepararse cuanto antes para acudir al hospital. Si esto no es así nos ingresarían antes de tiempo y esto sería muy malo para nosotros ya que los médicos entenderán que el parto no está siguiendo su cauce natural cuando lo que realmente ha pasado es que no estamos de parto.
Algo que hay que tener en cuenta es que no hace falta que se rompa la bolsa amniótica para que el parto haya comenzado, de hecho, si se rompe la bolsa, pero no se tiene contracciones, esto significa que aún no estamos de parto. De igual forma si notas todos estos síntomas y a lo largo de tu ingreso ves que tu bolsa sigue sin romperse no debes preocuparte, ya que la bolsa se romperá durante el parto en alguna contracción o incluso en la expulsión del bebé. En casos muy extraños el bebé sale con la bolsa intacta.
Periodo de dilatación
La dilatación es el proceso por el cual el cuello uterino aumenta su diámetro para que así pueda salir el bebé por la vagina. Esta dilatación se mide en centímetros y el proceso de dar a luz dará comienzo cuando el cuello uterino alcance los 10 centímetros.
Se considera que las contracciones son adecuadas cuando con el aumento de la dilatación, el dolor que la embarazada esté sufriendo sea soportable para que así no se ponga en peligro a la madre ni al bebé. Si por el contrario las contracciones son muy dolorosas y la embarazada no está dilatando esto puede indicar que algo no va bien. En cuánto al ritmo de las contracciones, su duración y el tiempo, no se puede decir algo ya que cada mujer dilata de una forma diferente, hay algunas que pueden hacerlo muy rápido mientras que otras se pueden llevar horas.
Periodo de expulsión
Cuando la embarazada ya alcanza los siete u ocho centímetros de dilatación es cuando ya ha llegado el momento y empezará la fase de expulsión donde la futura madre tendrá que comenzar a empujar al notar las contracciones para que su hijo por fin pueda llegar al mundo. Al comenzar a empujar, la cabeza del bebé irá descendiendo por la pelvis de su madre, rotando y acomodándose, hasta que llega el momento en el que alcanza el suelo del periné que es la zona más baja de la pelvis. En este momento la cabeza del bebé comienza a asomarse por la vagina llegando uno de los momentos más duros del parto: expulsar la cabeza.
A esta fase se la llama coronar, y es en este momento cuando se empieza a ver el pelo del bebé por el orificio de la vulva, (es posible que en cada contracción esto se retraiga para luego volver a aparecer). Todos estos movimientos hacen que el periné se vuelva cada vez más flexible para adaptarse al tamaño de la cabeza del bebé y que este pueda finalmente salir. En el primer parto esto suele tardar más mientras que en los siguientes esta flexibilidad se consigue más rápidamente.
Justo cuando la cabeza está en el periné es el momento donde la embaraza puede sentir una sensación de quemazón muy intensa, a este se le llama anillo de fuego ya que la piel del periné se está estirando todo lo posible para que el bebé pueda salir sin que se le provoque ninguna lesión. Hay algunos partos en donde en cuanto sale la cabeza el bebé sale sin ningún tipo de empuje más, sin embargo, esto no es muy frecuente y lo normal es que se necesite que salgan también los hombros para que pueda salir sin problema.
El alumbramiento de la placenta
Aunque el bebé haya llegado al mundo, eso no significa que el parto haya acabado y es que se necesita que salga la placenta. Lejos de lo que piensa todo el mundo, la placenta no sale en cuanto se da a luz al bebé, sino que suele salir después de que el cordón umbilical deje de latir, normalmente de diez a treinta minutos después. Si después de ese tiempo no ha salido la placenta no hay que preocuparse ya que en ocasiones puede salir hasta una hora después y en cada mujer es diferente.