Los niños están expuestos a un mayor número de enfermedades que una persona adulta. El principal motivo es que su sistema inmunológico aún está en desarrollo. Una de las enfermedades más frecuentes en bebés y niños/as de corta edad es el virus denominado rotavirus, conocido de forma popular como gastroenteritis aguda.
¿Qué es el rotavirus?
Es un virus causante de la mayoría de infecciones gastrointestinales en menores de 5 años. Fue descubierto en en 1943 por el investigador Jacob Light cuando observó que las heces filtradas en los niños que habían padecido diarreas también afectaba al ganado. Sin embargo, no fue hasta 1974 cuando el científico Thomas Henry Flewett propuso el nombre de rotavirus dado que su morfología era similar a una rueda. Hay cinco tipos de rotavirus: A, B, C, D y E, aunque el único que afecta a los humanos es el A.
¿Cuáles son los síntomas del rotavirus en los menores?
Los padres desarrollamos un sexto sentido cuando observamos a nuestros hijos. Cuando padecen o están en proceso de incubación de alguna enfermedad observamos signos de alarma (aquellos que difieren de su cotidianidad social, alimentaria o de juegos). Cuando son recién nacidos o tienen una corta edad nos tenemos que guiar por signos externos dado que ellos no son capaces de explicar qué les produce dolor o malestar.
Una de las cosas más importantes es la hidratación
Hay que tener en cuenta los principales síntomas comunes: vómitos, fiebre leve, diarrea acuosa y dolor abdominal. El primer síntoma suele ser los vómitos y va precedido por diarreas frecuentes. Ambos pueden ir acompañado de una fiebre moderada durante el proceso vírico.
¿ Cómo se diagnostica?
Para confirmar que se trata del virus rotavirus es necesario que se someta las heces del pequeño a una prueba microscópica. Para ello, el facultativo recogerá una muestra de su caca que analizará posteriormente en laboratorio.
En los recién nacidos o bebés que aún usen pañal la muestra se puede recoger directamente desde éste y lo realiza el propio sanitario. En los niños que ya no usen pañal se facilita a los padre un bote de muestras para que recojan la caca del niño. Este proceso se realiza en el mismo centro médico donde se ha acudido para que no interfieran agentes externos en su recogida.
Tratamiento
No existe un tratamiento farmacológico para la gastroenteritis aguda. El pediatra recomendará una serie de pautas que deben mantenerse durante todo el proceso vírico y hasta que bebé o niño vuelva a digerir alimentos con normalidad.
La principal recomendación es mantener la hidratación. Es muy importante que el menor esté hidratado en todo momento ya sea por via oral o por vía intravenosa. Dado que la pared intestinal está dañada por el virus es muy habitual que vomite todo lo que ingiere. Las heces también irán disminuyendo y, poco a poco, la caca presentará el aspecto habitual.
Es una de las enfermedades más frecuente en los bebés y niños pequeños
En los recién nacidos, muchos hospitales españoles tienen por protocolo hospitalizarlos hasta que toleren la ingestión de leche materna o artificial de forma autónoma. Puede asustar a muchos padres ver a su hijo/a ingresado pero también tendrán la tranquilidad de que estará correctamente hidratado durante la fase más aguda. Aunque la diarrea pueda causar alarma no hay que darle ningún fármaco o remedio para evitar cortarla ya que impediremos la expulsión del virus.
¿ Se puede prevenir el rotavirus?
Se puede mantener unas pautas de higiene como lavarse las manos una vez que hemos ido al lavabo, lavar los utensilios que vayan a utilizar los menores y disponer de un área limpia allí donde ingiera sus alimentos. Hay que tener en cuenta que, en niños que ya asisten a la guardería o centros escolares, es muy difícil alejarlos de posibles infecciones.
Dado que suelen compartir juguetes, zona de juegos y de comedor es frecuente que un virus pueda infectar a media clase. Tampoco hay que alarmarse cuando asisten a un centro escolar y esperar que el menor sea el centro de todos los ataques víricos porque cada niño tiene un sistema inmunológico diferente.
Ante cualquier síntoma es aconsejable acudir al pediatra o especialista para que evalúe cuál es el mejor tratamiento.