Es posible que alguna vez como padre o madre hayáis vivido alguna situación compleja con vuestros hijos, puede que ellos os hayan confesado que tienen pensamientos oscuros o malos que no pueden evitar tener y que no les están dejando tranquilo. Lo primero que debes saber es que esto es más frecuente de lo que te imaginas y que lo confiesen es algo bueno.
No obstante, deberemos saber ver las señales para poder reconocer qué motiva a tus hijos a tener esa clase de pensamientos y cómo podemos ayudarles a que puedan controlarlos y a que desaparezcan para que esto no les provoque un problema en el futuro. Es por esto por lo que desde Bekia te vamos a hablar sobre todo lo que debes saber sobre los pensamientos intrusivos: qué son, como se originan y maneras de frenarlos. Si quieres saber todo esto continúa leyendo el artículo.
Qué son los pensamientos intrusivos
Los pensamientos intrusivos son aquellos pensamientos o imágenes no deseados que aparecen en nuestra mente, todo el mundo en algún momento experimenta esta clase de pensamientos sin embargo hay que tener cuidado con que estos se vuelvan constantes ya que esto puede desencadenar en un trastorno obsesivo compulsivo. Esta clase de pensamientos son difíciles de controlar ya que provienen de la parte irracional de nuestro cerebro, normalmente son pensamientos negativos que hacen que experimentemos emociones como el miedo, el asco, la culpa e incluso la vergüenza.
Quizás se nos haga conocido aquellos pensamientos del tipo "se están riendo de mi", "les caigo mal", "no he apagado las velas" etc... Estos son algunos ejemplos de pensamientos intrusivos y es cierto que cada vez más, se están dando en niños y niñas.
Pensamientos intrusivos en niños
Lo frecuente es que cuando un niño tiene pensamientos intrusivos lo confiese rápidamente, estos pensamientos suelen derivar de un complejo físico "estoy gordo", de un miedo irracional "mi madre puede morir" o incluso de índole sexual como puede ser mirarle el escote a alguien y acto seguido sentirse culpable.
Aunque el niño tarde más o menos en confesarlos una vez que lo haga suelen pedir la ayuda de sus padres preguntándoles incesantemente si están bien o si hay algo malo dentro de ellos. Esta clase de pensamientos puede provocar que un niño sienta frustración e incluso ira al ver que no pueden controlarlos, esto se debe a que ellos lo asumen como suyos, se sienten responsables y por ende comienzan a generar una proyección hacia sí mismos negativa: "Debe haber algo malo en mí para tener ese pensamiento", "debo ser mala persona si tengo esos pensamientos", "¿estaré loco?".
Pensamientos intrusivos más comines
Estos son los pensamientos intrusivos más comunes:
- Miedo a que algo a lo que le tenemos algún tipo de valor se pierda por nuestra culpa.
- Miedo a dejar algo encendido que provoque un incendio o a que un ladrón robe tu casa.
- Revisar algo varias veces, aunque sepas que lo tienes controlado.
- Hacer algo mentalmente antes de hacer algo.
- Miedo a que le ocurra algo malo a alguien por culpa de uno mismo o a hacerle algo malo a alguien.
El origen de los pensamientos intrusivos
Los pensamientos están generados por estados de ánimo, es más frecuente tener pensamientos positivos en un momento donde estemos felices, y tener pensamientos negativos en un momento de tristeza, ansiedad o miedo. Sin embargo, la mayoría de nosotros no nos atascamos ante malos pensamientos, por lo que si esto es lo que le sucede a tu hijo puede que sea derivado por un trastorno de ansiedad o porque esté sufriendo en ese momento de su vida de ansiedad.
No obstante, hay que tener en cuenta que lo que nosotros consideramos como malo viene determinado por nuestras creencias y por nuestra cultura. Por ejemplo, en las familias religiosas los niños suelen preocuparse por aquellos pensamientos que puedan estar ofendiéndole a Dios. Por otro lado, si tu hijo es adolescente los pensamientos intrusivos pueden derivar por algún tipo de miedo a la sexualidad ya que en esta época es donde más se desarrolla.
Si por el contrario los pensamientos que están acechando a tu hijo es la preocupación acerca de la posibilidad de poder matar a alguien lo primero que debes saber es que esta clase de pensamientos en niños es sorprendentemente frecuente y que pueden estar derivados de algún tipo de trauma o miedo por algo que haya podido ver el niño.
Peligro de los pensamientos intrusivos
Aunque los pensamientos intrusivos sean muy comunes no solo en niños sino en toda la población, no importa la edad que tengan, lo frecuente es que estos pensamientos sean esporádicos y que aparezcan en momentos concretos sin que les prestemos mucha atención. Sin embargo, estos pensamientos en ocasiones se hacen persistentes y muy fuerte haciendo que no podamos dejarlos pasar y que terminen por afectar las acciones que realizamos a lo largo del día pudiendo convertirse en un trastorno obsesivo compulsivo.
La mejor forma de parar estos pensamientos intrusivos es poniéndole una solución desde la infancia, para que así cuando nuestro hijo los experimente ya haya desarrollado algunas herramientas para controlarlos.
Cómo controlar los pensamientos intrusivos
Algunas de las formas más efectivas para poder controlar estos pensamientos es con la meditación ya que meditar ayuda a que nuestro cuerpo a que se relaje y a poder controlar nuestros pensamientos. Así mismo, si esos pensamientos intrusivos vienen derivados de algo que el niño hizo mal debemos hacerle comprender que no debe vivir arraigado en los malos actos del pasado y que todos estamos seguros de que no se repetirán y que ahora el que debe tener esa seguridad es él.
Por otro lado, también podemos enseñarle algunas estrategias como la de desarrollar pensamientos alternativos que desmonten los intrusivos como aquellos que no tengan nada que ver con el intrusivo o como aquellos en donde hacía lo contrario al pensamiento intrusivo.
De igual forma hay que tratar de identificar el origen de los pensamientos intrusivos para ponerle un fin más adaptado a cada necesidad, los motivos pueden se muy amplios y van desde la falta de autoestima hasta a algún temor o trauma que haya podido tener el niño.