A diferencia de lo que muchas personas pueden saber, la epilepsia es una enfermedad bastante común que afecta a muchas personas de diferentes rangos de edad en todo el mundo. No existe una causa definida que explique su aparición aunque sí existen factores, como por ejemplo los genéticos, que están relacionados con dicha enfermedad. La epilepsia puede surgir en cualquier momento de la vida de una persona así que es posible que, aunque nunca se hayan tenido antecedentes epilépticos, de repente se sucedan varias crisis repetidas.
Si bien esta enfermedad puede darse a cualquier edad, existe un alto porcentaje de niños que la desarrollan en edades muy tempranas. La epilepsia infantil no tiene porqué repercutir negativamente en la vida del niño y, siempre que se lleven a cabo las precauciones necesarias y el tratamiento adecuado, el día a día de este puede ser completamente normal y como el de cualquier otro niño.
¿Qué es la epilepsia infantil?
La epilepsia es una enfermedad de distintos grados de gravedad que afecta al sistema nervioso y supone un trastorno provocado por una actividad desmesurada de las células cerebrales o neuronas. Se caracteriza por una serie de crisis o ataques repetidos en las que la persona epiléptica sufre de sacudidas musculares incontroladas, también llamadas convulsiones, rigidez corporal repentina y/o desmayos.
Sufrir este tipo de ataques de forma espontánea no es síntoma de padecer epilepsia pues para que una persona sea diagnosticada de esta enfermedad, las crisis que esta sufra deben ser repetidas. Muchos padres preocupados por la salud de su hijo pueden llegar a pensar que la epilepsia está causada por algún traumatismo en la cabeza o por fiebre pero nada más lejos de la realidad porque estos dos últimos trastornos, ni ninguno otro, no están relacionados con la aparición de la epilepsia. En el caso de un niño, el conocimiento que tengan tanto los padres como sus profesores o cuidadores sobre la enfermedad de este, será algo esencial para la vida diaria del pequeño.
¿Cómo actuar ante una crisis epiléptica en un niño?
En el caso de que una persona adulta se encuentre ante el ataque epiléptico de un niño, lo más importante que esta debe hacer es mantener la calma. Este primer paso es muy importante tanto si el afectado por epilepsia es un niño o un adulto ya que estar tranquilo y no presentar ningún tipo de agobio facilitará muchísimo más la intervención de ayuda. Aunque en un primer momento resulta casi instintivo agarrar el cuerpo de la víctima para que cesen las convulsiones, lo que en realidad se debe de hacer en alejar cualquier objeto nocivo con el que se pueda hacer daño.
Otro paso importante a realizar ante una crisis de epilepsia de emergencia es colocar algún tipo de amortiguación bajo la cabeza de la víctima ya que, con las convulsiones que esta pueda presentar, es bastante probable que se la golpee. Intentar sujetar al pequeño para que deje de agitarse en caso de presentar convulsiones es un error que no hará que estas cesen ni que la crisis desaparezca.
Por otro lado, y aunque mucha gente crea que es algo de ayuda, sujetarle la lengua no facilitará la asistencia al niño cuando este se encuentre en una situación de emergencia. Este es un falso mito que proviene de la creencia de que una persona, en plena crisis, puede llegar a tragarse la lengua, cosa imposible. Es fundamental que, durante un ataque epiléptico, el niño pueda respirar con facilidad. No introducirle nada en la boca y aflojarle cualquier cinturón o pañuelo anudado que pueda tener será de gran ayuda para que el pequeño pueda coger la máxima cantidad de aire posible en lo que dure la crisis.
Algo que también servirá de ayuda para el pequeño será medir la duración del ataque epiléptico, algo bastante útil cuando luego haya que hacer un diagnóstico y tratamiento. Será conveniente llamar a los servicios sanitarios de emergencia siempre que las convulsiones o el estado de crisis del pequeño duren más de cinco minutos. Por otro lado, si después de un primer ataque epiléptico, el pequeño presentara varios seguidos también sería recomendable llamar a emergencias. Por lo general las crisis de epilepsias no suelen durar más de un minuto.
Una vez haya terminado el episodio epiléptico, es muy importante colocar al pequeño de lado y hablarle pausadamente. Una voz tranquila ayudará a que vuelva a su estado normal y a su vez también le servirá para entender qué es lo que le ha pasado. Concienciar ya desde niño al pequeño sobre su problema servirá para que este entienda poco a poco en qué consiste la epilepsia. La educación en este tema, tanto para la persona con epilepsia como para sus padres y/o cuidadoras será la base para poder afrontar el problema sin incidencias.
Precauciones que hay que tener en cuenta
A pesar de que los pasos a seguir durante una crisis epiléptica de emergencia son fundamentales para que la víctima consiga superarla sin secuelas, existen una serie de precauciones que facilitarán los cuidados y la atención a un niño con epilepsia y que, por otro lado, ayudarán a los padres o a quien esté a su cargo a familiarizarse con las necesidades del pequeño.
En cuanto a las tecnologías y al uso de pantallas como la televisión o el ordenador, el niño puede hacer vida normal siempre y cuando la única fuente de luz de la estancia donde este se encuentre no sea la de la pantalla en sí. Es decir, una iluminación ambiental, una distancia mínima de dos metros y no excederse durante horas jugando será lo idóneo en estos casos. Aun así, es bastante importante las recomendaciones de un médico especializado.
Por otro lado, las bebidas con cafeína, teína o con algún tipo de estimulante están también bastante desaconsejadas para los pequeños con epilepsia pues este tipo de líquidos contienen sustancias que actúan directamente sobre el sistema nervioso. A pesar de estas indicaciones, bien es cierto que no es imprescindible seguir un determinado tipo de dieta estricta aunque fijarse en esta serie de aspectos ayudará a evitar una posible crisis epiléptica.