Cuando oímos hablar de bullying, o acoso escolar, en ocasiones lo primero que se nos pasa por la cabeza es culpar al padre del acosador o de los acosadores en cuestión. Creemos que todo proviene de una mala educación recibida en casa, o de unos padres que se desentienden del cuidado de sus hijos. Y es por eso que a veces nos sorprende ver a padres entregados con unos hijos que practican acoso escolar a cualquier alumno.
Y es que si bien es cierto que los niños que cometen bullying suelen ser niños con una situación bastante complicada en casa, no siempre tiene por qué ser así. Es lógico pensar que una persona que cometa acoso escolar no encuentre refugio emocional estable en su hogar, y por eso se vea casi obligado a recurrir a esto para llamar la atención de algún modo, o para paliar sus frustraciones. Suele ser así, de hecho. Mas también hay veces en las que los padres se entregan por completo, se preocupan por prácticamente cada paso que dan sus hijos, y los casos de bullying continúan llegando a las aulas. ¿Por qué? Pues porque hay muchos más factores que influyen a la hora de ver si un alumno acosará o no a sus compañeros.
La situación en el aula
Lo primero que debe analizarse es, sobre todo, la situación que hay en el aula en ese momento. El acoso escolar no suele provenir de un solo alumno, sino que suele ser un grupo al completo el que se pone de acuerdo (tácitamente en muchas ocasiones) y comienza a acosar a uno de los compañeros. ¿Por qué se puede dar esto? Puede que el alumno al que estén acosando sea más inteligente, o tenga mejores calificaciones, y sea la competitividad y la envidia lo que les empuje a moverse.
Esto no es ningún tipo de justificación, mas hay que saber cuáles son las causas por las que una persona realiza acoso escolar, porque solo así podrá atajarse adecuadamente la conducta y evitarse el bullying a largo plazo.
La situación en el hogar
Como hemos explicado al principio, este es el factor que más se suele tener en cuenta: se suele hablar de una mala educación por parte de los padres, o de una especie de descuido. Mas no siempre tiene por qué ser así. En ocasiones puede ser precisamente por todo lo contrario: padres que se preocupan por el niño más de lo realmente saludable, que llegan a mostrarse incluso sobreprotectores, y eso hace que el niño busque algún tipo de salida a sus frustraciones.
Hay niños que practican bullying porque sus padres jamás han sabido decirle que no a nada, pensando que de esta forma serían más felices, cuando nada más lejos de la realidad. Los niños necesitan reglas, necesitan rutinas y, sobre todo, necesitan que alguien les explique que no pueden tener todo lo que desean a su alcance. De otra forma, acabarán siendo pequeños tiranos.
Problemas de autoestima
Hay veces en las que los niños que acaban siendo acosadores lo son porque tienen una autoestima muy baja; se sienten amenazados por cualquiera de fuera, se ven a sí mismos como inferiores, y su única forma de reaccionar es imponerse a sí mismos como los dueños de todo. ¿Qué se debe hacer en ese caso? Además de mostrarle que lo que ha hecho está mal, con su conveniente castigo y su sanción, se debe tratar sus problemas psicológicos; se debe ahondar en sus problemas de autoestima, y, sobre todo, se debe tratar de paliarlo de la mejor forma posible.
No debemos olvidar que todos los niños son moldeables, incluso aquellos que cometen acoso escolar. Están en una edad muy temprana, en plena infancia o adolescencia, y es fácil tratar con ellos y enseñarles que lo que han hecho hasta ese momento está mal. Es mucho más sencillo enseñarle a un niño que hacerlo con un adulto, con lo cual no se debe desistir, sino que se debe buscar un motivo y, posteriormente, tratar de dar una solución.