La coeducación es un término que hace referencia a una metodología educativa que fomenta la igualdad entre ambos sexos, y que no discrimina a las personas en función de esta variable. En otras palabras, se trata de proporcionar un trato de igualdad para hombres y mujeres, ofrecer las mismas oportunidades y promover el respeto y la tolerancia, para evitar cualquier relación de dominio de un sexo sobre otro y para inculcar valores.
La inclusión de las mujeres en el sistema educativo ha evolucionado debido a los cambios sociales, que han producido una evolución en la forma de pensar. En la escolarización, las mujeres han pasado por varias etapas, desde ser educadas en el hogar por no tener derecho a la escolarización, a tener derecho a la escolarización, pero en lugares diferenciados de los hombres. En ambas, la educación que recibían estaba única y exclusivamente orientada a las labores del hogar y a aprender sobre el cuidado del marido y de los hijos. Lo que finalmente se logró fue una escuela mixta, en la que tanto niños como niñas convivían en un mismo centro escolar. Sin embargo, esto no implicaba directamente que existiese una igualdad de sexos en la escuela, ya que la influencia de la figura del hombre estaba muy presente, y se transmitían los conocimientos teñidos de estereotipos de género.
¿En qué punto se encuentra la educación en igualdad en nuestra sociedad?
En la actualidad, nos encontramos en una fase de transición, ya que existen muchas escuelas que tratan de basarse en una metodología paritaria, educando a niños y niñas con fórmulas de coeducación, siguiendo unos roles de género igualitarios.
Para muchos, supone un reto cambiar la forma de enseñar para no transmitir estereotipos de género, pues es en nuestra forma de hablar y de comunicarnos con los alumnos y alumnas, en el trato que se da y en cómo se percibe por ellos y ellas, la información que se transmite y cómo, la utilización de cuentos o materiales didácticos, incluso en las actividades más dinámicas, donde estos estereotipos están muy arraigados.
No obstante, cada vez son más las escuelas y sus docentes, los encargados de analizar y reflexionar acerca de los materiales utilizados en el aula y las materias impartidas, con el fin de crear herramientas para lograr un aprendizaje de los niños y niñas exento de modelos y roles sociales diferenciados.
Antes de continuar, es necesario señalar la diferencia entre género y sexo. El sexo viene determinado por la naturaleza, mientras que el género puede ser educado, aprendido y manipulado. Nuestra sociedad, a día de hoy, sigue luchando contra la desigualdad entre hombres y mujeres, y la coeducación es uno de los pilares más importantes para lograr alcanzar la igualdad de géneros en todos los ámbitos de la vida. No se trata, por ejemplo, de no enseñar las diferencias físicas y hormonales entre el sexo masculino y femenino, sino trabajarlas con los alumnos y alumnas con el fin de sensibilizar y concienciar de los cambios que sufren unos y otros para, de este modo, poder afrontar la etapa de la adolescencia de forma más natural y menos sufrida, sin traumas añadidos. La coeducación consiste en normalizar la convivencia entre niños y niñas dentro de los centros educativos, y así mejorar el clima escolar para que la interacción entre el alumnado sea igualitaria.
¿Existen algunos retos u obstáculos para lograr mayores cambios?
Sin embargo, existen algunos retos a los que la educación en igualdad se enfrenta. Como por ejemplo, los conocimientos utilizados para llevar a cabo el currículum educativo, en los cuales se "echa en falta" las referencias a las aportaciones de las mujeres en la historia, literatura, arte, ciencia, etc., además de las afirmaciones que se realizan en los libros que se sustentan en prejuicios y estereotipos sobre la mujer. También es importante hacer referencia al lenguaje utilizado en las aulas, puesto que el uso del masculino para referirse al colectivo entero compuesto por mujeres y hombres sigue estando muy presente, aunque se justifique su empleo como forma habitual de referirse al género o especie.
Alejándonos de los centros educativos, también hemos de señalar que existen muchas desigualdades con respecto al género en otros ámbitos. En el ámbito del marketing y la publicidad se siguen utilizando estereotipos sexistas y discriminatorios, en los que el papel de la mujer queda distorsionado por la visión tradicional que de ella tiene el hombre, entendiéndose como una forma de abuso de su poder como macho de la especie. Este es uno de los ámbitos más influyentes en los jóvenes de hoy en día, ya que están expuestos a una publicidad continua, tanto en medios de comunicación como en redes sociales.
¿Que pueden hacer los agentes activos en la educación?
Actualmente, en nuestro país, son visibles los cambios sociales y educativos que están produciéndose para fomentar la igualdad, no sólo entre hombres y mujeres, sino también entre grupos sociales, etnias o religiones diferentes, etc. Por ello, es importante señalar que el avance sobre este aspecto existe, y son muchas las familias y los profesionales quienes proponen introducir cambios legislativos, culturales y educativos que, en último extremo, conduzcan a desterrar el lastre actual que supone para nuestra sociedad la llamada "violencia de género". Educar en igualdad es fundamental para modificar comportamientos y roles, concienciar actitudes, limar pensamientos, plantear con firmeza la necesidad de reconocimiento del concepto de igualdad para todos y por todos.
Por todo esto, los agentes activos en la coeducación son dos: la familia y el profesorado, y por ello es importante reflexionar acerca de los errores inconscientes que se cometen en la transmisión de conocimientos y valores. Los juguetes, las prendas de vestir, la música, las actividades extraescolares, las relaciones interfamiliares, etc., siguen estando condicionadas al género.
Por lo tanto, nos vemos en la necesidad de intentar cambiar este tipo de condiciones, para que niños y niñas sean libres de elegir sus gustos o preferencias, sin sentirse cuestionados por los cánones o estereotipos impuestos desde la familia, la sociedad o el colegio. Y aunque aún quede un largo camino para lograr una sociedad justa e igualitaria, cada uno de nosotros tenemos en nuestra mano la oportunidad de aportar un pequeño cambio, tanto a la hora de relacionarnos con los demás con respeto y tolerancia, como a la hora de servir como modelos para las siguientes generaciones.