Los berrinches, rabietas o las crisis pueden que la madre más fuerte se sienta débil y superada de vez en cuando. Esto es lo más normal del mundo, los niños no nacen con instrucciones bajo el brazo. Criar a los hijos no es fácil y cuando los padres tienen muchas responsabilidades y estrés por el día día aún se puede hacer más complicad y cuesta arriba.
Pero los padres debe tener la paciencia como su mejor herramienta. Respirar hondo es fundamental y para ello si es necesario, en un momento en que tu hijo tenga una rabieta, puedes salir del contexto y respirar. Una vez que calmes tus mociones podrás volver y guiarle para que él también sea capaz de reconducir sus emociones y saber cuál es el mejor comportamiento que debe seguir, tanto por él como para la armonía familiar.
Una vez que seas capaz de hacer esto, a continuación tienes tres pasos fundamentales que te ayudarán a lidiar con cualquier situación estresante donde una rabieta incontrolada entre en el escenario.
Evita los mensajes contradictorios
Las rabietas más explosivas requieren que tus mensajes sean claros y firmes. En este sentido, es primordial que le digas a tu hijo qué esperar de él en ese preciso instante. Por ejemplo, puedes decirle; 'baja del sofá'. Después dile por qué debe hacerlo; 'Baja del sofá porque te puedes hacer daño', y por último deberás hablar sobre la posible consecuencia de no hacer caso a tus indicaciones: 'Si no bajas del sofá, se acaba la televisión'.
De esta manera tu hijo sabrá qué esperas de él exactamente y podrá actuar en consecuencia. Sentirá que tiene cierto control en la situación en lugar de que le impones la consecuencia y decidirá si bajar del sofá o quedarse sin televisión.
No es no
Cuando le digas que 'no' a tu hijo por el motivo que sea, tendrás que seguir con ese 'no' hasta el final. Si bien es cierto que no se debe abusar del 'no' porque si no perderá su significado y su valor, es necesario que en momentos de peligro, no sea no todo el tiempo.
De esta manera tu hijo sabrá que cuando dices algo, te ciñes a tus palabras. Los momentos de flexibilidad o de negocio, serán cuando no haya peligro o cuando el 'no' sea también un 'quizá'. Pero si dices que 'no', no tendrás que dar marcha atrás porque si no, tu hijo probará los límites siempre que pueda... con rabietas.
Describe la situación
Tus hijos necesitan entender lo que está sucediendo y también darle significado a los hechos. Cuando les describes a tus hijos lo que sucede, será más fácil entender qué ocurre y qué esperas de ellos a cada momento. De esta manera el llanto y la rabieta serán menos probables de que ocurran, ¡porque entenderán mejor las cosas!
Aunque puede que existan días que te sientas tan cansado/a que no tendrás la energía deficiente para manejar la crisis de tus hijos, en este caso, no cedas a su pretensiones y cuando pase la tormenta, habla sobre lo ocurrido y qué esperas de él la próxima vez que se dé una situación parecida.
Busca una vía de escape
Si te sientes demasiado cansado/a para lidiar con una rabieta pero estás seguro de que puede ir a más si no cedes, tendrás que pensar en una vía alternativa de escape o distracción. No le des lo que pide, distrae su atención con otros asuntos. Por ejemplo, si tu hijo tiene una rabieta en el supermercado porque quiere una tableta de chocolate, dile que te ayude a meter en el carro sus galletas preferidas y que te pensarás lo del chocolate para otro día.
Recuerda que si tu hijo está en medio de una rabieta, deberás esperar a que se calme para enseñarle cuál es la mejor manera de obtener lo que quiere sin tener que ponerse en esa crisis emocional.