Cuando se es joven y se tienen hijos pequeños, se piensa que se tiene toda la vida por delante. Es un pensamiento lógico, sobre todo viviendo en países más desarrollados, en los que las enfermedades apenas ya son un problema. Vemos la muerte como algo muy lejano, algo que no llegará hasta que los niños sean mayores, y, por regla general, suele ser así. Pero también hay circunstancias excepcionales, problemas que aparecen de la nada, y niños que quedan desprovistos de un tutor legal por cualquier motivo. Y entonces ya será demasiado tarde como para solucionar el problema a tiempo.
Si tienes treinta años o cuarenta, y tus hijos apenas cinco o seis, lo último que se te pasará por la cabeza es que debes hacer un testamento vital para dejar bien redactado qué es lo que debe pasar con los niños si a ti te sucediera algo. Porque, de nuevo, lo ves como algo muy lejano, algo que no tiene por qué pasar. Pero un accidente de tráfico, una enfermedad que no veías venir, incluso un asalto por la calle; por desgracia, todas esas cosas suceden. Y lo mejor que puedes hacer es anticiparte, redactar un testamento y dejarlo todo en orden. Porque no tiene por qué pasar nada, pero también podría pasar y, en ese caso, tus hijos necesitarían un tutor que se encargara de ellos.
¿Todavía no estás lo suficientemente convencido? No te preocupes, te vamos a dar algunos motivos por los cuales querrás redactar un testamento lo más rápido posible. Así garantizarás la seguridad de tus hijos, y tu tranquilidad presente.
Redactar un testamento no tiene mayor complicación
Cuando se habla de testamento, probablemente lo primero que te venga a la cabeza es que la posibilidad de que algo definitivo te suceda es ínfima. Y puede que así sea, esto no es algo que tengas que pensar constantemente, día sí y día también. Se tiene la creencia de que quien hace testamento es quien se encuentra cerca de su final, preparándose ya para irse; pero esto no debería ser así. Y es que hacer testamento tiene una infinidad de ventajas que una vez leas seguramente te convenzan al completo.
Si tus niños son pequeños, ellos no podrán heredar directamente todo aquellos bienes de los que tú dispongas. Necesitarán a una persona que los gestione y, además, necesitarán un tutor que se encargue de sus cuidados. Ambas figuras no tienen por qué ser las mismas, pero para que esto sea así, debes ser tú quien nombre en el testamento tanto a la albacea (persona que gestione tus bienes hasta que tus hijos sean adultos, por ejemplo) como a su tutor legal. Porque puede que para tutor legal quieras designar a una persona, y para albacea a otra; puede que prefieras dejar las responsabilidades en manos distintas para así evitar a tus hijos el enfrentarse a cualquier posible problema con su tutor.
En el testamento puedes marcar también unas reglas específicas por las cuales la herencia cambiaría, dependiendo de lo que tus hijos hicieran. Por ejemplo, puede que uno de tus hijos sea mayor y tenga trabajo, mientras que otro sea menor y continúe estudiando. En ese caso, podrías repartir tu herencia dependiendo de las necesidades que cada uno tuviera en ese momento.
Obviando el tema económico por un momento, lo cierto es que lo más importante a la hora de realizar un testamento con niños pequeños el hecho de que tus hijos necesitarán un tutor. Deberás designarlo en tu testamento, hablándolo previamente con la persona en cuestión, para que no haya ningún tipo de problema si falleces por algún motivo. Lo normal es que el tutor legal sea alguien de la familia, o alguien que conozca desde hace mucho tiempo a los niños, que tenga confianza con ellos y que conozca cómo tú querías criarlos, para que lo siga haciendo de la forma más parecida posible.
Si no haces un testamento, no podrás nombrar tutor legal en tu ausencia
Si no redactas un testamento, si no realizas esas gestiones , no podrás designar a un tutor legal de tus hijos si algún día te sucediera algo. Si fallecieras sin que hubieras realizado un testamento, serán los tribunales los que, por regla general, designarían a alguien para que se hiciera cargo de tus hijos. Los tutores suelen ser familiares o amigos cercanos que se ofrecen voluntarios, pero, de no darse el caso, tus hijos se encontrarían totalmente desamparados. Y pudiendo evitar la situación, ¿no es mejor tratar de hacer un testamento?
Puede que lo que te eche para atrás sea todo lo relacionado con los papeleos necesarios para realizar un testamento. Debes saber que si acudes a un notario, este será el que resuelva todas tus dudas y te ayude a gestionar todos los papeleos necesarios para así poder redactar el testamento sin ningún tipo de inconveniente. El precio tampoco debería asustarte, puesto que, en España, el precio suele variar poco entre los cuarenta y los cincuenta euros. Depende también de la extensión del testamento, y de algunos casos excepcionales, en los cuales la cantidad sí que podría llegar a ser ligeramente mayor.
Si quieres hacer un testamento, lo único que necesitarás es acudir a tu notario con el DNI, y explicarle cómo prefieres repartir todo tu patrimonio, así como quién quieres que sea tutor legal de tus hijos de sucederte a ti algo. Puedes estar tranquilo si cambias de idea, puesto que podrás cambiar el testamento todas las veces que quieras; el válido será el último realizado, quedando el anterior totalmente anulado.
No tienes que realizar ningún inventario de bienes antes de realizar un testamento, con lo cual no tendrás que complicarte demasiado. No es un proceso que requiera mucho tiempo, y estarás garantizando el bienestar futuro de tus hijos. Sí, puede que tu fallecimiento jamás ocurra mientras ellos son niños, y tú puedas encargarte de cuidarlos durante toda su infancia. Pero podría ocurrir cualquier desgracia y, en ese caso, lo mejor que puedes hacer es garantizarles un futuro lo más cómodo posible, y rodeados siempre de sus seres queridos.