La variedad en cuanto a los modelos de ropa que podemos comprar para los bebés hoy en día es infinita. Frente a las prendas de corte más clásico ( rosa para las niñas, azul para los niños ) en la actualidad es posible vestir a los bebés como si se tratara de pequeños adultos. Cada vez son más las firmas de moda que ofrecen colecciones para niños muy pequeños e incluso para bebés.
Sin embargo, antes de elegir uno u otro tipo de prendas de ropa para el bebé o de caer en la tentación de vestirlo con ropa "de mayor", debemos asegurarnos de cuáles son los tejidos con los que estas prendas están compuestas.
La piel, el órgano del cuerpo más extenso y más expuesto, es especialmente sensible en los bebés. La piel de los bebés, al ser más fina, es más delicada. Su epidermis es menos resistente a los componentes químicos y microbianos que la del adulto. Su piel también es más propensa a resecarse, a ser dañada por los rayos UV y a perder la regulación de la temperatura corporal. Por todas estas razones, elegir la prenda de ropa adecuada para ellos es primordial, por encima de que el modelo nos pueda gustar más o menos.
Debemos apostar por prendas de tejidos naturales
Dentro de los tejidos naturales, el algodón es el material más adecuado para las prendas de ropa de los bebés. Las prendas 100 por cien de algodón son transpirables, se lavan fácilmente y, además, ayuda a mantener la temperatura corporal del bebé. Al no utilizar productos químicos en su elaboración, reduciremos el riesgo de que aparezcan diferentes alergias o erupciones en su piel.
El algodón es especialmente recomendado para las prendas que están en contacto directo con su piel, tales como los bodys, los calcetines o los gorros.
Pese a la multitud de modelos y diseños que existen hoy en día, debemos evitar los estampados en este tipo de prendas de ropa. Los dibujos que puedan aparecer en estas prendas suelen estar hechos a base de tintas o componentes sintéticos que pueden hacer que, pese a que la base del tejido sea de algodón, resulten dañinos para el bebé.
Además, debemos revisar las costuras de la ropa. Si al pasar el dedo sentimos una mínima fricción, no es adecuada para el bebé. Hay que tener en cuenta que su piel, al ser mucho más fina que la nuestra, será más sensible a las rozaduras. Por eso debemos evitar las costuras duras y las etiquetas interiores.
La comodidad es clave
La comodidad debe estar por encima de todo. Cambiar a un recién nacido ya puede resultar difícil de por sí, de modo que las prendas de ropa deben ser sencillas y fáciles de poner y de quitar. El bebé debe sentirse a gusto y tener capacidad de movimiento, sin sentirse apretado. Por eso se desaconsejan tejidos como el nylon o la lycra.
Los corchetes que a menudo están presentes en este tipo de ropa, nos dan más facilidad a la hora de cambiar a los pequeños. Son preferibles a los botones, que pueden soltarse en un momento dado más fácilmente y resultar peligrosos para los bebés. Sin embargo, no debemos olvidar que es mejor que estos corchetes sean de plástico o que, si son metálicos, no tengan níquel, ya que es un componente que suele generar múltiples alergias.
En cuanto al calzado, la edad del bebé hará que necesite unos modelos u otros. Mientras no camine, el calzado tendrá una función básicamente de abrigo. Después, deberá ser más cómodo aún y adecuado para dar sus primeros pasos. La tela y el cuero son los mejores materiales para que el pie del bebé transpire.
Otras prendas en contacto con la piel
Además de estas prendas de ropa, otras prendas están en contacto directo con el bebé. Es el caso de las sábanas, colchas, mantas... En este caso también tendremos que optar por tejidos naturales, e vitando algunos como la lana, que puede resultar muy áspera e irritar su piel o la angora, que puede soltar pelos. Debemos evitar en la medida de lo posible los adornos, cordones, lazos, etc, con los que el bebé puede enredarse o atragantarse.
A la hora de lavar la ropa también debemos ser cuidadosos con los materiales y productos que utilizamos. Una vez más, cuanto más naturales, mejor. Es preferible que lavemos la ropa del recién nacido a parte de la de los demás miembros de la casa. También es aconsejable que, por muy natural que sea la ropa del bebé, le demos un primer lavado antes de estrenarla, para así eliminar cualquier compuesto químico que pueda traer consigo, así como suciedad o microbios.
Si la higiene corporal del bebé es básica, no lo es menos la higiene y cuidados de la ropa que diariamente esté en contacto con su piel. La sencillez suele ser la mejor opción. También la calidad, especialmente si se trata de recién nacidos o bebés muy pequeños. En esta etapa no necesitamos tener para ellos un gran fondo de armario. Es preferible que prime la calidad por encima de la calidad en cuanto a su ropa.