Las artes marciales siempre ofrecen metas con un fin, es decir, un objetivo que no se desarrolla en la ambición sino en el conocimiento de uno mismo como persona. Este factor no suele contemplarse en los deportes occidentales, aunque puede haber excepciones como en todos los aspectos de la vida. Un doctor llamado Frank Irvine de la Universidad de California, afirma que "la iniciación en las artes marciales es la parte fundamental del crecimiento en ellas, pues obviamente las mediciones de los resultados serán un índice claro de que la enseñanza está en el nivel adecuado".
La metodología de niveles de las artes marciales orientales es un método por el cual se premia e incentiva a los más pequeños, otorgándoles un cinturón de cada color, en reconocimientos a las aptitudes de defensa (y no de ataque) adquiridas y a su desarrollo personal. Es decir, no solo te examinan de tus adquisiciones físicas sino de las psicológicas también.
De esta manera, cada nivel, es el resultado de jornadas de duro trabajo y no se ve aumentado por el éxito de todo un grupo de gente sino por el esfuerzo personal. Los niveles se obtienen tras aprobar un examen oficial que se realiza en intervalos periódicos dentro de un recinto (mismamente una escuela o un centro deportivo).
El desarrollo del examen es demostrar la capacidad de enfrentarte con seguridad a un enemigo (a veces imaginario que serían las katas o a veces con un contrincante real) mientras que los jueces analizarán si han realizado adecuadamente el proceso no solo físico sino mental (concentración y actitud).
Dejando de lado el tema teórico de la actividad, un arte marcial aporta muchos factores positivos a cualquier persona, no solo en cuanto a la disciplina pero también en la propia defensa. Esto se contrapone a los deportes.
El ir avanzando
Después de estar entrenando un arte marcial durante dos o tres años, los niños y niñas (que tienen mayor capacidad de retención), son capaces de sumergirse en un estado meditativo cuando desarrollan un kata o cuando han de enfrentarse a un oponente, manteniendo la calma bajo todo tipo de situaciones. Además, aunque aprenden el kata conscientemente, cuando llegan a altos niveles tras haber tenido que practicar muchas veces el mismo movimiento, el desarrollo y la ejecución del kata se vuelve un aspecto casi de reflejo. Ni si quiera piensan en la acción en sí sino que sale de manera natural.
Toda esta relación es lo más cercano a la meditación zen y las artes marciales. Es un factor que no existe como tal en los deportes que carecen de aspectos defensivos basándose únicamente en el entretenimiento y aumentando la ambición ya sea a nivel de grupo o a nivel individual.
El desarrollo físico
Otra faceta importante y quizá la más visible es el aspecto positivo físico. Estas artes marciales demandan mucho físicamente y requieren de coordinación motora. Sin embargo, el ejecutor de un arte marcial requiere más aspectos aún que los dos nombrados y que como ya comentamos más arriba, van más allá de lo físico: "Comencé con mi hijo un programa de cursos de artes marciales cuando este tenía 4 años de edad", dice J. L. Marcos, médico dentista, L"os cambios neurológicos del desarrollo comienzan a sucederse a escasa edad y considero que las artes marciales son una gran ayuda".
Muchos deportes utilizan técnicas de artes marciales como complemento
En cuanto a la capacidad aeróbica y anaeróbica, también incrementa con las artes marciales. El intercambio entre katas y ejercicios, son tan acompasados que permiten compararse a actividades como el jogging. La flexibilidad es una parte esencial de las artes marciales aunque siempre pueden buscar ciertas actividades que requieran de un menos uso de este factor como podría ser el Kendo (arte de la espada japonesa). En todo caso, siempre se deberán hacer calentamientos antes de las sesiones lo que favorece la progresión de la flexibilidad y la menor probabilidad de sufrir lesiones.
Válido para todo el mundo: ¡fuera complejos!
El último tema que quiero tratar, es el de enterrar los complejos tanto físico como psicológicos. Quien haya sufrido cualquiera experiencia de bullying con respecto a su cuerpo o a su manera de ser, intentará prevenir que esto vuelva a suceder, ya que es realmente negativo para uno mismo y puede llegar a ser un problema grave en el día a día.
Las personas acomplejadas tienden a tener muy poca autoestima. Esto se crea debido a un machaque sistemático por parte de compañeros, o incluso personas adultas, en las posibilidades del afectado, ya sea metiéndose con cualquier aspecto de su físico o su forma de ser, simplemente por el hecho de hacerlo. Es decir, estas quejas o estos machaques no tienen ningún fundamento. En el caso de los adultos, pueden llegar a mermar las aptitudes de un niño si les transmiten la aptitud derrotista que muchas veces heredamos de nuestros profesores que nos inducen al no voy a poder en vez de al voy a trabajar duro para llegar a poder.
Contrariamente a lo que muchos adultos creen (en gran parte por no ver si quiera la posibilidad), las artes marciales no son herramientas que presionen a los niños y niñas acomplejados (a menos que el profesor o profesora no sea la adecuada) sino que lo ayudan a construir desde los cimientos, una personalidad fuerte sin perder la esencia de cada uno y teniendo una defensa. A través de los entrenamientos, intentan motivar y guiar al alumno, además de enseñar el respeto a los compañeros y mayores, cualidad que no siempre se transmite en los deportes. Muchas veces, quizá por la persona encargada de llevar un equipo, dejan que los niños o niñas abusen de otros aunque sea con bromas que pueden llegar a perjudicar a largo plazo al niño en cuestión. Esto en un arte marcial supervisado por un buen profesor que entienda la iniciativa del mismo arte, no debería ocurrir.
Los estudiantes aprenden a responder con voz firme, es decir, seguros de sí mismos antes preguntas, a sentirse fuerte y con una mayor defensa ante los aspectos que antes les producían angustia o temor. Al contrario de lo que muchos piensan, no es el combate en sí lo que acaba con los complejos sino la paciencia, la calma y el respeto que se respira en el dojo (lugar de entrenamiento). Los alumnos, se sienten apoyados por su profesor, al igual que sus compañeros porque de nadie dependerá tu fracaso, salvo de ti mismo, y precisamente, el arte marcial ayuda a entender que el fracaso es parte de la vida y que lo importante no es sentirse derrotado sino sentir que los propios errores te ayudarán a progresar como personas.
Un arte marcial no solo te ayuda en la realización del mismo sino en los aspectos de la vida misma.