Son muchos los padres que luchan con el mal comportamiento de sus hijos, pedir ayuda a un profesional es lo más valiente que puede hacer un padre o una madre para solventar la situación. Admitir que no se sabe controlar el comportamiento de un propio hijo puede ser aterrador, pero hacerlo es necesario. La mayoría de los trastornos y problemas de conducta se pueden tratar con éxito con la orientación de un profesional.
Hay algunas cosas que todos los psicólogos infantiles querrían que todos los padres y las madres del mundo supieran. A continuación vas a encontrar algunas de ellas... ¡puedes apuntarlas para que no se te olviden!
Tus errores de crianza no traumatizarán a tu hijo
Los errores deben ser tu aprendizaje para poder mejorar como padre o madre cada día de tu vida. A veces, los padres se preocupan de que sus errores alejen a sus hijos de su lado para siempre. Si bien ciertamente hay algunos problemas de crianza que pueden llevar a consecuencias de por vida, la mayoría de los pequeños errores son bastante inofensivos.
Es más, tus pequeños errores de crianza pueden ayudar a tu hijo a desarrollar resiliencia. Cuando no puedes cumplir una promesa, si dejas de aplicar algunas reglas... tu hijo puede aprender a lidiar con esto errores formas más efectivas.
Los médicos te aportarán mucha información
Los médicos te pueden aportar mucha información tanto de salud física como de salud mental. Los padres a menudo dudan en hablar con los médicos sobre cualquier otra cosa que no sea la salud física de un niño.
Pero si tienes preocupaciones sobre el estado de ánimo o el comportamiento de tu hijo, el médico será a la primera persona que debes acudir. El pediatra podrá ayudarte a determinar si tu hijo necesita una evaluación más exhaustiva sobre posibles problemas de desarrollo, comportamiento o salud mental.
Pedir ayuda no siempre significa que medicarán a tu hijo
A veces, los padres dudan en buscar ayuda para los problemas de comportamiento o el estado de ánimo de un niño porque temen que a su hijo se le administren medicamentos. Si bien los medicamentos pueden ser una forma de tratamiento para problemas como el TDAH, también hay muchas otras opciones de tratamiento disponibles. La terapia de juego, la terapia cognitivo-conductual y la capacitación de los padres son solo algunas de las formas en que los problemas de tu hijo pueden abordarse sin medicamentos.
En última instancia, depende de ti decidir si los medicamentos son los mejores para tu hijo. Incluso si un médico o psiquiatra recomienda que tu hijo debería tomar medicamentos, son los padres los que tienen la última palabra sobre si desean o no administrar ese medicamento.
Si buscas ayuda no estás siendo débil, ¡todo lo contrario!
Pedir ayuda requiere valor y ciertamente no es una señal de debilidad. En cambio, es una señal clara de que deseas lo mejor para tu hijo. Si estás buscando una evaluación para determinar si tu hijo tiene una discapacidad de aprendizaje, o si se está inscribiendo en una clase para padres para abordar las rabietas de tu hijo, la voluntad de buscar apoyo demuestra que realmente quieres que tu hijo esté bien y alcance todo su potencial.
La escuela de tu hijo no necesita saber que acude a terapia
Los padres y los niños tienen derecho a un tratamiento confidencial. La escuela no necesariamente necesita saber si tu hijo acude o no a un terapeuta, es más, nadie que no sea imprescindible que lo sepa debe saberlo si no quieres. Tu hijo/a también tiene derecho a su privacidad e intimidad y esa puede ser una parte intima de su vida. Puede haber ocasiones en que un terapeuta recomiende informar a la escuela, de modo que el maestro de tu hijo pueda ayudar en los esfuerzos de planificación del tratamiento, pero los padres deben tomar la decisión de involucrar o no a la escuela, es decir, si tú no quieres que se involucre no tiene por qué hacerlo para continuar el tratamiento correctamente.
La participación de los padres es fundamental
Los padres deben estar totalmente involucrados en la vida de su hijo/a para que realmente pueda avanzar. Esto no es menos cuando nos referimos a la terapia que mantiene con un profesional de la psicología infantil. Los padres deben tener un papel activo en el tratamiento de los problemas de comportamiento.
Por ejemplo, en lugar de enseñar a un niño las habilidades de manejo de la ira durante las sesiones de terapia semanales, a menudo es más efectivo enseñar a los padres cómo entrenar al niño en situaciones cotidianas. Dado que los padres están con hijos muchas más horas por semana que el terapeuta, la capacitación de los padres suele ser el método de tratamiento preferido. A veces, eso significa que los padres divorciados, padrastros y otros cuidadores necesitan trabajar juntos para ayudar a un niño... Y lo ideal es que pongan de su parte para conseguirlo.
Los padres que no ponen de su parte, solo conseguirán que la terapia sea mucho más larga e incluso en algunas ocasiones, que no sea efectiva, por muy buen profesional que sea el terapeuta. Los niños necesitan establecer un fuerte vínculo con sus padres para poder avanzar con éxito en la terapia y en su desarrollo personal y emocional. Si los pequeños carecen de este apoyo, todo se volverá mucho más difícil.
Sus problemas de comportamiento no siempre son tu culpa
En realidad, los problemas de comportamiento de los niños no siempre son conductas aprendidas de los padres. Estos problemas pueden derivar de una variedad de problemas. Esto quiere decir que los problemas de conducta de tu hijo no quiere decir que tú seas un mal padre o una buena madre. Pueden aparecer de otras cosas, como trastornos de conducta subyacentes, discapacidades, traumas del pasado, problemas del sueño o incluso una mala alimentación.
Los programas para capacitar a los padres como 'las escuelas de padres' pueden ser efectivos para ayudarles a identificar las estrategias más adecuadas de disciplina para poder aplicar en la crianza de sus hijos. Es necesario que escojan las disciplinas que más se adaptan a ellos/as como familia y a sus hijos para poder atender las necesidades específicas de sus pequeños.