El hecho de que los niños pequeños muerdan a adultos o a otros niños es algo que preocupa en gran medida a los padres. Deseamos que nuestros hijos no sean agresivos, que desarrollen la capacidad de hacer amigos, de respetar a los demás y nos alarmamos ante estas situaciones. Incluso buscamos explicaciones acudiendo a nuestro papel en el proceso educativo o buscamos una situación difícil que pueda estar atravesando el niño y que explique este comportamiento. Pero, ¿es tan malo que los niños pequeños muerdan?, ¿por qué lo hacen?, ¿debemos preocuparnos?, ¿qué puedo hacer yo como padre o madre para evitar este comportamiento?
Morder hasta los 3 años
Que un niño muerda a otras personas antes de los 3 años no debe ser alarmante para los padres y educadores. Esta conducta puede deberse a multitud de aspectos. El hecho de que el bebé muerda no le va a convertir en un niño o adolescente agresivo y antisocial.
Piaget señala que hasta los 2 años el niño se encuentra en una etapa sensoriomotor, en la cual el niño tiene la necesidad de explorar las cosas a través de los sentidos, en este caso es la boca. La boca se convierte en un medio o herramienta para explorar el mundo que le rodea. Además, aun no dominan el lenguaje y necesitan otras vías de comunicación. Tampoco tienen desarrollada la inteligencia emocional: aún no han aprendido a identificar y a canalizar emociones. Por ello, morder puede convertirse en una conducta para expresar hambre, enfado, alegría, sueño...
Los bebés aun no tienen desarrollado el sentido del autocontrol. Se manejan por impulsos y morder puede ser una respuesta inmediata a algo que ha ocurrido (una riña, una sorpresa...). La sobreestimulación también es un motivo para morder: un niño excitado, nervioso o tremendamente emocionado puede reaccionar mordiendo lo primero que encuentra.
Puede interpretarlo como un juego "cuando muerdo, la persona se sorprende, se enfada, reacciona". No son conscientes de causa-efecto (cuando muerdo hago daño a otra persona). Muchos niños lo utilizan como una llamada de atención (los adultos hablan entre ellos y a mí no me hacen caso). El niño utiliza distintas herramientas para llamar la atención (gritar, romper objetos, tener un mal comportamiento, cantar...) y morder es una más.
La dentición también es una causa muy común. Morder es una forma de aliviar el dolor o la molestia.
Morder en la edad escolar
Los niños de esta edad aun no dominan del todo el lenguaje y la gestión de emociones, por lo que es posible que el comportamiento de morder se prolongue aun en esta etapa como una manifestación de cariño o rabia hacia otros niños o una forma de obtener un juguete (aún no han aprendido formas alternativas de pedir las cosas, de respetar turnos o compartir). La escuela presenta demasiados desafíos (actividades demasiado difíciles), exigencias, deseos y obstáculos que pueden enojar y frustrar a los niños y como respuesta: muerden.
Los niños de hasta tres años de edad quizás muerden cuando experimentan un evento que les causa estrés, una falta de rutina que les agita particularmente, o interacción inadecuada con adultos.
El proceso de adaptación a la escuela resulta complicado para muchos niños. Hasta ahora, el pequeño era el centro de atención en su hogar. Ahora comparte a la profesora con otros niños, ya no recibe tantas atenciones directas ni tan frecuentemente, y tiene que aprender a ser autónomo y a socializarse. Una vez más, el comportamiento de morder puede ser una manifestación de frustración, llamada de atención, demanda o expresión de cariño o enfado, aliviar la tensión, ansiedad o celos, entre otras.
A partir de los 3 años, deberíamos prestar atención a este tipo de conductas, ya que el niño ya maneja el lenguaje, ya debería haber sido entrenado para identificar y expresar emociones y ya ha transcurrido el periodo de adaptación escolar. Es posible que el niño tenga algún problema, esté viviendo una situación complicada, necesite desarrollar mejor sus habilidades personales y sociales o bien, nos alerte de un posible problema de comportamiento que debemos abordar con un profesional.
Qué hacer si mi hijo muerde
Si nos enteramos de que nuestro hijo o hija muerde a otras personas, debemos actuar:
- Mantén la calma y no actúes "en caliente" con una reprimenda: explícale con tono de voz serio y actitud seria que lo que hace no está bien, que eso le causa dolor a la otra persona. Utiliza un lenguaje firme y comprensible para el niño, sin gritarle. Por ejemplo, frases como: "No se muerde a las personas, se muerde la comida", "si muerdes a alguien le hace daño y llora", etc. Es importante ofrecerle al niño esta explicación justo cuando acaba de morder a una persona, de forma inmediata.
- Si a quien ha mordido es a otro niño/a asegúrate del alcance del mordisco. Atiende al niño mordido, curando su herida o acudiendo al médico, si fuera necesario. Es importante que tu hijo vea que le ha podido hacer daño y que el niño se ha disgustado al recibir el mordisco. Nunca culpabilizándolo en exceso o haciéndole sentir mala persona.
- Enseña al niño formas alternativas de canalizar sus emociones : comenta con él lo que ha pasado y ensaya escenas con él, como si fuera un teatro, invitando al niño a qué el mismo proponga maneras alternativas. Por ejemplo: "Yo soy María y te quito el juguete con el que estás jugando, ¿cómo podríamos explicarle a María que no te gusta que te quiten el juguete mientras juegas con él sin hacerle daño?", o, "Si estás contento por algo, ¿cómo lo podemos celebrar?" Ayúdale con ejemplos e imitación de situaciones si el niño no da respuesta.
- Refuerza positivamente a tu hijo: felicítale por las conductas adecuadas en el comportamiento social, escolar y familiar. Por ejemplo: "estoy muy contenta porque cuando María te quitó el juguete se lo pediste sin pegarle".
- Trata de indagar sobre la causa (dentición, llamada de atención, expresión de emociones...). Observa al niño y pide informes al profesor/a. Una vez conocido el motivo, es más sencillo tomar las medidas oportunas para evitar que suceda.
- Nunca muerdas a tu hijo para que "sepa lo que se siente", ya que el niño puede tomarlo como un juego, puede enfadarse o puede reforzar el hecho de morder.
- Algunos expertos consideran que fomentar el desarrollo lingüístico de los niños también ayuda a reducir los comportamientos de morder. Mejora la expresión verbal y reduce la frustración.
- Evita contextos y situaciones de estrés que puedan afectar al niño.