Todo el mundo a lo largo de su vida ha sentido en alguna ocasión nerviosismo antes de un examen. Es normal y adaptativo sentir nervios. Indican que a la persona le importa el resultado y está implicado en lo que hace. Este cierto nivel de estrés nos prepara para llevar a cabo la tarea. Pero incluso, por muy tranquilo que uno haya sido a lo largo de su vida respecto a sus pruebas a nivel académico, puede que un día en un examen en concreto, como una oposición o el examen para sacar el carnet de conducir, viva una experiencia de bloqueo.
Las causas por las que pueden darse estos bloqueos son muy variadas
Por una parte, influye la propia personalidad de la persona. Alguien con una autoestima muy baja o con falta de confianza en sí mismo, sufrirá mayor nivel de ansiedad frente a un examen que puede llevarle a una situación de bloqueo y una aparente pérdida de la memoria. Hay que tener en cuenta que esta baja autoestima o falta de seguridad puede deberse también a diversas causas. Puede ser una condición propia de la persona, un rasgo de su personalidad. Sin embargo, podemos estar hablando de una falta de confianza en uno mismo debido a una historia acumulada de fracasos.
Estos bloqueos también pueden darse cuando, pese a que una persona en concreto tenga una gran seguridad en sí misma, la situación sea tan importante que sobrepase los límites de su autocontrol. El resultado obtenido en una oposición o en una entrevista de trabajo tiene una gran importancia y relevancia de cara al futuro. Esta situación de presión puede hacer que la persona sienta un bloqueo que quizás antes no había sentido.
¿Qué sucede durante el bloqueo?
La situación que a menudo se describe como "quedarse en blanco" puede entenderse como un cuadro de ansiedad, como reacción a la anticipación de algo estresante que va a suceder. Las personas, bajo una situación de estrés importante, generan más cantidad de adrenalina. Esta hormona prepara a la persona para enfrentarse a esa situación y los síntomas corporales que se manifiestan son el aumento del ritmo cardiaco, de la respiración y del sudor. Estos síntomas relacionados con los nervios pueden ser leves y controlables o muy intensos, llevando a la persona a una situación de bloqueo en la que es incapaz de pensar y acceder a la información para llevar a cabo el examen, como si hubiera perdido por completo la memoria.
Una vez que se ha sufrido un bloqueo importante es probable que vuelva a repetirse, ya que la persona anticipará estas situaciones de nervios e incluso antes de enfrentarse al examen le invadirán dudas del tipo : "¿Y si vuelvo a quedarme en blanco?", "¿y si me cuesta respirar?", "¿qué pasa si vomito en medio del examen?", "¿volveré a perder la memoria?". Esta incertidumbre no hará más que empeorar la situación de nerviosismo de la persona.
Cuando hablamos de niños o jóvenes en edad escolar, debemos diferenciar muy bien cuándo se da una reacción de bloqueo real y cuándo no. Para que la situación de quedarse en blanco se dé, la persona debe haber estudiado previamente. No debemos justificar el fracaso debido a la falta de estudio con el nerviosismo. Puede ser que una persona sienta nervios al enfrentarse a un examen para el cual no ha estudiado lo suficiente, porque anticipa un fracaso. Pero en este caso no hablaríamos de un bloqueo. Una persona se queda en blanco si previamente ha preparado una serie de contenidos. Por eso, si nuestro hijo justifica sus malos resultados con situaciones de bloqueo, debemos asegurarnos si había preparado la materia de forma adecuada.
¿Cómo actuamos frente a los bloqueos de nuestros hijos en los exámenes?
Si realmente se habían estudiado de forma previa los contenidos, debemos entonces preguntarnos por qué sucede ese bloqueo. Como decíamos, puede deberse a varias causas y tendremos que actuar en consecuencia. Si nuestro hijo tiene una baja autoestima o problemas de autoconfianza, deberemos trabajar previamente sobre estos aspectos, que serían el origen de sus bloqueos. En la mayoría de ocasiones se debe a fracasos previos acumulados. Esto hace que los estudiantes sientan lo que los psicólogos llamamos "indefensión aprendida". Es decir, sienten que cualquier cosa que hagan no podrá evitar que sigan sacando malas notas.
Existen varias formas de trabajar sobre esta situación. En primer lugar, debemos transmitir a nuestros hijos la idea de que lo más importante, incluso por encima del resultado, es que estudien y se esfuercen. Debemos de tener claro que estudiar y aprobar no siempre es una relación directa. Es importante que valoremos su esfuerzo más allá del resultado obtenido. Esto ayudará a relativizar la situación y reducir la presión a la hora de enfrentarse al examen.
Por otra parte, se debe tener en cuenta que la forma en que se estudia es esencial de cara a resolver el examen. Los hábitos de estudio, las técnicas de aprendizaje o trabajar aspectos de la memoria, son básicos para que los estudiantes puedan enfrentar la tarea del estudio de forma más efectiva. Sentir que la materia está bien estudiada y preparada les dará confianza a la hora de encarar las pruebas. Además, si se han seguido unas técnicas de estudio adecuadas, basándose en esquemas y en claves visuales, será mucho más fácil acceder a la información incluso en situaciones de bloqueo.
¿Cómo actuar frente a los bloqueos en la edad adulta?
Estos aspectos también ayudan en el caso de estudiantes más mayores o de adultos. Cuanto mejor se prepare la materia a estudiar más seguridad se tendrá en uno mismo. También ayuda el hecho de relativizar la situación. No se trata de restar importancia a la tarea que se tiene por delante, si no de ser conscientes, por así decirlo, de que por muy importante que sea el examen, el mundo no se acaba tras un mal resultado.
Para trabajar estas cuestiones, también son útiles las técnicas de relajación previas a las pruebas, especialmente cuando hablamos de exámenes muy relevantes. Es importante saber controlar la respiración y tomarse unos minutos previos para comenzar la tarea de forma tranquila y controlada.
Es básico saber detectar los primeros síntomas que inducen al bloqueo, que pueden ser diferentes de una persona a otra. Puede ser que a alguien comiencen a sudarle las manos, o en cambio que el corazón se le acelere. Detectar estos síntomas y actuar en consecuencia desde el inicio ayudará a que la situación no nos haga perder el control. Debemos de tener en cuenta que, como decíamos, cierto nivel de estrés nos permite mantenernos activos. Se trata de controlar la situación y utilizar esa activación en nuestro favor.
Otro aspecto importante es pensar en los éxitos previos que hayamos conseguido y no focalizar nuestros pensamientos en los fracasos anteriores. Es básico mantener una actitud positiva.
Ésto, unido a la confianza en haber preparado la tarea de forma adecuada, al control de la situación utilizando en nuestro favor los síntomas previos de nerviosismo y al hecho de relativizar la importancia de la situación, nos llevará a obtener buenos resultados en el examen.