El útero es el órgano en el cuál el feto permanece hasta que es expulsado en el momento del parto. Está formado por músculos con la capacidad de contraerse y relajarse. Son capaces de ejercer una gran presión para hacer posible la retirada del bebé en el parto.
Con el fin de prepararse para el momento del parto el útero debe ejercitarse. Las contracciones tienen ese fin, son "ejercicios" que realiza el propio útero con el fin de ir fortaleciéndose poco a poco y facilitar el alumbramiento. Por eso, cada vez que tenemos una contracción se bombea sangre a nuestro útero y a la placenta. En realidad nuestro útero se está "entrenando".
Tipos de contracciones
No todas las contracciones durante el embarazo son iguales, por ejemplo hay algunas que tienen la función de "entrenamiento" como comentábamos antes y otras que realmente son dolorosas y que nos avisan de que el bebé está ya en camino.
- Contracciones focalizadas y generalizadas. Las focalizadas son las menos intensas de todas. Se producen en zonas específicas del útero. Por otro lado, las generalizadas comienzan en un lugar concreto pero después se propagan. Ambos tipos son suaves, normalmente no producen molestias en la mujer. Suele ocurrir porque el bebé se mueve o por una congestión en el estómago de la madre. Aparecen fundamentalmente en el primer trimestre de embarazo.
- Contracciones de Braxton Hicks. Son de mayor intensidad que las anteriores y suelen aparecer en el tercer trimestre de embarazo aunque también hay algunas al final del segundo. Son movimientos de contracción y relajación del útero con el fin de prepararlo para el parto. Todas las mujeres las tienen pero no todas las sienten, sobre todo al principio que son menos intensas y frecuentes. Sin embargo, según avanzan las semanas van incrementándose en frecuencia e intensidad. Por eso, es común confundirlas con las contracciones de parto.
Su fin es fortalecer la cavidad uterina así como madurar y ablandar el cuello el cuello del útero, ya que por ahí saldrá el futuro bebé.
- Contracciones de parto : nos están indicando que el bebé ya está de camino. Son rítmicas y no cesan, si no que aumentan en intensidad. Normalmente aparecen cada 3 o 4 minutos y suelen durar entre 1 y medio y 2 minutos. Estas contracciones también permiten a la mujer expulsar el tapón mucoso y más tarde romper aguas.
Entre contracción y contracción la mujer debe intentar hacer los ejercicios respiratorios que se enseñan en las clases preparto, permitirá a la mujer relajar los músculos para que la siguiente contracción no sea tan dolorosa.
Las contracciones de parto son muy dolorosas, es debido a que durante las contracciones las fibras musculares del útero se exagüan, es decir, quedan sin irrigar, sin sangre, y por tanto, sin oxígeno. Si no nos llega oxígeno a una parte de nuestro cuerpo sentiremos dolor. Después, en la fase de relajación la sangre vuelve otra vez a los músculos y el dolor se atenúa. Piensa que el útero se endurece para posicionar al niño de forma correcta, con la cabeza hacia abajo. Además, aunque lo normal es que aumenten en intensidad con el tiempo también pueden intercalarse con otras más suaves que den un poco de descanso a la mujer. Al fin y al cabo, la naturaleza es sabia, por eso las contracciones no son seguidas.
Lo duración dependerá de la mujer y del embarazo. Si es el primero suelen durar entre 10 y 15 horas pero si ha tenido más hijos a veces entre 5 y 7 horas. Por otro lado, la frecuencia de las contracciones se agiliza. Si al principio de las contracciones de parto eran cada 20-30 minutos, al final minutos antes pueden ser cada 2-3 minutos con una duración de media de 1 minuto y medio.
Diferenciar entre contracciones de Braxton Hicks y las de parto
Hay, principalmente, 4 factores que nos ayudan a diferenciar ambos tipo de contracciones:
- Tipo de dolor y frecuencia. Las de Braxton Hicks son puntuales y no necesariamente incrementan en intensidad, normalmente empiezan siendo fuertes y poco apoco se van debilitando o haciéndose más suaves. Las de parto no se atenúan, van a más, y cada vez son más frecuentes. Para salir de dudas cronometra el tiempo aproximado entre ellas, si ves que los intervalos se van haciendo cada vez más cortos es que el bebé está en camino.
- Dolor y presión en la pelvis. Si notas presión en el cuello del útero es que seguramente estés a punto de ponerte de parto. Algunas mujeres además notan dolores en el vientre parecidos a los qe se tiene con la regla y dolores lumbares.
- Expulsión del tapón mucoso. Parece obvio, sin embargo no siempre queda claro si se ha expulsado o no, depende de la mujer. Lo normal es notar un cambio en el flujo vaginal, de manera que se vuelve muy acuoso o rosado porque se ha mezclado con sangre. En ocasiones la expulsión del tapón no indica un parto inmediato, hay mujeres que pueden incluso expulsarlo días antes de que se rompa la placenta, pero eso si, cualquiera de estos signos unido a contracciones rítmicas y que aumentan en intensidad es un aviso de parto y tendrás que acudir de inmediato a un hospital.
¿Y cómo aliviar las contracciones de Braxton Hicks?
No son dolorosas ni tan frecuentes pero si molestas, tanto que pueden incapacitarnos en nuestra rutina. Para ello puedes aliviarlas siguiendo los siguientes consejos:
- Mantente hidratada y descansa. Todas las mujeres van a sufrirlas pero muchas defienden que en determinadas situaciones se es acentúan, por ejemplo cuando están muy cansadas o no han bebido suficiente durante el día, son comunes después de realizar ejercicio físico, incluso el sexo contribuye a experimentarlas, ten en cuenta que es una actividad en la que sudas (y por tanto pierdes agua) y que cansa.
- Da un suave paseo. Moverte puede aliviar las contracciones pero tiene que ser un paseo suave que te relaje el cuerpo, no con el objetivo de cansarte, si no solo conseguirás el efecto contrario.
- Relájate de diferentes formas. Cada persona es un mundo y hay embarazadas a las que no les surte efecto, pero un masaje en la zona lumbar con aceites esenciales es muy agradecido, pídele a tu pareja o a algún familiar que te masajee la zona durante 20 minutos. Si los masajes no son para ti puedes probar un baño caliente.