Es muy importante que los padres ayuden a sus hijos a tener valores, tolerancia y una moral sólida desde que son pequeños. Por lo tanto, desde el primer día en el hogar los progenitores son los mayores responsables de que sus hijos no tengan tendencias hacia el racismo y la xenofobia cuando sean mayores. En la escuela pueden aprender muchas cosas, sin embargo, será de los padres de quienes copien la mayoría de comportamientos morales y adquieran sus valores como propios.
También dependerá de con quienes se junten cuando vayan creciendo, pero si han tenido ideas de tolerancia y antiracismo y xenofobia desde el hogar, seguramente elijan a sus amigos con prevención y con una educación e ideales similares, respetando siempre a todo el mundo, indiferentemente de cual sea su color de piel, nacionalidad o religión.
Inculcar unos valores de tolerancia y respeto
Desde que el niño nace copiará las reacciones y comportamientos de aquellos quienes le rodean. Seguramente, con quienes pasen más tiempo durante el día sea con los padres, por lo que ellos serán el mejor ejemplo. Así pues, deberemos intentar siempre hablar con respeto de las personas de otras culturas, razas y religiones, evitando así futuros comportamientos de racismo o xenofobia en nuestros hijos.
En las grandes ciudades hay más diversidad cultural, por lo que será más fácil para los niños convivir con personas diferentes a ellos tanto física como psicológicamente. Sin embargo, si vivimos en una localidad en la cual no hay tanta diversidad deberemos enseñarles a nuestros hijos que existen personas con un físico o una mentalidad diferente y que siempre debemos respetarlas.
Si tenemos la posibilidad deberíamos llevarlos a una ciudad donde haya diversidad cultural, como las capitales españolas, París, Londres, Berlín o Nueva York, donde nuestros hijos podrán ver que todo el mundo es capaz de convivir felizmente sin racismo o xenofobia.
También podemos enseñarles a no temer las costumbres de otros países si acudimos con ellos a ferias o eventos interculturales que se celebren cerca de nuestra ciudad, donde puedan conocer algunos aspectos de las culturas de otros lugares del mundo. Otra alternativa es enseñarles películas donde se muestre la vida en otros países, para que vean que no somos tan distintos.
La educación como mejor prevención
Aunque hayamos enseñado a nuestros hijos con valores de respeto y prevención, a veces no podremos evitar que hagan algún comentario racista o xenófobo. Nuestra tarea como padres será ayudar a la prevención y eliminación de este pensamiento en la mente de los más pequeños.
No solamente deberá reñírsele, sino que deberemos explicarle porqué está mal lo que ha dicho. El niño debe tener siempre claro que todas las personas somos iguales, indiferentemente de dónde procedemos, de qué color es nuestra piel o cuáles son nuestros ideales. Todos nos merecemos respeto y el racismo y la xenofobia deberían dejar de existir.
Si nosotros somos el mejor ejemplo para el pequeño ayudaremos a la prevención de estas conductas en su comportamiento y, además, él mismo será capaz de tachar de inadecuadas e inmorales cuando vea a otros niños u otras personas hacerlas. Por lo tanto, no deberemos permitir nunca que nuestro hijo haga un comentario racista, señale a una persona por ser diferente o menosprecie a un tercero por su raza o condición.
Solamente con una buena y constante educación por parte de los padres y educadores podremos finalmente convivir felices con todos y cada uno de los ciudadanos de este mundo, sin racismo ni xenofobia, pero con tolerancia, educación y respeto.