Cuando escuchamos que un niño va al logopeda, en seguida lo asociamos con la idea de que va a "aprender a hablar" o que va a "aprender a hablar bien" porque no pronuncia éste o aquél sonido.
Temas relacionados
Sin embargo, tanto niños como adultos pueden ir al logopeda por diversos motivos. En general, distinguimos dificultades en tres ámbitos diferentes: problemas en la voz, dificultades del lenguaje y dificultades en el habla.
Dificultades del habla
Dentro este tercer tipo, en las dificultades del habla, se engloban multitud de trastornos. Aunque existen diferentes clasificaciones, siguiendo al conocido foniatra y logopeda Perelló, algunos de ellos son:
- Las disglosias : Son trastornos que impiden una correcta articulación de los fonemas, por alteraciones de los órganos que intervienen en el habla, sin que haya daño neurológico central. Por ejemplo, casos de fisura palatina o labio leporino.
- Las dislalias : Son trastornos de la articulación de los fonemas por alteraciones funcionales de los órganos periféricos del habla. En estos casos no hay ninguna causa orgánica que justifique la dificultad a la hora de pronunciar un fonema, como en el caso de las disglosias, pero sin embargo se dan dificultades en uno o en varios de ellos. Uno de los más típicos es el rotacismo o la dificultad de pronunciar en fonema /r/
- Las disartrias : Son dificultades de la expresión oral del lenguaje debida a un trastorno del tono y del movimientos de los músculos de los órganos fonatorios, como consecuencia de lesiones del Sistema Nervioso Central.
En cualquiera de estas dificultades es necesario intervenir sobre aquellas estructuras que intervienen en el habla. En la cara tenemos múltiples músculos y estructuras y todos ellos deben funcionar de manera coordinada y adecuada para poder llevar a cabo todos los sonidos de nuestra lengua.
Los dientes, el paladar, la lengua, ect., además de todos los resonadores de la voz (faringe, cavidad bucal, fosas nasales...) intervienen también en la emisión correcta de los diferentes fonemas.
¿Cómo se trabaja sobre las dificultades del habla?
Cuando trabajamos sobre estas estructuras decimos que estimulamos a nivel orofacial. También podemos encontrar que nos referimos a este tipo de prácticas como Terapia Miofuncional, que sería la combinación de la reeducación muscular y la reeducación de las funciones orales, aplicable en diferentes contextos: deglución atípica, respiración o articulación.
Según los principales autores en este ámbito, diferenciaríamos cuatro etapas en un tratamiento general de Terapia Miofuncional:
- Ejercicios musculares en los órganos que intervienen en la voz y en la articulación, para adecuar el tono y la movilidad, así como ejercicios de sensibilidad.
- Entrenamiento de la posición de reposo de los labios y la lengua, buscando la posición adecuada cuando no se está hablando.
- Entrenamiento de los nuevos patrones de articulación que se aprenden durante las sesiones de intervención.
- Generalización de los patrones aprendidos a todos los contextos de la vida diaria.
¿Qué son las praxias?
Pueden definirse las praxias como ejercicios motores voluntarios y organizados para trabajar todas aquellas estructuras que intervienen en la articulación de los diferentes sonidos.
En combinación con los ejercicios de praxias el logopeda tendrá en cuenta los hábitos parafuncionales, es decir, aquellos que van en contra de un desarrollo orofacial normal. Algunos de ellos, frecuentes en los niños y que debemos tratar de evitar son:
- Morderse las uñas.
- Un uso excesivo del chupete o su utilización en una edad no adecuada.
- Succionar las mejillas.
- Bruxismo.
¿Cómo se trabajan las praxias?
Volviendo a las praxias, en el entrenamiento del habla al trabajar la articulación, se deben enseñar todos los puntos de articulación necesarios para emitir los diferentes fonemas.
Si hacemos la prueba, podemos darnos cuenta de cómo colocamos la punta de la lengua entre los incisivos superiores mientras dejamos pasar aire para pronunciar el sonido /z/. Sin embargo, por ejemplo, para el sonido /p/, utilizamos ambos labios haciendo un sonido sordo, sin aire.
Para cada uno de los fonemas utilizamos unos puntos de apoyo diferentes para articular y esto es lo que se pretende enseñar a través de las praxias, bien porque haya una lesión orgánica o nerviosa o bien porque el niño o el adulto no haya aprendido a pronunciarlo correctamente. También deben trabajarse de forma específica las vocales.
Para poder trabajar estos puntos de articulación, primero es necesario estimular todas las estructuras que antes mencionábamos y que intervienen en el habla: estimular los diferentes movimientos que pueden hacerse con la lengua o con los labios, trabajar sobre la musculatura que interviene en el habla, etc. A través de las praxias el logopeda preparará al paciente de cara a trabajar finalmente los puntos adecuados para articular los diferentes sonidos. Al igual que un atleta debe trabajar su musculatura, elasticidad y agilidad antes de los ejercicios de competición, una persona debe poder controlar de forma voluntaria y consciente todas las estructuras que intervienen en el habla para después ponerlo en práctica de forma correcta, hasta conseguir hacerlo de manera automática.
Para trabajar las praxias es frecuente que el logopeda y el paciente se sitúen frente a un espejo, para poder ver el modelo correcto y corregir sobre la imagen de uno mismo. También pueden utilizarse diferentes instrumentos de apoyo, como depresores o vibradores linguales para ayudar a alcanzar los puntos de articulación correctos.
¿Cuándo es necesario acudir al logopeda para trabajar estas praxias?
En la intervención logopédica el tratamiento debe ser individualizado, por tanto es difícil establecer una respuesta general para responder a esta pregunta.
En el caso de los niños, en ocasiones se da la presencia de una dislalia evolutiva, es decir, ese periodo en el que los niños hablan "a media lengua", sin ser capaces de articular y pronunciar todos los sonidos o intercambiándolos entre sí.
Hay errores evolutivos, que suelen aparecer en todos los niños y son normales en el desarrollo. En general, pese a estos errores, la inteligibilidad del habla, es decir, la capacidad de ser comprendido por los demás, está preservada.
Si esta inteligibilidad no se da, si es totalmente imposible comprender lo que el niño nos dice, es probable que sea recomendable acudir al logopeda en edades tempranas, entre los dos y cinco años. Este profesional será el encargado de determinar si los errores en la articulación son propios del desarrollo o pueden ser característicos y sospecha de algún tipo de trastorno que deba ser intervenido precozmente, como un Trastorno Específico del Lenguaje. La evolución observada durante el tratamiento determinará la confirmación o no de la sospecha.
Como mencionábamos anteriormente, unos sonidos tardan más que otros en aparecer. El sonido /r/ es difícil de articular para los niños y se entiende como normal que hasta los cinco años los niños tengan dificultades en su articulación. Sin embargo, si a partir de esa edad la dificultad persiste, convendría consultar con el logopeda.
Trabajar a través de las praxias permite a los pacientes con dificultades en la articulación de los sonidos mejorar su calidad de vida, si entendemos la comunicación como una pieza clave y básica en el desarrollo social de las personas. Además, en el caso de los niños, ayuda a prevenir futuras dificultades en otros ámbitos, como en el de la lectoescritura.