Muchos padres piensan que una insolación puede darse más en verano, pero la realidad es que una insolación puede darse en cualquier época del año -aunque sean más frecuentes y peligrosas en verano por las altas temperaturas-. Por eso, es muy importante que todos los padres sepan cómo deben actuar ante una posible insolación en los hijos. Es primordial detectar los síntomas y actuar rápido para evitar que de una insolación se pase a un golpe de calor y que las consecuencias físicas sean mucho más peligrosas.
Una insolación también es conocida como un golpe de calor, pero hay que saber diferenciar una de la otra. En una insolación es el sol el causante, sobre todo cuando se está expuesto a altas temperaturas y no existe ningún tipo de protección corporal como gorra o ropa ni tampoco hay agua fresca para poder tomar cuando se empieza a tener calor. Pero un golpe de calor puede dar por ejemplo dentro de un coche y una insolación ocurre por estar expuesto directamente bajo el sol.
La insolación y los golpes de calor
Una insolación y un golpe de calor son dos condiciones potencialmente graves que pueden ocurrir si cualquier persona tiene demasiado calor o el cuerpo se calienta demasiado. Por lo general ocurren en verano, cuando hay olas de calor, pero también puede ocurrir en lugares donde hay climas cálidos. Aunque también puede ocurrir cuando se realiza ejercicio físico intenso, por eso puede ocurrir también en cualquier época del año.
Insolación
Una insolación puede llegar a darse cuando la persona está bajo el sol y empieza a perder agua y sal del cuerpo, por lo que puede comenzar a tener síntomas de insolación.
El golpe de calor
Un golpe de calor es cuando el cuerpo ya no es capaz de enfriarse por sí mismo y la temperatura corporal de la persona se vuelve demasiado alta.
El golpe de calor es menos común pero más grave que la insolación. Se puede aumentar la tensión en el cerebro, el corazón, los pulmones, el hígado y los riñones... puede ser mortal. Si una insolación no se detecta a tiempo hay un riesgo elevado de que se derive en un golpe de calor.
Síntomas que debes valorar
Para saber si se trata o no de una insolación o golpe de calor deberás estar atento a los síntomas que tus hijos pueden desarrollar de forma rápida en pocos minutos... aunque también puede ser gradual y durar varias horas o incluso varios días.
- Cansancio y debilidad
- Sensación de desmayo o mareos
- Disminución de la presión arterial
- Dolores de cabeza
- Calambres musculares
- Sudoración abundante
- Intensa sed
- Aceleración del pulso
- Orinar con menos frecuencia y orinar de forma más oscura de lo habitual
Si no se trata a tiempo los síntomas puede derivar también en confusión, desorientación, convulsiones e incluso una pérdida de conciencia.
Qué puedes hacer
Si notas que tanto tú como tus hijos tenéis síntomas de agotamiento por calor, deberás tener en cuenta lo siguiente:
- Conseguir que el niño se cueste en un lugar fresco como una habitación con aire acondicionado o en algún lugar con sombra.
- Quitar la ropa que es innecesaria.
- Enfriar la piel con esponja mojadas, bolsas de hielo alrededor del cuello y las axilas, envolverlo en una sábana fría y húmeda, etc.
- Poner un ventilador mientras está húmedo el niño, así ayudará a que el agua se evapore mientras el agua se enfría.
- Conseguir que beba líquidos como agua fresca o zumos de frutas.
Será necesario que acudas al médico si pasados treinta minutos el niño no mejora notablemente. Si el niño está inconsciente tendrás que tener en cuenta los puntos anteriores y recibir ayudar médica lo antes posible. Si tiene convulsiones tendrás que quitar los objetos cercanos para evitar lesiones.